martes, 4 de marzo de 2025

El poder transformador del silencio y la pausa

Este fin de semana he estado en un retiro de silencio. Me costó apuntarme, me gusta la acción, hablar con la gente y estar en constante movimiento. Además, meditar nunca ha sido mi fuerte y, para ser sincero, la dieta vegetariana no me convencía demasiado. Animado por Amor Hernández, decidí darme la oportunidad de experimentar el silencio, aprovechar para desconectar con lo externo y conectar conmigo mismo, desconectar del ruido externo para conectar con el mundo interior.

Vivimos en un mundo lleno de ruido y actividad. Desde el momento en que despertamos hasta que nos dormimos, estamos rodeados de sonidos, conversaciones, notificaciones y distracciones constantes. En medio de este caos, la idea de un retiro de silencio puede parecer desafiante, incluso intimidante. Sin embargo, es un viaje profundamente transformador.

Este retiro ha sido corto, desde el viernes al domingo. Durante ese tiempo nos hemos abstenido de hablar, usar dispositivos electrónicos, leer o escribir. Tuvimos meditaciones guiadas, tiempos de meditación juntos y meditación individual, cada uno en su habitación. Comidas en silencio acompañados (una gran experiencia comer parando el discurso automático) y tiempos de “descanso” para simplemente estar.

Agradezco a Miguel Angel de Alvaro, gestaltista ordenado monje y lama,  su guía suave y desde el humor, quitando peso, haciendo fácil lo que parece difícil y acompañando la dificultad que también aparece.

El silencio puede parecer incómodo, acostumbrados como estamos a llenar el vacío con palabras y distracciones. Sin embargo, el silencio, más que ausencia se convierte en presencia, surge una nueva conciencia sobre el cuerpo, la mente, las emociones y el entorno.

Serenidad e introspección del silencio
Al dormir los sueños son más vividos, la mente se calma y aparece la claridad, como cuando el agua de un estanque está en calma y podemos ver más profundo. A mi me ha aportado tranquilidad y calma, incluso al volver, cuando el mundo sigue con su vorágine.

Después de este fin de semana creo que me conozco un poco más, estoy más conectado con el ahora, con el presente (espero que no se me pase demasiado pronto), me es más fácil respirar antes de responder y creo que el silencio me ayuda a escuchar mejor.

Curioso ha sido como en los momentos libres sentía esa ansia por coger el móvil. Afortunadamente estaba lejos, en una caja, para no “entretenernos” con lo que no merece la pena. No me daba cuenta de mi dependencia, de mi enganche (o un poco sí). Ahora mi objetivo es alejar el móvil, al menos unas horas al día.

Salir de un retiro de silencio puede ser tan impactante como entrar en él. El bullicio del mundo parece más intenso, pero la percepción ha cambiado. Por mi parte he regresado con una nueva apreciación por el silencio, con otro ritmo, con una consciencia que me permite incorporar momentos de quietud a mi vida diaria.

Si alguna vez has sentido el deseo de desconectar para reconectar contigo mismo, un retiro de silencio puede ser una experiencia que marque un antes y un después (al menos eso ha sido en parte para mi). En el silencio, lejos del ruido del mundo, es donde realmente podemos escucharnos. La transformación se queda con nosotros para poder vivir de otra manera, incorporar un nuevo registro.

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