Con
los colegios cerrados por la pandemia, no así el curso, hemos tenido
oportunidad de estar más con nuestros hijos, de acompañarles más en su
desarrollo y de observar sus ilusiones, dificultades, emociones, tendencias y
un largo etcétera. Y también, de paso, nos hemos podido observar a nosotros
mismos.
En
muchas cosas los niños nos dan cien vueltas, “son niños, pero no son tontos”. Y
las realidades y los modos en los que nos enfrentamos a ellas son parecidos,
será que no hemos cambiado tanto desde que somos niños. Dicen que muchas de las
actitudes que tenemos de adultos son las que aprendimos de niños, de hecho, nos
resulta difícil desaprender para aprender formas nuevas.
Estas
semanas muchos hemos estado tele-trabajando mientras los niños tele-estudiaban.
Vemos la paja en el ojo ajeno en lugar de ver la viga en el nuestro y hablamos
de lo que les cuesta, de que no se ponen y de que cuando se ponen enseguida se
cansan.
Formándose en casa. Imagen de Markus Trier en Pixabay |
En
mi “tele-trabajo” estas dos semanas he estado como los niños con sus tareas escolares. Me “tocaba” hacer un
trabajo que no me gusta, preparar una propuesta de proyecto de investigación y
he visto cómo me cuesta, de hecho,
me resulta tedioso, no acababa de ponerme
y si lo conseguía me suponía esfuerzo mantenerme enfocado.
Me
ha ayudado la compañía de dos conceptos para “aprovechar” mejor el tiempo.
Conceptos que también ayudan a los niños con las tareas escolares: “tienen” que
hacerlas, no les apetece, les cuesta mantenerse enfocados y se sienten la mar
de satisfechos cuando las acaban. Nos lo podemos aplicar y podemos acompañar a los más pequeños en:
- Vencer la barrera de la pereza y empezar.
- Mantenerse enfocado, continuando hasta alcanzar el objetivo.
El
primer paso es vencer la “barrera de la
pereza”. Lo que cuesta es ponerse en marcha, vencer la inercia y ponerse en
movimiento, ponerse con esa propuesta que no apetece, con esa tarea que no nos
motiva. Y aquí sí que viene bien un poco de fuerza de voluntad, pensar que bien
cuando acabe que me he quitado el muerto de encima. Cómo hay que hacerlo,
cuanto antes mejor.
Y
después mantener el foco, centrarte en lo que quieres conseguir y mantenerte
ahí. Para esto me encanta la técnica “Pomodoro” de Francisco Cirilo ¿Cuánto
tiempo puedes estar concentrado? Él lo cifró en 25 minutos, quizá para algunos
es mucho, pues pon 5, 10 o 15 (es lo que he hecho yo con mis hijas cuando jugábamos
a estar concentrados con 6 o 7 años).
Ahora
ya solo queda el reloj de cuenta atrás, pon los 10 minutos y a mantenerse
enfocado durante ese tiempo. Los niños se dan cuenta de si a los 3 minutos ya
quieren chalar, levantarte a beber agua o miles de cosas con las que nos
auto-interrumpimos.
Esto
también vale para padres, nuestras auto-interrupciones o si llega alguien a
preguntar algo (el jefe, un hijo…). En
caso de interrupción externa, se puede preguntar si puede esperar 7 minutos, o
lo que quede para terminar tu “Pomodoro”, casi seguro que no es tan urgente y
podrás trabajar al menos 25 minutos seguidos.
Es
increíble cuanto se puede hacer en 10 minutos de concentración, no te digo ya
en 25. Y con la práctica puedes mantener el foco más tiempo, aunque no te
olvides de descansar, también es importante.
Y
un añadido que te puede ayudar, puedes apuntar
cuanto tiempo dedicas realmente a eso que tanto te cuesta (puede ser la
tarea). Tiempo real y efectivo, no cuenta si estás sentado en la mesa haciendo
otra cosa, tiempo con foco, haciendo lo que te has propuesto para ese momento.
Si sacas 3 horas efectivas al día estoy convencido que avanzarás ¿te parecen pocas?
Prueba, los resultados se multiplican cuando trabajas enfocado.
Si
quieres más detalle sobre estos puntos, aquí te dejo estos enlaces:
- No vaya a ser que tanto pensar se te pase la oportunidad,
- Vence la inercia,
- Emplea “Pomodoro” para mantener la concentración.
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