El
baile, de manera natural, forma parte de nosotros mismos. Los niños bailan
cuando están contentos, como forma de expresarse, para relacionarse con los
demás. Podemos encontrar bailes de celebración, para ir a la guerra o para
atraer la lluvia. El baile expresa sentimientos y estados de ánimo.
Como
forma de entretenimiento y encuentro nos vamos juntando, este año uno de cada
dos fines de semana, unas cuantas parejas en el pueblo para bailar y aprender esta
forma de comunicación y acercamiento.
Surgió
como surgen otras muchas cosas, casi sin querer, y el grupo ha ido creciendo
gracias a la pasión que pone el maestro, Atigo, que lleva el ritmo en la sangre
después de unos años viviendo en Cuba. No llevamos mucho tiempo y para los que
no habíamos bailado mucho el avance es espectacular.
Atigo y su pasión |
El
pasado fin de semana caí en la cuenta de la cantidad de cosas que se pueden
aplicar al día a día de las aprendidas en el baile:
- La importancia de la pasión, que es contagiosa y anima a aquellos que te rodean. Hacer las cosas con pasión lleva a que salgan y se perciban mejor, nos impulsa a seguir, como hace Atigo.
- La vergüenza limita el aprendizaje, si no te atreves a probar los pasos, aunque al principio salga mal, no aprenderás. Para avanzar hay que salir de la zona de confort y arriesgarte al qué dirán.
- No sale bien a la primera, hay que seguir intentándolo y practicar, mucho mejor un rato a diario. Ser constante y no desfallecer siguiendo tus metas.
- Dar tiempo para que el aprendizaje deje poso, no se puede conseguir todo en un día, tener paciencia, saber esperar a que la siembra de sus frutos.
- No estamos solos, todo funciona mucho mejor cuando te coordinas con quien te acompaña, es fundamental saber comunicarse y entender las señales.
- No hace falta correr, no hacen falta grandes movimientos, sólo seguir el ritmo, dejarse llevar por la música en la dirección correcta. Si corres demasiado te vas a pegar una gran sudada (como a mí me pasaba) y acabarás muy cansado.
- Para seguir el ritmo hay que escuchar la música. En la vida hay que escuchar para no hacer a lo tonto, no hacer las cosas que no hacen falta o no meterte donde no te llaman. La escucha es la mejor herramienta para bailar y para comunicarte.
- Aprender a usar las pausas, saber parar y esperar. En un mundo donde vivimos la cultura de la prisa la pausa tiene un gran impacto, dando un discurso, meditando una respuesta o bailando.
- Disfrutar del baile, sale mejor, te ayuda con las dificultades y los errores se toman con humor en lugar de con desesperación, ayudando a mejorar. Disfrutar de lo que haces tiene el mismo efecto.
- La importancia de estar con otros, el baile no es lo mismo estando solo, aunque también se puede disfrutar de bailar sin compañía. Los compañeros nos ayudan a un viaje más enriquecedor.
La
vida es un baile y tú escoges si te quieres quedar mirando o quieres saltar a
la pista y bailar, vivir y compartir con los demás ¡qué disfrutes del baile!
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