Ayer
fue día de vendimia, de recoger frutos, en compañía. La ribera del Duero es
tierra de vino y en esta época se llena de gente recogiendo el fruto de la vid.
Ahora
se vende la experiencia de pasar un día vendimiando y hay quién paga por
vivirla, como decía el amigo al que fuimos a ayudar, para nosotros la
experiencia fue gratis.
Una
experiencia de conexión:
- Con la naturaleza, al aire libre, con los frutos que vienen del trabajo, del cuidado de las cepas y de la tierra que nos provee.
- Con nuestro pasado que nos une a nuestros ancestros agricultores que nos legaron el buen vino. Como otras muchas cosas.
- Con los amigos con los que compartimos el trabajo.
Disfrutamos
enormemente del día a pesar del trabajo, del esfuerzo y del resentimiento de la
espalda. Un día equilibrado porque
era un esfuerzo que podíamos asumir y tuvimos ratos de descanso y diversión, de
reír y compartir anécdotas. Si hubiésemos trabajado mucho más de lo que estábamos
acostumbrados hoy tendríamos dolores por todo el cuerpo. Hay que saber respetar las dosis, incluso de trabajo.
Si
quieres llegar lejos vete acompañado, que además es mucho más divertido. Ese
mismo trabajo, hecho sólo, hubiese sido mucho más duro, además más largo.
Para
recibir ayuda tienes que pedir ayuda y hacer fácil que te ayuden. Javi y
familia, los dueños de las cepas, supieron pedir ayuda y hacer fácil que el
resto pudiésemos ir, facilitar desde los guantes a las tijeras y hacer el día
agradable. Supieron acoger a todos los que fuimos, algo que siempre han hecho
bien.
Javi con el tractor |
Una
experiencia vivida con los niños, que les permite ver y sentir de manera
distinta. Puede parecer que un niño iba a hacer poco trabajo y ayer
demostraron, desde la diversión, que podían coger muchas uvas. Todos reclamaron
sus guantes, sus tijeras o garillos y aportaron. Cualquier ayuda es buena y no se debe despreciar.
Nos
enseñan cada día cómo el trabajo puede
ser divertido y cómo se hace mejor desde la voluntad que desde la
obligación. Seguro que es mejor y más productivo si eliges trabajar que si te
ves obligado a trabajar.
Y no
hay que olvidar la celebración por
el trabajo hecho, la satisfacción cada vez que se acaba una hilera o se llena
un cesto y el disfrutar del resultado, las uvas o el buen vino. Al año que
viene repetimos.
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