Ayer
mi hija de 11 años estaba deseosa de comprar un juego de ordenador, decidida a
gastar parte de sus ahorros en él me pidió ayuda para poder comprarlo por Internet.
La
idea no me convencía demasiado. Con su insistencia acabó convenciéndome, la tenacidad suele tener su recompensa.
Me senté con ella y la ayudé a informarse de los gastos y la invite a sopesar
la posibilidad de que una vez comprado no funcionase en el ordenador.
Cuando
nos informamos resultó que el equipo no es capaz de gestionar el juego así que
finalmente descartó el comprarlo, con el consiguiente disgusto.
Para
ella fue un gran revés y estuvo lamentándose toda la tarde. Aunque no parece
para tanto y es lo que nos sale decirle, “que no merece la pena ponerse así por
un juego”, para ella si era importante.
Las
cosas que nos parecen importantes a los 11 años no son las que nos parecen
importantes a los 20 y van cambiando conforme vamos pasando años. El tiempo
suele curar la mayoría de los disgustos (algunos se nos atascan).
Una
buena fórmula suele ser pensar si eso será importante dentro de cinco años, nos
suele dar otra perspectiva, espero que mi hija no se acuerde dentro de cinco
años de ese juego que no pudo instalar en el ordenador.
El
tiempo todo lo cambia, lo transforma. También cambia el modo de ver las cosas y
cómo percibimos lo que nos pasa y lo que nos pasó. Según vamos cambiando vamos
viendo nuestras vivencias de modo distinto, no las vemos como son sino como somos, las vemos según nuestras propias
gafas, nuestro modo de ver y esas gafas las vamos cambiando con los años.
Hay eventos
importantes en la vida, que la transforman, que nos transforman y que además
pueden ser desgraciados: la muerte de un ser querido, una separación, te deja
tu primera pareja…
Hay veces que no podemos hacer nada,
salvo aceptar lo que nos pasa y seguir adelante. No
tiene por qué ser justo desde nuestro punto de vista.
Que
nuestra pareja nos pida el divorcio no es justo ni injusto, puede ser triste
porque esperábamos una vida juntos, la tristeza duele, toca el duelo por la
vivencia perdida. El tiempo suele curar esa herida, como muchas otras, la pena
dura un tiempo, después tenemos que ver la ventana que se abre tras la puerta
cerrada.
El
duelo por una muerte de un ser querido, por una separación normalmente será más
largo que el duelo por un juego que no puedo comprar. Si nos quedamos
enganchados a la pena perderemos las oportunidades que nos ofrece la vida. Cada
uno tiene su tiempo.
Tan
obsesionados estamos con el hacer, con el solucionar las cosas, que no nos
damos cuenta de que hay problemas que se
solucionan solos. No siempre hay que dar respuesta, a veces la mejor
respuesta es no hacer nada.
Según
Ovidio “el tiempo es la mejor medicina” aunque puede ser también dolorosa. Dicen
que el tiempo todo lo cura aunque no lo venden en las farmacias. La paciencia
es la madre de la ciencia y esperar sin desesperar puede solucionar muchas
cosas.
Foto de www.reflexionesparatiyparami.com |
Problemas
que se solucionan mejor solos que si nosotros intervenimos. Hay veces que es
mejor no responder, que la mejor respuesta es no hacer, el silencio y la
calma.
"Si nos quedamos enganchados a la pena perderemos las oportunidades que nos ofrece la vida."
ResponderEliminarME quedo con esta frase. Gracias por compartir