domingo, 28 de junio de 2020

Cerrar etapas, celebrar, abrir otras nuevas


Hoy cerramos una etapa familiar en Irlanda, volvemos a España mañana. Al cerrar una etapa muchas sensaciones se mezclan, como parte del cierre está hacer balance de la experiencia, comparar expectativas con realidad, lo planificado con lo vivido. El cierre es un momento de reflexión y aprendizaje.

Los finales suelen ser productivos, enfocados en lo importante, en lo que queremos dejar acabado. Es un momento para dejar aparcado lo menos importante, no va a dar tiempo a hacerlo todo, así que habrá que dedicar el tiempo a lo que importa.

Los nervios por el cambio de ciclo suelen aparecer, atento a no dejarte nada. Entre tanta vorágine y a veces prisa, podemos olvidar celebrar los cierres, como hitos del camino, como parte de la vida.

Rito de paso, cierre y nuevo comienzo. Imagen de Free-Photos en Pixabay 
Esa celebración es el traspaso de un umbral. Cuántas veces hemos corrido, nos hemos esforzado, persiguiendo un objetivo y nos olvidamos de celebrarlo cuando lo conseguimos. La celebración es un recordatorio del camino y a la vez nos da la energía para continuar. Sin celebración, después de tanto esfuerzo, cuando llegamos a la meta, parece que ya no tenga importancia.

El otro día mi hijo me preguntaba que por qué se dice “celebrar” un funeral. Un funeral es un gran cierre, un momento triste, de pérdida, donde se acaba parte de la relación con el difunto, o esa relación al menos se transforma. Al celebrar recordamos los momentos juntos y nos preparamos para una vida separados.

Es importante cerrar, no dejar a medio cerrar. Para eso, el rito importa. En muchos casos se han perdido los ritos que marcan los procesos de cambio. Los ritos, las celebraciones, son una oportunidad para tomar consciencia.

“Celebrar el cierre nos prepara para el cambio, para la nueva etapa”

De esta forma es importante celebrar el cierre de los proyectos en el trabajo, celebrar los logros, juntar al equipo y hacer una ceremonia. Puede ser con una cena, que nos une y prepara para nuevos retos. Es un símbolo del final, del traspaso de responsabilidades, para poder empezar el nuevo proyecto sin cargas de uno que se supone está cerrado.

Un rito de despedida, de un trabajo al siguiente. La celebración con los compañeros ante un nuevo destino. La cena del que se jubila y deja el trabajo.

Así, hace poco, seguro que se ha encendido alguna hoguera en San Juan, para celebrar el paso, saltando por encima de la hoguera. El fuego que simboliza el cierre y el rocío de la mañana que simboliza el nuevo comienzo.

No hace mucho hemos cerrado el estado de alarma, entrando en una “nueva” normalidad. Eso también merece celebrarse. Hemos atravesado una época con muchas limitaciones, soñando con lo que haríamos cuando pudiésemos salir a cualquier hora, encontrarnos con los que apreciamos. El rito de paso abre el camino a escoger cómo quieres continuar. El cierre es un nuevo comienzo.

Recuerdo el dicho “Solo tenemos dos vidas y la segunda empieza cuando nos damos cuenta de que solo tenemos una”

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