Este
mes de agosto he disfrutado unos días del Camino de Santiago, desde
Roncesvalles a Viana. Veo el camino como una metáfora de la vida que pueden
ayudar a recorrerla, mis 10 lecciones del camino:
1. Tener
claro el objetivo es la mitad del camino: normalmente el que
empieza teniendo claro que quiere llegar a Santiago, en un plazo determinado,
llega. Si no tienes claro el objetivo te puedes despistar por el camino. Como
decía Séneca, ningún viento es favorable para el marino que no sabe a dónde se
encamina.
2. Disfrutar
del camino, no obsesionarse solo con el objetivo: el
camino se disfruta cada día. Obsesionados con el objetivo nos podemos perder el
día a día, nos podemos perder la vida. Stephen Covey habla de que algunos se
pasan “toda la vida subiendo por la escalera del éxito para llegar arriba y
darse cuenta de que la tienen apoyada en la pared equivocada”.
3. Dividir
en etapas: No se puede ir de Roncesvalles a Santiago
andando en un día. Dividir los objetivos grandes en objetivos más pequeños. Te
puedes comer un elefante bocado a bocado.
4. Confiar,
no se puede planificar todo: Tener clara la dirección e
ir avanzando, siempre surgen imprevistos.
“Querer
controlarlo todo es imposible y agotador, además puede llevar al enfado ante
los imprevistos que son inevitables”
5. Abrirse
a las oportunidades: flexibilidad suficiente para abrirse a
lo que se presenta, fluir con lo que hay y estar atento a las oportunidades te
puede permitir darte un baño, parar en un buen sitio, etc.
6. La importancia
de la compañía: El camino y la vida es un espacio para compartir
y conversar. He tenido la suerte de disfrutar estos días con mi hija Sofía y
parte del camino con Luis Alberto y Álvaro. A veces podemos escoger con quien
ir, a veces encontramos buena compañía. Un dicho de los indios americanos “si
quieres ir rápido vete solo, si quieres llegar lejos vete acompañado”. Un gusto
la compañía que repetiremos en más ocasiones.
Con mi hija Sofía en el camino de Santiago |
7. Saber
escuchar tu cuerpo, tu cansancio y el de los que te acompañan.
Inteligencia emocional para saber qué te pasa y que les pasa a los demás, saber
cómo estás y están. Empatía contigo y con el otro. El camino no es solo por fuera, también viajas hacia dentro, hacia conocerte un poco más.
8. Parar
cuando es necesario: Si andas demasiado puede que revientes y
no puedas seguir, las ampollas pueden aparecer y hacer más dura la
continuación. A veces hace falta parar, descansar, recobrar fuerzas y tomarte
un tiempo para observar, conversar, disfrutar de un buen paisaje.
9. Aprender
de otros, preguntar (no hace falta inventar la rueda): otros
han hecho el camino antes y más veces, tienen buenos consejos que darte si
quieres y puedes escuchar (buscar a los que saben). Se aprende mucho
preguntando. La ventaja del nuevo es que se puede permitir no saber y preguntar
cualquier cosa. Nos podemos permitir mirar las cosas como si fuésemos niños y
las viésemos por primera vez.
10. Llegas
hasta donde llegas y no más: Teníamos 6 días y empezando
en Roncesvalles no íbamos a llegar a Santiago, hemos conseguido llegar hasta
Viana, en la próxima ocasión continuaremos camino. Dice el cuarto acuerdo de la
sabiduría tolteca según Miguel Ruiz: “Haz todo lo que puedas y no más”. Muchas
veces se nos olvida ese no más y en lugar de disfrutar de lo que si hemos hecho
nos frustra lo que no hemos logrado. Disfrutar del esfuerzo, el camino no ha sido fácil.
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