viernes, 13 de junio de 2025

Tal como vives tu cumpleaños… puede que vivas tu vida

Ayer fue mi cumpleaños. Un día más o un día menos; depende de cómo lo quieras ver. Sin duda, para mí, fue un día consciente, de darme cuenta. Una pregunta me rondó todo el día ¿Cómo quiero vivirlo? ¿Qué quiero hacer hoy? ¿Por qué no vivir todos los días así? ¿Qué hace diferente el día de tu cumpleaños?

Desde hace tiempo lo vivo así no tanto como una celebración llena de fuegos artificiales, sino como una oportunidad de parar y mirar. Hacia atrás, para agradecer; hacia delante, para intuir hacia dónde quiero ir. Un momento de balance sereno, de poner palabras a eso que normalmente pasa desapercibido: cómo estoy, cómo vivo, y con quién lo comparto.

Ayer hice cosas que me gustan y me hacen bien: leí, fui al gimnasio, resolví lo urgente en el trabajo (tengo el privilegio de poder escoger el ritmo y los momentos para trabajar más duro o ir más tranquilo) y tomé un café con compañeros con los que da gusto coincidir. Agradecí poder hacerlo, tener esa libertad. Comí con mi familia en un sitio especial, aunque lo más especial fue compartirlo con ellos y hasta disfruté de una siesta de esas que tenemos fama de dormir en España y yo no duermo tan a menudo como quisiera.

No se cumplen 52 años todos los días
Un poco más tarde acudí a un encuentro de la industria burgales, donde Blanca García, de cerámicas Gala compartía la historia de los 60 años de su compañía en la ciudad: una historia que se entrelaza con la mía y con la de muchos otros en Burgos. Reconocí en ella un legado que se mantiene gracias a quienes estuvieron antes… y a los que seguimos ahora. Luego, una caña compartida con amigos de camino, amigos “sistémicos” como decimos algunos. Y la suerte de conocer a los suyos.

Pudo haber sido un día cualquiera. Pero no lo fue. Porque elegí vivirlo desde la presencia, el afecto y la gratitud. Porque estuve disponible para quienes quisieron estar, desde el cuerpo o desde el móvil. Y también para mí. Y ahí, en ese punto de equilibrio, está el regalo.

Me emocionó recibir mensajes de personas que no veo hace tiempo, pero que siguen ahí, en algún rincón afectivo que no se borra. Me alegró responder con voz a quienes la distancia mantiene lejos, y brindar con quienes la vida me tiene cerca. No lo doy por hecho.

Cumplir años es un privilegio, podemos seguir aprendiendo, amando, acompañando y disfrutando. El día de tu cumpleaños puede ser un reflejo de cómo vives tu vida y también un punto de inflexión para decidir cómo quieres vivir.

Lo cotidiano que se vuelve especial cuando se celebra desde el presente. No hace falta nada muy especial para que la celebración merezca la pena. Me gusto la oportunidad de conectar con mucha gente y recibir mensajes que me recuerdan que no estoy solo, que los lazos se mantienen a pesar de la distancia y el tiempo.

Ojalá no esperemos a que llegue nuestro cumpleaños para vivir con esa presencia y gratitud. Cada día encierra la posibilidad de celebrar, de mirar adentro, de agradecer lo que hay y lo que somos. Regalémonos más días así, en los que elegir cómo vivir sea el verdadero festejo.

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