Hoy quiero escribir sobre Fito, que nos ha dejado esta semana. Diría que antes de tiempo, con algo más de 50 años. Nunca sabemos cuándo nos llegará la hora, no sabemos el tiempo que tenemos. Su recuerdo permanecerá siempre con nosotros, dejó una huella imborrable, en mí y en muchos otros.
Era un
ser especial, conectado con la naturaleza. Como dijo su mujer, mi prima Esther,
más de pueblo que la mayoría de los que estábamos en el funeral para haber
nacido en la casa Cordón (una casa histórica de la ciudad de Burgos). Me contó
David, su hijo, que ya con 12 años amaestraba cuervos. Tenía animales allí
donde podía. Compartía esa pasión con quien quisiese disfrutarla con él.
Su
amor no solo alcanzaba a las personas, también mantuvo un estrecho vínculo con
la tierra, los animales y las plantas. Aprendí mucho de su cuidado del entorno,
que después nos cuida a nosotros. En la naturaleza estaba su sitio.
Ahora
la aventura estaba con sus gallinas castellanas, en Sotopalacios y en Valtierra
(creo que sentía orgullo al verlas). También en sus colmenas llenas de abejas. Dedicaba
horas a su cuidado, observando cada detalle, su comportamiento y necesidades. Fito
entendía que cada ser vivo tenía un papel crucial en el ecosistema y creaba también
el ecosistema adecuado para cada ser vivo.
Era
generoso, compartía los frutos de su afición. Todos los días está en mi
desayuno una cucharada de miel de sus colmenas, todos los días vengo teniéndolo
presente durante su enfermedad y lo seguiré teniendo presente. La miel es un
producto que dura, en las tumbas egipcias se han encontrado vasijas de miel con
miles de años en perfecto estado, así durará su legado.
Miel de Fito, de Valtierra de Albacastro, la mejor miel que he probado |
Fito
tenía la habilidad de alegrar a quienes le acompañábamos. Podía estar callado,
escuchando; mantener largas conversaciones y decir las palabras adecuadas que
nos hacían reír. Era un gusto compartir tiempo y espacio con él. No importaba
cuán difícil fuera la situación, Fito tenía un don para ver el lado positivo y
transmitir esa energía positiva a los demás.
Disfrutaba
de los placeres sencillos. Naturaleza, paseos, conversaciones y conexión con otros.
El viernes recordábamos su partida semanal, por mi parte recuerdo la partida de
mus en Noche Vieja. No se trataba solo de ganar o perder, sino de disfrutar del
tiempo juntos, de las conversaciones y de las bromas que surgían en el proceso.
Cada partida era una oportunidad para fortalecer los lazos y crear recuerdos.
Los
que nos rodean han creado nuestra vida, Fito se queda con todos los que le
conocimos y compartimos ratos con él. Su vida fue un testimonio de lo hermoso
que puede ser vivir en armonía con la naturaleza. Su legado es uno de alegría,
generosidad y respeto por la tierra. Aunque su presencia física ya no esté con
nosotros, su espíritu perdura en nosotros, en cada planta que crece, en cada
ave que canta y en cada abeja que zumba. Fito ¡Qué suerte fue conocerte!
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Almudena
ResponderEliminarPreciosas palabras!!
EliminarUn legado que ha dejado sin duda huella en muchos No se puede pedir más a la vida!!