Esta
semana me he encontrado de bruces con la cultura de la organización en la que
trabajo, la Universidad, donde alguien me ha dicho que esto era la primera vez
que le pasaba después de 43 años trabajando, con la de cambios que se han
producido en los últimos 43 años.
La
Universidad es una organización con historia, con solera, cuyas bases se
establecen en la edad media, desde dónde llega parte de su cultura, con sus
ventajas e inconvenientes.
En
una ocasión para experimentar cómo se establece y consolida la cultura metieron
5 monos en una jaula con unos plátanos en lo alto a los que se podía trepar por
una escalera. En cuanto un mono intentaba subir por la escalera se duchaba a todos
con agua fría. Los monos aprendieron la relación y pronto sujetaban y pegaban
al que intentaba trepar.
Después
eliminaron la ducha fría, esa consecuencia ya no existía al trepar por la
escalera, a pesar de ello ninguno lo intentaba.
Sustituyeron
uno de los monos de la jaula por otro que en cuanto entró intentó trepar a por
los plátanos. Los demás lo sujetaron y le pegaron para que no subiera.
Sustituyeron otro más y otra vez sucedió lo mismo, además el que más fuerte
pegaba era el que no había sufrido la ducha fría.
Con
el tiempo habían sustituido a los cinco monos iniciales y los cinco que ahora
estaban en la jaula, que no habían sufrido nunca las duchas, sin saber porque
pegaban a cada uno que entraba nuevo e intentaba coger los plátanos. La cultura
estaba consolidada.
No
sé si la historia de los monos es cierta, aunque la he escuchado ya multitud de
veces y la podemos encontrar hasta en este video de Youtube. Lo que sí que es cierto
es que de vez en cuando debemos revisar la cultura de nuestra organización, sus
creencias (también es aplicable a nuestra propia cultura y creencias
individuales).
La
Universidad se va adaptando, la educación también, aunque no sé si al ritmo de
los cambios que se producen, me temo que no. Los universitarios actuales ya no
recuerdan lo que era vivir sin móvil y su forma de vivir, relacionarse y
aprender ha cambiado y cambiará todavía más. La educación y sus organizaciones
tiene que cambiar.
Tendemos
a repetir lo que funcionó en el pasado como si el presente no hubiese cambiado
y así el éxito pasado, que engorda el ego de quien lo tuvo, puede estar engordando
también la posibilidad del fracaso futuro.
Es
hora de revisar viejos paradigmas que funcionaron y ya no funcionan. Según la
teoría de la evolución de Darwin no sobrevive el más fuerte sino el que mejor
se adapta a la realidad, el éxito de nuestra especie viene de nuestra capacidad
de adaptación a nuevos entornos, desde el ecuador a las zonas polares.
La
adaptación puede venir de dentro de la organización, de nuestra propia
reflexión o de incorporar talento joven, con nuevas ideas. Aprovechar la visión
limpia del nuevo, todavía no cegado por la vieja cultura, para abrir nuevas
posibilidades y quizá comer los plátanos.
La
organización tendrá éxito si sabemos establecer un equilibrio entre lo viejo y
lo nuevo, entre los experimentados y la ilusión de los nuevos, estableciendo un
diálogo fructífero que lleve a la adaptación.
Y en
el plano individual la adaptación deberá pasar por estar atento al entorno, a
los cambios. Puedo pensar en mi bisabuelo, que cruzó montañas para poder ver
una cosechadora o en los cambios que vivieron mis abuelos.
Se
atribuye a Leonardo da Vinci la frase “No
estamos en una época de cambios sino en un cambio de época” lo qué es más
cierto ahora que en sus tiempos.
Aunque
lo fundamental permanece cuáles serán los cambios que viviremos, solo el tiempo
lo dirá, nos toca vivir la aventura de la adaptación si queremos disfrutar de
los frutos (de los plátanos).
Y entonces preguntas... ¿Por qué se hace esto así? Pues porque se hacía así cuando yo llegue. Un frase muy del entorno empresarial.
ResponderEliminarUn Saludo!!