Desde pequeñitos nos enseñan a decir “SI”
incluso cuando no nos apetece. ¡Anda cariño dale un beso a esa señora! Y el
niño da ese beso que no le apetece. Aprendemos a ceder.
Cuando crecemos y nos preguntan ¿tienes un
minuto? ¡Cómo vamos a decir que no! Tenemos un montón, y ese minuto se
convierte en media hora. Decir que “NO” nos parece una falta de respeto por los
demás, es no tenerles en consideración.
Muchos, hablando de saber decir que “no”
me han dicho ¡a que a ti no te gusta que te digan que no! Estoy de acuerdo, no
me gusta, pero lo respeto y lo acepto. Respetar y considerar a los demás
incluye aceptar las negativas.
¿Qué sucede cuando SIEMPRE decimos que
“SI”? Si nos sobra mucho tiempo no pasa nada, tenemos abundancia para hacerlo
todo, lo que no suele ser el caso. Nos buscarán en futuras ocasiones, siempre
decimos SI.
Cuando decimos “SI” a una
petición-propuesta estamos diciendo “NO” a otras cosas, es el coste de
oportunidad, lo que no hacemos por hacer algo. Podemos estar dejando de hacer
cosas que son importantes para nosotros. Cuando no decimos “no” a lo urgente se
lo podemos estar diciendo a lo importante
La mejor forma de encontrar fuerza para
decir “NO” es conocer que es lo importante, a qué estamos diciendo “NO”
cuando decimos “SI”: A estar con nuestros hijos, a ver esa puesta de sol
que para otro no es importante y para nosotros sí, a visitar al abuelo, a
dormir lo suficiente, a hacer ejercicio regularmente… Cada uno decimos “NO” a
diferentes cosas cuando decimos “SI” ¿Cuáles son las tuyas?
Puedes decir “NO” y seguir respetando al
otro; trabajando la asertividad, diciendo lo que piensas, lo que sientes, lo
que necesitas, sin ser agresivo, sin ser ofensivo, con cariño. De esta forma
respetas al otro y te respetas a ti mismo. Si sabemos qué es lo
importante sabremos decir no a muchas distracciones sin perder la sonrisa.
Algunas razones para decir “NO”:
- No cuenta lo que empiezas, cuenta lo que acabas.
- Haz menos cosas al año de modo que las acabes.
- Decir “No” ahora permite decir “Si” después a otras cosas. Te deja tiempo para ser flexible.
- Decir “No” pronto hace todo más fácil que si lo dices después. Cuando te has comprometido a algo cómo te vas a echar atrás
Tampoco la cuestión está en decir “NO” siempre,
vivimos en sociedad, nos ayudamos, nos aportamos mutuamente y disfrutamos de la
interacción, nos gusta apoyar al otro. Cada uno debe encontrar su equilibrio
entre la consideración a los demás (decir SI) y el respeto por nosotros mismos,
teniendo el coraje de decir NO. Las relaciones en las que ganamos todos se
construyen desde este doble respeto.
Es un ejercicio de consciencia saber
cuándo decir “SI” y cuándo decir “NO”. Si te cuesta decir no practica, prueba a
decir no una vez al día a algo a lo que sueles decir si de forma automática y
comprueba que pasa. Igual no es para tanto.
Aunque tengamos mucho trabajo no tiene
porqué ser malo decir “SI” a un café y a una buena conversación, en el
equilibrio está la virtud. Que el tiempo te permita disfrutar de tus sís y tus
nos.
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