“¡Ya
voy!”, “¡ahora voy!”, “¡qué te he dicho que ya voy!” Pasa cuando nos llaman a
comer en casa, a recoger la habitación, a fregar o para salir de viaje. Esa
coletilla, tan usada en casa, también se encuentra en otros entornos.
Cuántas
veces ese “¡ahora voy!” se convierte en nunca. Inicialmente pospuesto, para empezar
dentro de cinco minutos, se convierte en eternamente pospuesto.
El “ya
voy…” que me dice mi hija… al pasar el tiempo se olvida y no viene. Decimos “ahora
voy” a un compañero y después nos olvidamos.
No
siempre es fácil empezar. Desde que dices que vas a estudiar, hasta que te
pones; desde que dices que vas a fregar, hasta que te pones, desde que dices
que te vas a cuidar, hasta que te pones… No solo decimos el “ahora voy” a los
demás, también nos lo decimos a nosotros mismos.
Cada
uno tenemos actividades que nos cuestan más, que cuando vamos a empezar nos
despistamos, quizá cinco minutos con el móvil, que se convierten en media hora
o en hora y media.
¡Ya voy!... A limpiar el fregadero del jardín ¿Iré realmente? |
Los
comienzos pueden ser un gran ladrón de tiempo. Esperar los “ahora voy” que se
alargan, mientras nos despistamos por el camino. Poniendo consciencia, nos
podemos dar cuenta de cómo se escapan los minutos, convirtiéndose en horas.
Lo
mismo sucede al cambiar de actividad ¿Cuánto tiempo necesitas para el cambio?
¿Cómo es ponerte de nuevo a hacer algo? ¿Cuánto se alarga un café? ¿Cuánto
consume consultar el correo?
Dos pasos básicos para comenzar sin dilación:
- Tener claro lo que vamos a hacer.
- Ponernos a ello, que es comprometernos con nosotros.
Para
comenzar sin despistarnos nos podemos tomar unos segundos para darnos cuenta,
ser conscientes. Para ello podemos hacer un DROP: Detenernos, Respirar,
Observar y Proseguir.
Ser
conscientes de lo que queremos hacer, de cómo nos vamos a despistar o entretener,
de cómo pasa el tiempo.
Un buen
ejercicio para estar más satisfechos al final del día con lo que hemos hecho: “Saber
que es lo que queremos y ponernos a ello, sin dejarlo para dentro de cinco
minutos”.
Sirve hasta
para descansar. Si quieres descansar, no te despistes con el móvil, es probable
que no descanses.
El
tiempo no se puede gestionar, solo pasa, sí podemos gestionar la atención, a
qué prestamos atención en nuestros minutos, a qué dedicamos nuestros momentos.
Te
invito a poner atención a cuánto te lleva empezar una tarea, a cuánto te lleva
cambiar de actividad y con que te despistas o entretienes ¿Merece la pena el
entretenimiento? ¿Cómo estarías más satisfecho y mejor?
Compromiso de una semana: decidir que vas a hacer en tu día y hacerlo. Ya me contarás que tal ha ido la semana.
Muy bueno Nacho, real como la vida misma.
ResponderEliminarYo, a veces, incluso he cambiado el "ya voy", por "estoy yendo" que suena mas creíble y cercano, pero es igual de "falso" porque no "llegaré" hasta que no acabe con lo que estoy haciendo mientras "voy".
Un abrazo.
Tomás Labarga