¿No
tienes tiempo? ¿Tienes tantas cosas que hacer que no sabes por dónde empezar?
Atender al trabajo, la familia, los amigos, hacer ejercicio, comer sano…
Simplemente vivir.
¿Por
qué siento que nunca trabajo lo suficiente? ¿Por qué no me da de sí el día?
¿Por qué me preocupa no pasar suficiente tiempo con mis hijos o con mis padres?
¿Por qué no me puedo relajar hasta que no acabo mi lista de pendientes? ¿Por
qué nunca se acaba la lista de pendientes? ¿Estoy contento con lo que hago?
Muchas
preguntas y a veces no tantas respuestas. Nos las preguntamos un rato y después
nos vamos a otra cosa sin llegar a responder, nos ocupamos para no pensar, para
no sentir, nos anestesiamos alejándonos de nuestro ser.
Las
cosas que hacer, el tiempo y las emociones se mezclan. Las emociones nos dan
pistas de cuáles son nuestras creencias, nuestros valores (lo que consideramos
importante), de cómo actuamos, por qué y para qué. Son unos grandes indicadores
si nos dejamos sentir y vemos de dónde vienen y a dónde nos llevan.
Imagen tomada de https://www.filco.es/emociones-camino-felicidad/ |
Así,
en esta mezcla de tiempo, cosas que hacer y emociones nos podemos sentir de
distintas formas:
- Orgullosos de lo
ocupados que estamos, si no estás ocupado parece que no eres importante.
- Decepcionados
porque sentimos que nos hemos pasado el día haciendo y al final del día no
sabemos lo que hemos hecho, corriendo para no llegar a ninguna parte.
- Miedo o
hasta pánico por las cosas que tengo
que hacer o que no he hecho.
- Ansiedad
pensando que teníamos que estar haciendo otra cosa más importante.
- Culpables por
trabajar demasiadas horas y no pasar más tiempo en casa. O también culpable por
tomarte tiempo de ocio o tiempo para ti (¡me siento vago!). Dejar de trabajar
puede causar un terrible cargo de conciencia. Programados para trabajar.
Después
puedes reflexionar si ese sentir es adecuado, dónde te lleva y dónde quieres
ir. Porque el sentir viene de lo que crees y te lleva a actuar de una determinada
manera, incluso aunque te anestesies para no percibir la emoción está ahí.
El
primer paso para gestionar tu tiempo, tu vida, es poner conciencia, saber cómo
estás viviendo y desde ahí decidir cómo quieres y puedes vivir. La definición
de locura de Einstein es pensar en obtener resultados diferentes haciendo las
mismas cosas.
Así
empieza hoy mi ponencia, en el XXV congreso de ESRA, donde me han invitado a
compartir. Un placer poder aprender con un colectivo implicado en dar más años
a la vida y dar más calidad de vida a los años.
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