Tendemos
a acumular. Esto lo sabe cualquiera que haga una mudanza después de estar
viviendo dos años en un mismo sitio. Parece increíble la cantidad de cosas que
aparecen.
Para
un viaje, si no tenemos cuidado, vamos cargando la maleta por si acaso. Pueden ser tantas las circunstancias, los por si
acaso, que al final no hay quien lleve la maleta.
Vamos
con la mochila demasiado cargada. Acompaño a mi hija Sofía, la autora del
dibujo, al colegio cada mañana. Me pregunto si usa lo que lleva en la mochila.
Demasiado peso, que sin duda tendrá efectos en su espalda, o en la mía, que
cargo con su peso un rato.
Demasiadas cosas para cargar con todas. Dibujo de Sofía Fontaneda |
Igual
que cargamos la maleta por si acaso, igual que acumulamos en casa, vamos
asumiendo tareas, responsabilidades, compromisos que nos van lastrando.
Llevamos la mochila demasiado cargada para avanzar.
Es difícil
avanzar con demasiados pendientes, con demasiado peso. Esto nos puede pasar en
el trabajo, en nuestra vida personal, en casa. Sin darnos cuenta, igual que llenamos
la casa, vamos acumulando cosas en la lista de pendientes.
La
lista de pendientes puede ser tan larga que se nos pierden cosas si no la
revisamos frecuentemente. Nos pasamos la vida reordenando los pendientes,
planificando, en lugar de haciendo. Como no hacemos, lo volvemos a planificar
para la semana siguiente.
¡Una
tarea más! Arrastrar pendientes de una semana a otra.
Abrumados
por tantas cosas pendientes la pregunta es ¿tenemos que hacerlas todas? Igual
podemos empezar por tachar algunas.
Tenemos
la ilusión de que podemos hacerlo todo, somos superhombres o supermujeres con
poderes especiales. Si realmente podemos hacerlo todo, no hay problema, solo es
cuestión de ir haciendo.
Si la
realidad, como suele ser, es que no podemos hacerlo todo, solo nos queda
eliminar, decidir qué es lo que no vamos
a hacer. Es la única forma de encontrar tiempo para lo que sí vamos a
hacer.
Si no decidimos
que dejamos y seguimos con nuestra ilusión de poder con todo, habrá cosas que
se queden sin hacer. No podemos hacerlo
todo, si no eliges que dejas, lo que se quede sin hacer puede ser lo más
importante.
No
cuenta lo que empiezas, cuenta lo que acabas. No somos más
importantes por tener más cosas pendientes, solo estamos más abrumados y con
menor claridad.
Si
tienes demasiados pendientes es momento de parar, decidir qué es lo que no vas
a hacer, decidir qué es lo que otros pueden hacer por ti (puede que te compense
pagar por ello) y priorizar lo que queda.
Empezando
por lo importante sabes que lo que queda sin hacer es menos
importante. Si todo es importante es que nada es importante. Si no eres capaz
de distinguir lo que te merece la pena, no podrás priorizar.
Nadie
puede priorizar por ti, para cada uno, distintas cosas son
importantes. El éxito no es el mismo para todos. Que no te pase como decía
Stephen Covey “Toda la vida subiendo por la escalera del éxito, para llegar
arriba y darme cuenta de que está apoyada en la pared equivocada”.
Muchas gracias por tu reflexion.
ResponderEliminarBuenas tardes