jueves, 26 de septiembre de 2019

Tener demasiadas opciones puede paralizar o ralentizar


Nuestra sociedad vive obsesionada con las opciones, con el por si acaso, con dejar puertas abiertas, con el miedo a no tener vuelta atrás.

Está el viejo dicho castellano de “no poner todos los huevos en la misma cesta”, no vaya a ser que tropieces y se rompan. Por otra parte, podemos encontrar la pregunta de ¿cuántas cestas puedes llevar?

Probablemente, a lo largo de nuestra carrera y nuestra vida, nos vamos encontrando muchas posibilidades, pueden ser fuentes de ingreso, actividades que nos gustan, compromisos en los que nos vamos metiendo y un largo etcétera. Y así repartimos nuestra energía.

Hablo por experiencia, soy una persona que se ilusiona con facilidad, que enseguida tiende a decir sí a nuevos proyectos (o posibilidades) y de repente me encuentro abrumado ¿te suena? Estoy aprendiendo a esperar antes de decir sí y a poder dejar ir alguna cosa, aunque me guste.

Es como estar en un buffet libre, donde puedes comer sin parar, probablemente si comes todo vas a tener un buen empacho. La vida es un poco como un buffet, donde tienes que ir escogiendo que vas a comer (hacer), donde quieres poner tu energía.

Y mientras te mantienes con muchas opciones, con muchas puertas abiertas, la energía se pierde por esas puertas, sin foco acabas por no avanzar de verdad en nada. En ocasiones es como quedarse paralizado a la hora de comprar un móvil porque hay demasiados en el mercado y decidirte por uno es perder todos los demás.

Hay un momento para generar opciones, posibilidades, generar ideas. El modo visionario (tener una visión) que nos permite ver dónde queremos llegar y cuál puede ser el camino.

Otro para elegir, en el que reflexionas sobre cuál es la mejor opción, piensas con la cabeza, escuchas como te hace sentir, ves que te dice tu cuerpo y eliges. No te paralices antes las opciones, si te obsesionas con escoger la mejor puedes quedar inmóvil, la cuestión es escoger una opción que sea buena para ti en este momento, que sea real, accesible, sin caer en la trampa del perfeccionismo.

Demasiadas puertas abiertas - dibujo de Leyre Fontaneda

Elegir va de cerrar puertas, para poder poner el foco en la que has escogido atravesar. Demasiadas puertas abiertas despistan.

El tercer paso es comprometerte con lo decidido, no desperdiciar energía pensando lo que podría haber sido con otra opción. Poner todas tus fuerzas en lo decidido y avanzar. Vivir lo que tienes entre manos, estar aquí y ahora.

Quemar las naves, como cuentan que hizo Hernán Cortes, para que no podamos darnos la vuelta, para que la única salida sea luchar y vencer, para conseguir el compromiso total con la decisión.

Quizá no haga falta ir tan lejos, pero hay muchas cosas que no salen adelante por falta de compromiso y perseverancia. Si decides hacer algo pon en ello tu energía y hazlo lo mejor que puedas (¡y no más!, que a veces nos pasamos de autoexigentes).

Con esto no quiero decir que no puedas cambiar de opinión, el problema es si estás todo el día cambiando el foco, todo el día rumiando cual podría ser la mejor opción, en lugar de comprometerte con la acción, con hacer avanzar lo decidido.

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