¡Cómo ha cambiado el mundo! Suena a frase hecha y a la vez es muy cierto ¡Cómo ha cambiado el mundo!
Esta
semana estuve visitando con mi padre el molino de mareas (Santo Olaja), en Arnuero,
al lado de Noja (Cantabria). El molino estuvo funcionando hasta 1953, desde el
siglo XIV, que ya son años. Ahora es un recuerdo del pasado y solo muele para
que lo veamos los curiosos.
Mi padre en el molino de Arnuero (gracias a los que nos dejaron verlo). El molino mucho más grande que el de su pueblo - merece una visita. |
También
el mantenimiento y arreglo de los caminos se hacía en común. A finales de
primavera o comienzo de verano se tocaba a concejo y todos acudían, con sus
herramientas, a reparar lo que había destruido el invierno y las lluvias de
primavera. Alguno cobraba si llevaba una pareja de bueyes y un brabán, pero en general
era trabajo comunitario.
Otras
cosas se organizaban de manera sencilla. Para regar existía lo que se llamaba
la cruz de riego. No había agua suficiente para que regase más de uno, así que
cada día el que tenía la cruz podía regar y al acabar el día se la pasaba al
siguiente.
También
la solidaridad era comunitaria. La cruz de los pobres, que también iba pasando
de casa en casa, señalaba al encargado de acoger a dormir y alimentar al
necesitado que pasase por el pueblo. Al atender al que lo necesitase se pasaba
la cruz a la siguiente casa.
Los
vecinos se conocían y se ayudaban, se puede decir que no había otra opción, era
difícil sobrevivir sólo. Vivían en comunidad (común unidad), vinculados unos a
otros, dándose cuenta de su interdependencia.
También
ahora es difícil sobrevivir sólo, pero en esta cultura individualista, de
intercambio impersonal, donde no conocemos muchas veces al vecino, es fácil
sentirse autosuficiente, lo que es un espejismo.
En el espejismo
del individualismo, creemos que nos valemos solos, que somos autosuficientes,
que somos independientes. La ceguera de la autonomía, de la autosuficiencia,
nos mantiene aislados, solos y tristes.
La
soledad es una epidemia en nuestros días. Mucha gente que se siente sola se anestesia
en la actividad, en un hacer frenético. Mejor antídoto es el encuentro con el
otro, la ayuda mutua, el acompañamiento.
Ya lo
dice un viejo dicho que escuche a Stephen Covey: “Si quieres ir rápido, vete
solo, pero si quieres llegar lejos, vete acompañado”. Mejor si vas bien
acompañado.
Bien
acompañado todo es más fácil ¿Cómo podemos ayudar a otros y pedir la ayuda que
necesitamos? ¿Cómo puedes ayudar a quien tienes al lado y pedir ayuda? ¿En qué te
vendría bien que te echasen una mano? Prueba esta semana a dar y pedir ayuda.
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