Cuando
lo tienes claro todo es más fácil. Si tienes un propósito claro, una pasión, una
misión que perseguir, encuentras la energía y buscas el camino.
Con el
destino claro, encuentras el camino y después solo es seguirlo. Disfrutas de cada
avance cuando te vas viendo más cerca.
No
siempre es tan fácil. Dicen que los algo más viejos preguntamos a los más
jóvenes que quieren ser de mayores para buscar ideas. Hace un tiempo pregunté a
mi hija y me dijo “¿Cómo quieres que sepa que quiero ser de mayor si tu no
sabes que quieres ser dentro de 10 años?”
Tiene razón,
tal y como están las cosas ¿Cómo saber dónde vamos a estar dentro de 10 años? O
incluso menos.
Ante
un cruce de caminos, como te puedes encontrar al decidir que estudiar, dónde
poner tus esfuerzos, puede costar más decidir si no sabes dónde quieres ir. Por
otra parte, sin destino claro, cualquier camino es bueno. De cualquier camino
puedes disfrutar.
Muchos
se quedan paralizados en el cruce, pensando y pensando que camino tomar, allí
se quedan. Montan una tienda de campaña y a esperar para tenerlo claro.
Tratando de ver más allá para poder decidir el camino.
Resulta
que parado hay veces que no se puede ver más allá, a no ser que alguien que haya
recorrido el camino te cuente. En la encrucijada de caminos, hasta algunos
tienen vergüenza a preguntar, aprender de otros caminantes, de otras
experiencias.
Habiendo
estado un rato en el cruce, cuando la parada esté siendo excesiva, puede ser
momento de empezar a caminar, explorar un camino, ver que hay más allá, quizá
el destino aparezca conforme avances. Sin subir la montaña es difícil ver a su
través.
Siente
que te gusta, de que disfrutas, con quien quieres ir y empieza a caminar. Es
posible que el camino se vea más claro conforme avanzas. Hay muchas cosas que
no se pueden ver por anticipado, que hay que vivir.
Ante
la parálisis, deja tanto análisis, especialmente cuando la cabeza te está echando
humo. Sobre todo, cuando los argumentos ya son circulares, vuelven sobre si
mismos. Es posible que la respuesta esté más allá de la cabeza, más allá del
pensamiento, más allá de la lógica.
Prueba
a preguntar a quien te cruces por el camino. Prueba a dejar hablar al corazón (lo
que quieres) y al intestino (lo que sientes). Prueba a empezar a andar, el camino
está ahí si quieres caminar.
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