Esta semana, como el año pasado, tenía previsto hacer varias etapas del Camino de Santiago, entre Logroño y Burgos, con mi hija Sofía. El objetivo de la semana claro, alcanzable, dividido en etapas diarias, ya solo quedaba caminar.
Comenzamos
ilusionados en Logroño, camino de Navarrete y Nájera, disfrutando del camino,
la compañía y el paisaje. En la etapa entre Nájera y Santo Domingo de la Calzada,
en Azofra, a los 5 km de salir, un mal tropiezo y tobillo resentido. Eran las
9:05, aplicar hielo y esperar a las 9:30 que abría la farmacia para hacer un
vendaje, confiando en poder proseguir, cumplir con el plan.
Vendaje para poder continuar |
Creo
en la importancia de la perseverancia y la constancia para llegar a la meta.
Qué las dificultades siempre aparecen y que la voluntad vence muchas barreras.
Así que decidí continuar, a pesar de la sensatez de mi hija de 11 años diciendo
que lo podíamos dejar para otra ocasión. El abandono, en contraposición a las
ganas de llegar, no cabía en mi cabeza.
Desde
el punto de vista positivo se puede decir constante, perseverante, tenaz. Lo mismo que decir cabezota, testarudo, obstinado, terco,
tozudo; que no suena tan positivo. Al fin y al cabo, depende de cómo se mire.
Empeñado
en seguir, hicimos la etapa, con bastantes molestias, llegando 15 kilómetros
más adelante a Santo Domingo de la Calzada. Todavía confiaba en seguir al día
siguiente, pero 45 minutos de parada me hicieron ver que no era adecuado.
La
reflexión que me hago tiene que ver con lo que en psicología se conoce como el
sesgo de la inversión hecha. Cuando ya has invertido tiempo, esfuerzo, dinero,
en algo, sea proyecto, estudios u otras cosas, aunque todo indique que sería
mejor dejarlo, hay un sesgo que favorece la opción de seguir adelante, en caso
contrario sería reconocer la pérdida de lo invertido, reconocer la
equivocación, renunciar. Esto me impulsaba a continuar, a llegar hasta Burgos.
Es
difícil decidir cuándo es suficiente, cuándo no merece la pena continuar. No es
cierta la frase “si quieres puedes”. Y, a veces, aunque puedas, no merece la
pena continuar. Casi seguro que aunque a rastras hubiese llegado.
En mi
entorno tiene muy mala prensa la inconstancia, lo inconsecuente, ser cambiante,
variable o veleta. Es muy importante perseverar, cumplir objetivos. Sin duda
sigo pensando en su importancia, fundamental para lograr determinados
objetivos. En mi caso tengo que aprender
que a veces no merece la pena, que se puede abandonar, al menos
temporalmente.
Entre
dos extremos hay una gran escala de grises. Entre el perseverante-cabezota y el
veleta hay muchos grados. Finalmente abandonamos el camino en Santo Domingo de
la Calzada, lo continuaremos en mejor ocasión.
Hola Nacho,
ResponderEliminarEspero ya te hayas recuperado y estés en forma.
Cómo bien indicas en tu blog hay que saber cuando un proyecto debe reorientar se o cambiar ante agentes externos no previstos y no controlables.
Es difícil determinar ese punto, pero es obvio que no debe omitir se, pues continuar por orgullo o cabezonería quizás pueda llevarnos a la meta, pero habiéndose consumido unos recursos no justificables.
Cuidate!! Y nos vemos pronto
Saludos
Antonio
Hola Nacho. Muy de acuerdo con tu reflexión. Creo que el "si quieres, puedes" ha hecho bastante daño. Si quieres (y se dan las condiciones necesarias) puedes. También se pueden cambiar los objetivos y volver a ser tenaz.
ResponderEliminarMe alegro de saber de ti. Cuídate, amigo!!
Luis, estaría bien tomar unas cañas. Espero que te vaya bien!!! Un abrazo :-)
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