Nos vamos acercando al invierno. En Burgos, donde vivo, va llegando el frío. Como hacen las hormigas previsoras, esta semana ha tocado hacer acopio de leña, para calentar la casa ante la inclemencia.
La
leña da calor varias veces, no solo cuando la quemas. Primero calienta cuando
se corta, cuando se limpia el monte. Después calienta cuando se carga y lleva.
También al deshacerla en trozos más pequeños y cuando se almacena en la leñera,
hasta el día que se quema.
Los ciclos de la leña - acopio para el invierno |
El
proceso de hacer llegar la leña hasta el hogar, de encender el fuego y
mantenerlo, es un rito que nos conecta con nuestro pasado. El fuego como fuente
de supervivencia, protección y encuentro. El fuego invita a la contemplación, a
la calma y a la relajación, además de ser metáfora de transformación.
Esta
semana ha tocado meter la leña en casa. Ha sido una experiencia de comunidad,
de conexión con las personas que pasaban. En una ciudad, como es Burgos, no
conoces a quien te cruzas como en un pueblo. Muchos de los vecinos que pasaban,
sin conocernos, se han ofrecido a ayudar. Muchos han comentado que bueno es el
calor de la leña, los recuerdos que les traía. Otros se han ofrecido a acercar
la carretilla y muchos se han acercado a hablar.
Una
oportunidad para conocer a los vecinos, para charlar un rato, para construir comunidad
y encuentro. La leña une, no sólo cuando la empleamos para la lumbre. La
naturaleza nos une, nos conecta, con nuestro pasado, nuestra historia y con los
que tenemos al lado.
A
diferencia de otros sistemas de calefacción, que son casi automáticos, la leña
requiere trabajo físico, tiempo y planificación. Transforma el simple acto de
calentar en algo que involucra un ciclo de preparación. No solo desde que se
corta la leña, sino desde antes, cuando el árbol crece aprovechando la energía
solar, esperando ese crecimiento y la renovación del bosque para poder obtener
de allí la energía.
Calentarnos
de forma tradicional invita a ser conscientes de estos ciclos más largos, de la
pausa y una forma de vida más serena. También una vida más conectada con la
naturaleza y con los demás, creando la comunidad de la leña, con el bosque y
con nuestros vecinos.
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