jueves, 12 de septiembre de 2019

Disfrutar y agradecer


Cuando escribí “con las ganas” una amiga me comentó que faltaba el tercer paso, agradecer y aceptar lo que ya tienes. Muchas  veces no hace falta salir a buscar lo que quieres porque, si prestas atención, pones conciencia, ya está contigo, aunque quizá no te has dado cuenta.

Con la ansiedad de nuevos objetivos o necesidades vivimos en la carencia, centrados en lo que nos falta y en realidad ¡tenemos tanto! Cuánto tiempo dedicado a perseguir ideas, cosas, sueños que pierden su importancia cuando se alcanzan.

En momentos de calma, tranquilos, abiertos a apreciar lo que tenemos, disfrutamos de lo que encontramos, vemos, olemos, sentimos. El sol sale y se pone todos los días y solo algunos días apreciamos la puesta de sol, las estrellas, el color del cielo o el aire que nos da en la cara ¿Dónde vamos tan rápido cuando nos perdemos todo esto?

Cuando conectamos con nosotros mismos también conectamos con lo que nos rodea, con la naturaleza, con el sabor de una comida, disfrutando de un trago de agua y especialmente de las personas que nos acompañan, con las que tenemos la suerte de compartir.

Puesta de sol en la playa de los Locos (Suances)
No hace falta esperar a qué nos falte la salud, la comida diaria, el cobijo, los amigos, para hacer aprecio y celebrar lo que SÍ tenemos, lo que damos por sentado.

Todos los días podemos dar gracias por muchas  cosas. Un ejercicio interesante y poderoso es escribir un diario de gratitud, dedicar cinco minutos cada día a dar las gracias por lo positivo que hayamos vivido y que tengamos. Cinco minutos diarios ponen el foco de atención en eventos y situaciones amables y agradables, mejora el humor y es una de las palancas de la psicología positiva, que se centra en lo que va bien en lugar de poner el foco en lo que parece malo o patológico.

El ser agradecido y practicar el agradecimiento tienen beneficio en sí mismo, es un ejercicio que nos ayuda a encontrar lo positivo y constructivo en nuestra vida, nos impulsa a las actividades y relaciones que sentimos gratificantes y nos motiva a seguir disfrutando de lo cercano. Podemos encontrar la belleza de lo cotidiano, en cada cosa, prestando atención, como enseña el mindfulness.

Te propongo que durante dos semanas dediques cinco minutos a agradecer lo bueno del día, encontrar lo que te hace sonreír. Es probable que te des cuenta del disfrute de las cosas sencillas, esas que están y no hay que perseguir con solo prestar atención. Prueba, después igual quieres continuar más tiempo y que se convierta en un hábito.

Espero que puedas disfrutar de los colores de la naturaleza en otoño, de bonitos atardeceres en buena compañía, de los olores de la comida y de las pequeñas experiencias.

Y gracias compañera por recordarme la importancia de agradecer 😊.

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