domingo, 20 de marzo de 2022

Tengo claro que no lo tengo claro

Cuando lo tienes claro todo es más fácil. Si tienes un propósito claro, una pasión, una misión que perseguir, encuentras la energía y buscas el camino.

Con el destino claro, encuentras el camino y después solo es seguirlo. Disfrutas de cada avance cuando te vas viendo más cerca.

No siempre es tan fácil. Dicen que los algo más viejos preguntamos a los más jóvenes que quieren ser de mayores para buscar ideas. Hace un tiempo pregunté a mi hija y me dijo “¿Cómo quieres que sepa que quiero ser de mayor si tu no sabes que quieres ser dentro de 10 años?”

Tiene razón, tal y como están las cosas ¿Cómo saber dónde vamos a estar dentro de 10 años? O incluso menos.

Ante un cruce de caminos, como te puedes encontrar al decidir que estudiar, dónde poner tus esfuerzos, puede costar más decidir si no sabes dónde quieres ir. Por otra parte, sin destino claro, cualquier camino es bueno. De cualquier camino puedes disfrutar.



Muchos se quedan paralizados en el cruce, pensando y pensando que camino tomar, allí se quedan. Montan una tienda de campaña y a esperar para tenerlo claro. Tratando de ver más allá para poder decidir el camino.

Resulta que parado hay veces que no se puede ver más allá, a no ser que alguien que haya recorrido el camino te cuente. En la encrucijada de caminos, hasta algunos tienen vergüenza a preguntar, aprender de otros caminantes, de otras experiencias.

Habiendo estado un rato en el cruce, cuando la parada esté siendo excesiva, puede ser momento de empezar a caminar, explorar un camino, ver que hay más allá, quizá el destino aparezca conforme avances. Sin subir la montaña es difícil ver a su través.

Siente que te gusta, de que disfrutas, con quien quieres ir y empieza a caminar. Es posible que el camino se vea más claro conforme avanzas. Hay muchas cosas que no se pueden ver por anticipado, que hay que vivir.

Ante la parálisis, deja tanto análisis, especialmente cuando la cabeza te está echando humo. Sobre todo, cuando los argumentos ya son circulares, vuelven sobre si mismos. Es posible que la respuesta esté más allá de la cabeza, más allá del pensamiento, más allá de la lógica.

Prueba a preguntar a quien te cruces por el camino. Prueba a dejar hablar al corazón (lo que quieres) y al intestino (lo que sientes). Prueba a empezar a andar, el camino está ahí si quieres caminar.

A veces no es que la vida sea complicada, a veces la complicamos. Si te estás complicando la vida, póntelo fácil.

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