¿Tienes
la sensación de que no puedes hacer todo? Quizá, más que una sensación, sea una
realidad. Hay ocasiones que no tenemos suficiente tiempo para todo lo que
tenemos o queremos hacer.
Podemos
probar estrategias que no funcionan en el largo plazo, trabajar demasiado,
dormir menos o tratar de ir más rápido, con los errores y repeticiones que ello
conlleva.
Solo
hay dos caminos para encontrar tu tiempo para lo importante: eliminar y
delegar. A ti te corresponde la responsabilidad de decidir qué es lo importante,
lo prioritario, lo que pones primero, poniendo otras cosas después.
He
escuchado muchas veces la frase “todo es importante”. La importancia es un
término relativo, más importante o menos importante que lo demás. Si todo es
importante resulta que no hay diferencias, nada tiene mayor importancia, luego
igual puedo decir que nada es importante.
“Si todo es prioritario entonces nada es prioritario”
El
primer paso es decidir qué se quedará sin hacer. El principio de realidad nos
indica que: si no hay tiempo para todo,
no se puede hacer todo, aunque nos empeñemos. Es mejor que decidas tú qué es
lo que dejas en lugar de que se quede lo más importante sin hacer (a veces
hacemos lo poco importante, con la esperanza de dejar tiempo libre, para
centrarnos en lo importante, que es lo que finalmente se queda sin hacer,
porque es tiempo imaginario nunca llega).
“Elimina lo que no merece la pena (lo menos importante)”
El
siguiente paso es delegar. Decidir que es mejor que hagan otros. Vencer la
barrera que nos impide delegar, porque pensamos que no lo van a hacer como
nosotros (eso es casi seguro, aunque igual lo hacen mejor) o porque no queremos
tomarnos la molestia de enseñar.
Delegar
puede dar sus frutos inmediatos con una delegación sencilla. La mejor
delegación da sus frutos en el largo plazo.
Pondré
un ejemplo de andar por casa. Supón que tienes un hijo de tres años, hay que
recoger la habitación de juguetes ¿Qué es más fácil, recoger tú o hacer que el
niño la recoja (delegar)?
¿Qué es más fácil? ¿Recoger o hacer que recojan? |
Si
has tenido la experiencia la respuesta es clara, mucho más fácil y rápido
recoger tú. Si quieres que tu hijo recoja tendrás que hacerlo con él, si lo
dejas solo no va a ser capaz, además de que es probable que se ponga a jugar de
nuevo.
Además,
no será suficiente recoger con él una vez, tendrás que hacerlo más de una vez.
Y cuando lo haga solo, tendrás que ir a supervisar como ha ido, a hacer
correcciones.
Con
el tiempo, será capaz de hacerlo solo porque le has dado la oportunidad de
aprender, de hacer contigo, equivocarse y finalmente ser capaz de hacerlo solo.
En el largo plazo ya no tendrás que recoger ni supervisar. Esto es el
empoderamiento, el empowerment en inglés, que parece que suena más
grandilocuente, desarrollar a las personas.
Lo
mismo funciona para que se pongan en el desayuno, se vistan, hagan la cama y un
largo etcétera. Inicialmente tienes que acompañar, después el aprendizaje da
sus frutos.
“La delegación supone esfuerzo al principio y da sus frutos
en el largo plazo”
Lo
mismo pasa en el trabajo cuando llega alguien nuevo. Los recién salidos de su
formación, cuando empiezan a trabajar, quizá no saben mucho, lo que sí tienen son
muchas ganas, mucha energía, ilusión y pasión. Tienen ganas de aprender,
ayúdalos y podrás delegar, cometerán equivocaciones, como hemos hecho todos y
en no mucho tiempo darán sus frutos. También nos sorprenderán con soluciones
nuevas.
No
podemos tener prisa, es como la agricultura, con el trigo, si tiramos de la
espiga, para que crezca más rápido, solo conseguiremos arrancarla, la
maduración, el aprendizaje, tiene sus tiempos.
“Tener paciencia para recoger los frutos de la delegación”
Uno
de los problemas de nuestro sistema son los contratos precarios, no dejan el
tiempo suficiente de maduración, de aprendizaje, de este modo pierde el
trabajador y pierde la empresa, perdemos todos, en competitividad y
productividad. Pero este ya es otro tema.
Puedes
encontrar otras formas de delegación. Una es la delegación hacia arriba, hacia
el jefe. Es beneficioso para él que seamos productivos, a veces dos minutos
suyos (por ejemplo, con una llamada) pueden suponer un ahorro de dos horas. En
un equipo hay veces que es mejor que lo haga el jefe.
También
puedes delegar pagando. En mi caso, pagar a alguien para que me ayude con las
labores del hogar siempre ha sido una de las mejores decisiones. Me ha ahorrado
tiempo, además de discusiones y conflictos con mi mujer.
¡¡Enhorabuena Nacho, como siempre rico, rico y con fundamento!!
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