Hay
semanas que la agenda está a tope,
no cabe una actividad más. Cualquier imprevisto te desborda, no hay lugar a la
espontaneidad, no hay espacio para parar, mirar, ver y reflexionar. Es una semana
vivida como un autómata, dominada
por la agenda, por los compromisos.
Si
todas las semanas son así, es posible que seas productivo, si las tareas están
bien escogidas, como una máquina vas avanzando por la semana, sin dejar mucho espacio
a sentirte, a las emociones y a las sorpresas.
Imagen de agenda tomada de Aliexpress |
Me encanta
el concepto de “No agenda”, ese
tiempo no agendado, en el que no tienes compromisos y te puedes abrir los imprevistos,
a las oportunidades que aparecen, puedes pensar y permitir la creatividad.
Si todas
las semanas la agenda está demasiado llena, tanto la parte de trabajo como la
de no trabajo, te pierdes las sorpresas de la vida. Si no tienes tiempo para
estar con un amigo, cuando aparece por sorpresa, si nunca tienes tiempo para
hablar con los que quieres, te estás perdiendo la vida.
“El
tiempo es vida y si no tienes tiempo, es que no tienes vida”.
El tiempo
es vida, lo que quiere decir que, si no tienes tiempo, es que no tienes vida.
Si eres un adicto/a a decir “no tengo
tiempo” prueba a cambiar y di “no
tengo vida”. Ese cambio duele y puede ser el impulso para encontrar tiempo para
lo importante.
Cuando
somos niños soñamos con ser mayores para hacer lo que nos dé la gana. Si ya
eres mayor, ¿Cómo vas con eso? ¿Te sientes esclavo de la agenda y de las
obligaciones? ¿Quieres volver a ser niño para disfrutar de tu tiempo?
Voy al
nombre del blog “Vivir tu tiempo” Tú tiempo es tuyo, no es de nadie más, solo
tú puedes escoger como agendarlo, o no agendarlo. Puedes dejarlo libre, para hacer
lo más adecuado en cada instante, según te sientas, según te lleve el momento.
Si estás
devorado por la cantidad de cosas que “tienes que” hacer (los “tengo qué” tan
peligrosos), si tienes la agenda a reventar, sin tiempo para la espontaneidad,
para atender a lo que surja, para y siente ¿Es así como lo quieres?
Puede
que de miedo a parar y darte cuenta de que igual lo que estás haciendo, a toda
velocidad, no tiene sentido, ni para ti, ni para los que te rodean, ni para
nadie. Enganchados a la actividad, cuesta parar.
Enganchados a la adrenalina de la prisa, de los compromisos, del logro.
Como
decía Covey, trepando por la escalera del éxito toda la vida, para llegar
arriba y ver que está apoyada en la pared equivocada. Haciendo para llegar
arriba. Antes de ponerte a hacer, a subir la escalera, mira a ver dónde está
apoyada.
Cuesta
parar, dejar espacios en la agenda si estás enganchado a tenerla llena. Esclavo
del ego, del que dirán si paro, del que van a pensar. Sintiendo el vacío del
parar, el no hacer. Si no soy lo que hago ¿quién soy? Somos más allá de lo que
hacemos.
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