Stephen
Covey propone en su libro de los 7 hábitos de la gente altamente efectiva el
ejercicio de trasladarnos a nuestro funeral, ver quién asiste, lo que piensan y
lo que dicen. Nos propone imaginar el discurso que daría un familiar, un amigo,
un compañero de trabajo y alguien de la comunidad donde vivimos. Después
comparar ese discurso que darían con el que nos gustaría que diesen.
Las
palabras que nos gustaría que dijesen tienen que ver con el legado que nos
gustaría dejar tras nosotros y el ejercicio de dedicar unos minutos a pensar en
estos discursos puede ayudarnos a clarificar el “para qué”, el “propósito” de
nuestra vida.
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Hoy
he estado en el funeral de Benito, que deja un gran legado tras su vida. Todo
el pueblo le ha acompañado en su adiós y es que era muy querido y respetado por
sus vecinos y amigos.
Era
de esas personas que actúan como pegamento social, que no entra en rencillas y
hace que las cosas funcionen mejor. Durante muchos años fue alcalde y se ganó
el cariño de todos, a pesar de las dificultades. Una persona que aunaba las voluntades
de muchos, de él podrían aprender los políticos y podemos aprender todos.
Ayer
me decía uno de sus hijos que era reacio a entrar en rencillas, si algún vecino
se había metido un poco en su tierra le era más fácil pensar que no se había
dado cuenta que enfadarse con él. Algunas veces nos enfadamos por tan poco y el
causante del enfado ni se ha enterado. Ser bien pensados, creer en la buena
voluntad del prójimo, nos puede librar de muchos malos ratos, de perder amigos
y convertirlos en enemigos.
Hoy
decía su hija que sabía tener paciencia, que no hay mal que cien años dure y
que esperaba y creía firmemente en que tiempos mejores llegarían, como así
suele ser si tenemos paciencia y perseveramos.
Siempre
me abrió las puertas de su casa y recuerdo una infancia feliz jugando y
haciendo alguna trastada con sus hijos, agradezco esa forma que siempre
tuvieron de acogerme y recuerdo el sentido común que tenían sus palabras.
Le
recuerdo como una persona sensata, dispuesto a ayudar al que tenía al lado, de
fiar, en el que podías depositar toda tu confianza, tranquilo y de largo
recorrido, sabiendo que iba a estar ahí por mucho tiempo. Eso ha hecho que
muchos le vayamos a echar de menos y vaya a vivir en nuestro recuerdo. Gracias
Benito por el legado que nos has dejado.
Gracias Nacho por tus palabras no tengo palabras para decirte lo mucho que me gusto este escrito. Gracias de corazón...
ResponderEliminarGracias a vosotros
EliminarMuy bonita reflexión.
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