Juan,
el pequeño de mis hijos, nació con una cardiopatía. Nos dimos un gran susto
cuando tenía menos de un día y se la detectaron. Lo trasladaron de urgencia a
Madrid (a 240 kilómetros de donde vivimos), estuvo un tiempo ingresado y a las
pocas semanas decidieron intervenirlo.
Después
de la operación estuvimos varios meses yendo todas las semanas a revisión a
Madrid, poco a poco las revisiones se han ido espaciando y ahora vamos una vez
al año. Hoy ha sido el día de la revisión de este año y de momento todo va
bien.
Hubo
una gran lección a aprender en esos primeros días en Madrid, aprender a confiar
y aceptar lo que nos toca. Es la otra cara de hacer todo lo que puedas y me
gusta añadir, todo lo que puedas y no más.
Hacer
todo lo que puedas no siempre garantiza el resultado, aumenta las posibilidades
de que el resultado se dé, como cuando los agricultores siembran y cuidan lo
sembrado, lo normal es que recojan, aunque siempre puede venir una tormenta que
eche a perder la cosecha.
Ante
la enfermedad nos podemos desesperar o podemos hacer todo lo que podamos, cuidarnos,
buscar el especialista adecuado y confiar en el personal sanitario y en el
futuro.
Juan
me enseño a aceptar la enfermedad, aceptar que no somos perfectos, que no todo
sale bien y además me enseño a confiar, a confiar en el futuro y en los
profesionales de la medicina, que aunque no lo saben todo son los que más
saben. En el caso de España contamos con grandes profesionales.
No
podemos controlarlo todo, no podemos controlar el resultado de un examen, de un
trabajo, de una relación sentimental, podemos hacer lo que podamos y confiar
que algo bueno sucederá. En el caso de que el resultado no sea el esperado,
aceptar y buscar los siguientes pasos, en eso consiste la tristeza del duelo,
en aprender a aceptar las pérdidas y seguir adelante.
Desde
aquí quiero agradecer a todo el personal del Gregorio Marañón de Madrid su gran
profesionalidad, su cuidado cada vez que hemos estado allí, su excelente trato
y su gran acompañamiento en los momentos difíciles. Especialmente al servicio
de cardiología pediátrica y a la doctora Teresa Álvarez Martín, gracias por
acogernos cada vez que vamos al Gregorio Marañón.
Espero
que si alguna vez estas en una situación parecida encuentres gente excelente
por el camino, como ha sido el caso y sepas depositar tu confianza en aquellos
que la merecen.
Excelente post
ResponderEliminarGracias :-)
EliminarTeresa es una gran profesional soy madre de un niño con cardiopatia y ella es capaz de con una mirada tranquilizarte y siempre se pone en lo peor pero te trasmite confianza y seneridad yo soy de valladolid y es duro estar en madrid pero hay buena gente
ResponderEliminarYo también soy de Valladolid y es cierto Teresa con una mirada te tranquiliza gran profesional y con un gran corazón.
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