Esta
tarde he disfrutado de un encuentro con la Comunidad Lean Burgos, un grupo para
compartir experiencias desde los valores de transparencia, altruismo,
cooperación, generosidad y diversión.
El
lean consiste en eliminar el desperdicio, lo que no aporta valor, lo que no
sirve para nada. Hacer las cosas de la manera más sencilla posible, con el
menor esfuerzo y coste.
Para
eliminar el desperdicio (muda) lo primero es descubrirlo, ponerse las gafas de
ver lo que no aporta. Relacionado con el muda está el muri, el sobreesfuerzo,
que produce cansancio, deterioro y que aumenta los defectos.
Peter Drucker decía “No
hay nada tan inútil como hacer con gran eficiencia algo que no debería haberse
hecho en absoluto”
La
clave es encontrar que no aporta valor a nadie, que no es necesario hacer y
dejar de hacerlo. La clave para ser más productivo es dejar de hacer lo que no
te produce ningún resultado.
Me encanta
el título del libro de Pascal Dennis “Getting the Right Things Done”, lo que
viene a decir conseguir que se hagan las cosas correctas. Hacer lo correcto, no
hacer las cosas correctamente.
Si
lo que estás haciendo no te aporta y no aporta a nadie puedes dejar de hacerlo
para dejar espacio a cosas nuevas.
Dice
un proverbio chino que si quieres té caliente en tu taza primero debes vaciarla
de té frío. Debes dejar de hacer cosas para poder hacer cosas nuevas, abandonar
viejos hábitos para dejar crecer los nuevos. Para ello debes descubrir que
dejar, ser consciente de lo que no te conviene y de lo que te conviene.
También
puedes dejar las cosas en las que crees que estás haciendo un favor a alguien y
quizá te estés perjudicando y lo estés perjudicando.
Como
ejemplo de cosas que puedes dejar de hacer suelo poner la de vestir a tus hijos
cuando son ya capaces. Recoger la habitación por ellos suele ser más rápido en
el corto plazo que enseñarles a recoger, aunque en el largo plazo les lleva a
ser más desordenados y a ti a recoger constantemente.
Otro
tema con los hijos, que suele ser polémico, son las tareas. A veces parece que
las tenemos los padres aunque son suyas. Es más difícil enseñarles a hacerlo solos
que estar todos los días encima, además nos puede dar miedo que resultados van
a obtener.
Si
no los dejamos volar, si no los enseñamos a aprender de forma autónoma, que va
a pasar cuando no estemos ¿Dónde les lleva el ayudarlos de forma continua?
Tampoco
hay que ser extremista y no ayudarlos nunca, dependerá de sus dificultades.
Aunque creo que mejor objetivo es que aprenda a aprender frente a que lleve la
tarea perfecta.
Quizá
pienses que lo estás ayudando estando encima todo el día, te suponga un gran
esfuerzo y en el largo plazo sea algo que no aporta valor, un desperdicio.
Antes
de empezar a hacer cualquier cosa pregúntate si merece la pena, si aporta valor
a alguien, a ti o a los demás. Seguro que con las respuestas encuentras ese
tiempo que crees que te falta.
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