Cuando no conseguimos algo que esperábamos lograr, la falta del resultado previsto nos lleva a la frustración, que puede venir acompañada de descontento, tristeza, enfado en un primer momento y en algunos casos llevarnos a la desmotivación y el abandono.
Soy
académico, profesor de Universidad. Además de dar clase, dedicamos nuestro
tiempo a la investigación y procuramos, entre otras cosas, publicar nuestros
resultados en revistas científicas (siempre me ha costado explicar esta parte a
los que no son de este mundillo).
Antes
de aceptar la publicación de nuestro trabajo lo revisan, y si no les parece “bueno”,
es decir, adecuado a sus objetivos, de suficiente calidad, novedoso, entonces
rechazan su publicación.
Es
frustrante que rechacen un trabajo de varios meses y sienta como un jarro de
agua fría. No llevo bien el rechazo, inicialmente me cabreo y creo que no han
sabido ver lo que el artículo aporta. Me dan ganas de abandonar y de hecho me
suele venir bien aparcar el rechazo unos días.
El
peligro está en no afrontarlo, en aparcar lo trabajado definitivamente, sin
volver sobre ello, por lo doloroso del “fracaso”, de no ver cubiertas las
expectativas. Entretenerme criticando en lugar de ver para qué me puede ser
útil, qué puedo aprender de este revés.
Cuando
la desilusión baja puedo ver, escuchar y sentir los comentarios de quien lo ha
revisado, que normalmente son acertados, tienen parte de razón, y si sé
aprovecharlos puedo mejorar el trabajo inicial.
En
ocasiones toca rehacer muchas cosas, reflexionar, replantear puntos de vista y
metodologías, volver a trabajar sobre el tema muchas horas. Aprovechar el revés
inicial para mejorar y seguir avanzando.
“Mejor
emplear la energía en mejorar que en criticar”
La
frustración es algo que nos hemos encontrado y nos seguiremos encontrando a lo
largo del camino. Si no somos capaces de afrontar las desilusiones, levantarnos
y volver a intentarlo no lograremos grandes cosas.
La mayoría
aprendemos a andar. De media nos caemos 4000 veces antes de aprender a andar, y
aun así perseveramos hasta conseguirlo. Lo mismo pasa al aprender a andar en
bicicleta, hay que levantarse algunas veces antes de aprender. O para chutar un
balón, la primera vez es complicado mandar el balón donde queremos. Para
aprender a conducir, a leer, a escribir. Las cosas suelen llevar su tiempo y su
práctica.
Si
la frustración nos hace abandonar, entonces no lo conseguiremos. La
resiliencia es la capacidad de adaptarse a las circunstancias adversas, a lo
que no sale como esperábamos.
Mi
hermana está reformando la casa que acaba de comprar. Quién ha construido una
casa o ha hecho una gran reforma sabe que no todo funciona como esperas. Puedes
rendirte a la desesperación o ir solucionando los problemas que se presentan.
Es el precio a pagar por conseguir la casa que quieres.
Dice
Francisco Alcaide, que las dificultades están para diferenciar los que dicen
que quieren de los que realmente quieren. Las dificultades aparecerán, no todo
saldrá como esperas. Tienes la capacidad de elegir si abandonas o perseveras,
si realmente quieres lo que persigues.
Si
ante el primer revés no somos capaces de levantarnos y volver a intentarlo no
conseguiremos grandes cosas.
No
hace mucho me han rechazado un artículo. He tenido que dedicar un buen montón
de horas a mejorarlo y ayer acabé la nueva versión. Con el nuevo trabajo lo
volveré a intentar. Quizá lo rechacen de nuevo, no tengo la publicación
garantizada.
De
momento me siento satisfecho del esfuerzo realizado, contento de seguir
adelante, disfrutando del camino antes de conseguir el resultado, solo con
intentarlo, no digamos si lo consigo. Estoy seguro que este enfoque me
permitirá lograr más que si me quedo anclado en la desilusión y la crítica, en
lugar de aprovechar la lección que acompaña a cada frustración.
Espero
que estas letras te ayuden a superar el próximo revés, que seguro tendrás.
Puedes escoger como afrontarlo.
Siempre adelante Nacho. No debemos rendirnos y seguir intentándolo. Gracias por compartir
ResponderEliminarBravo Nacho, gran reflexión
ResponderEliminarBravo Nacho, gran reflexión. De seguir mejorando y aprender de los muros que se los ponen delante, para trabajar en mejora continua.
ResponderEliminarMuy bueno Nacho!
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