Los
griegos distinguían entre Kairos y Chronos: Kairos es el tiempo adecuado u
oportuno para que algo importante suceda y Chronos es la personificación del
tiempo, el tiempo de reloj, el tiempo que pasa.
Cuando
vamos a hablar con alguien con el reloj en la mano, porque tenemos cinco
minutos, nos sentimos con prisa y en muchas ocasiones la comunicación no va
bien.
Es
distinto decir algo rápidamente a que el interlocutor lo escuche y lo
comprenda. El teléfono estropeado es un juego infantil que pone de manifiesto
la diferencia entre lo que se dice y lo que se escucha, mucho más complicado si
además se busca la comprensión.
Ser rápido con las personas no siempre
es eficiente, la prisa en la comunicación puede llevar al
error, a la confusión, a la incomprensión y al conflicto. En muchos casos
porque no nos tomamos el tiempo para escoger cómo decir las cosas, buscar el
momento oportuno y en otras ocasiones porque la comunicación es breve en exceso.
Contar
algo lleva un tiempo y si queremos que nos comprendan lleva más tiempo. Un buen
paso es comprobar si nos hemos explicado bien para que nos entiendan, si han
entendido lo que queríamos decir y si nosotros entendemos lo que nos quieren
decir, no sólo las palabras, también los sentimientos y emociones que las
acompañan. Comprender al otro, escuchar, lleva más atención que simplemente oír.
El conejo de Alicia en el país de las Maravillas - Siempre con prisa |
Cómo
vivimos en el mundo de la prisa ante cualquier comentario, pregunta, sentimos
que debemos dar una respuesta inmediata y este sentimiento de prisa puede estar
aumentado si la comunicación o el tema nos cabrea, contestamos desde el
calentón, con los nervios a flor de piel y después nos arrepentimos.
No hace
falta acabar hoy todas las discusiones, se pueden dejar para mañana, en
ocasiones el tiempo hace su labor y los puntos de vista cambian de un día para otro,
el nuestro o el de nuestro interlocutor. Hay gente que se lamenta de no tener
la respuesta justa e inmediata, envidian a los que tienen una creatividad
rápida, aunque a veces la mejor
respuesta es la ausencia de respuesta, el estar callado. El tiempo puede
hacer que la respuesta, la comunicación y la relación sean mejores en otro
momento.
Sucede
lo mismo con las decisiones precipitadas, fruto de la prisa y la comunicación precipitada.
Cuando nos piden que decidamos algo parece que teníamos que haber decidido
ayer. Quizá no haya que posponer todas las decisiones y paralizarnos con el
análisis, aunque para las decisiones importantes es mejor el Kairos (tiempo
oportuno) que el Chronos (tiempo de reloj y la prisa).
Siempre
presionados por hacer algo, estar parado tiene mala prensa y no siempre es
necesario ni conveniente estar haciendo. Cuando haces algo y te arrepientes
echar marcha atrás puede ser costoso. La clave es el equilibrio entre hacer y
no hacer, entre el pollo sin cabeza y la
parálisis por el análisis.
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