domingo, 31 de diciembre de 2023

No hay misterios para conseguir los objetivos del nuevo año

Llega final de año, momento para ver que tal nos ha ido el que acaba y que nos planteamos para el que empieza ¿Qué le pides a este año que empieza? ¿Qué resultados quieres para dentro de un año? ¿Cuáles son tus objetivos?

No hay misterios para conseguir los resultados que queremos, siempre que sean alcanzables. Hacer lo necesario para llegar allí. Tener claro el objetivo y ser constante en su persecución.

Me viene a la cabeza un chiste de dos compañeros de colegio que se encuentran pasados los años. Después de charlar un rato queda claro que a uno le ha sonreído la vida, al menos en lo económico y el otro pasa dificultades para llegar a fin de mes. El que tiene las dificultades le pregunta “¿Qué has hecho para conseguir todo lo que has conseguido?”, a lo que el compañero contesta “Trabajar duro”. Ante esa respuesta el que preguntaba exclama “¡Así, cualquiera!”.

Es que no hay misterios, esto mismo se puede aplicar a múltiples preguntas que pueden surgir ante realidades que contemplamos:

  • Pregunta: ¿Qué has hecho para hablar inglés con tanta fluidez?; Respuesta: He vivido cuatro años en Inglaterra; Conclusión final: ¡Así, cualquiera!
  • Pregunta: Veo que te mantienes en forma ¿Cómo tienes ese cuerpo de gimnasio?; Respuesta: Voy al gimnasio cinco veces a la semana; Conclusión final: ¡Así, cualquiera!
  • Pregunta: ¿Cómo has conseguido sacar esas notas en los exámenes? (O ¿Cómo has conseguido sacar la oposición?); Respuesta: Estudiando mucho; Conclusión final: ¡Así, cualquiera!

Me encanta la reflexión que acompaña a la Ley de la Cosecha: “Cada uno recoge lo que siembra”. Aunque también es cierto que no siempre, a veces cae un pedrisco a destiempo, no llueve… Los motivos pueden ser muchos. Lo que está claro es que, si no siembras, no recoges.

Para Einstein locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes. Si haces lo mismo obtendrás resultados parecidos.

Si este año quieres ponerte en forma, no dejes de hacer ejercicio a mitad de enero, los que tienen cuerpo de gimnasio suele ser porque van al gimnasio (algún privilegiado habrá con buena genética). Si quieres aprender inglés, ponte todos los días con el inglés, sin excepción… Mira que vas a hacer para conseguir los resultados que quieres y ánimo con la constancia.

Un gran jugador de golf decía: “Es curioso, cuanto más entreno, mas suerte tengo” ¡Ánimo con el entrenamiento!  Preparación y la persistencia son clave para alcanzar el resultado perseguido.

jueves, 21 de diciembre de 2023

Saber juntarse es todo un arte

Este trimestre, de forma regular, una vez a la semana, he compartido tiempo y reflexiones con un gran grupo. Éramos 12 y casi se puede decir que teníamos nuestro maestro (me recuerda a algo).

¡Qué bueno juntarse con buena gente! ¡Qué importante! ¡Qué bien viene para generar ideas, complementar tu visión, aprender de otras experiencias…! Encontrar y mantener un buen grupo es todo un arte.

La excusa para juntarnos era un curso sobre la visión sistémica de la vida. Creamos un grupo de estudio en Burgos. Ahí estaba el propósito, aprender juntos y ver su aplicación en nuestro entorno. Nos ha dado para hablar de eso y muchas más cosas.

La visión sistémica del grupo reconoce interconexiones y relaciones entre sus miembros, a veces complejas. Promueve la colaboración y comunicación efectiva. Confía en que, del cambio (la perturbación), que supone incertidumbre (no saber), emergerá algo nuevo. Es un enfoque holístico, que potencia las sinergias, para alcanzar metas colectivas.

Bueno, en el párrafo anterior se me ha ido un poco la cabeza. Algunas de las ideas de la sistémica todavía las estamos integrando.

Lo que si me queda claro “es importante con quien te juntas”. No sé si te has dado cuenta, en muchas ocasiones puedes escoger con quien te juntas. Para participar en este grupo me he sentido escogido, quien lo organizó fue invitando uno por uno a los que finalmente hemos estado (gracias por la invitación), aunque también se quedaron otros que se han perdido la experiencia (decidieron que no se querían juntar con nosotros, tenían otras cosas).

Tú también puedes crear un grupo, invitar a gente a unirse, personas con intereses comunes, donde todos se enriquecen. Eso es la sinergia, cuando el grupo es más que la suma de sus partes, surgen cosas que no surgirían con cada uno por su lado (el todo es distinto que la suma de las partes).

Jim Rohn acuñó la frase “eres el promedio de las cinco personas que te rodean”. La forma de pensar, sentir y actuar se contagia. Aprendemos de los que tenemos cerca, al lado, vamos imitando, copiando, sin darnos cuenta. Así que es importante con quien te juntas. También tenemos los dichos castellanos de que “dos que duermen en el mismo colchón se vuelven de la misma condición” o el que aparece en el Quijote de “Dime con quien andas y te diré quién eres”.

Los grupos tienen muchas ventajas. Si cuentas con otros no hace falta inventar la rueda. Si tienes al lado alguien que lo ha hecho, te puede contar como lo ha hecho. Buscar soluciones de forma colaborativa es más fácil, 10 personas de 50 años tenemos 500 años de experiencia, eso es mucha experiencia. Aplicar la inteligencia de todos es lo que se llama inteligencia colectiva.

Las redes permiten compartir, crecer juntos, encontrar mejores soluciones. Si creamos las condiciones adecuadas, las redes surgen. Podemos ser parte de esas redes.

Un buen grupo (red) tiene gente con algo compartido (objetivos, experiencias, modo de ver las cosas…). Pero no somos iguales, somos diferentes (diversos), las diferencias generan resiliencia, capacidad de adaptación, flexibilidad y mayor visión de juego.

No haremos un buen equipo de futbol si todos somos excelentes delanteros. Nos hacen falta centrocampistas (con distintos perfiles), también defensas y portero. Si contratamos a todos iguales nos faltarán perfiles, si contratas clones en la empresa perderás creatividad.

No estamos todos (nos faltan Ángel y Gustavo) - ¡Qué gran grupo vestido para la faena!

El cierre de los cursos hay que celebrarlos. La celebración final me recordó a la metodología Belbin, con su diversidad de roles, para la creación de equipos efectivos. El Coordinador planea, el Implementador se encarga de los detalles, el Cerebro aporta ideas, el Cohesionador se encarga del buen ambiente (lo pasamos bien juntos) ¡Un cierre perfecto gracias a un gran equipo!

Stephen Covey comparte la sabiduría de los indios norteamericanos en su libro “Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva”. Los indios dicen “Si quieres ir rápido, vete solo. Si quieres llegar lejos, vete acompañado”. Otra forma de decirlo, es sí vas solo no llegarás muy lejos.

No me iría de viaje con cualquiera, si escoges con quien viajas, cuanto más importante es escoger con quien vives, trabajas y compartes mucho más tiempo.

Espero que este grupo continúe con nuevos retos, aprendizajes y cenas… Te invito a que te juntes con quien te sienta bien juntarte.

domingo, 17 de diciembre de 2023

¿Cómo te roban el tiempo? ¿Quieres recuperarlo?

¿Conoces al perro de Pávlov? Iván Pávlov, que estudiaba el sistema digestivo de los perros, se dio cuenta de que estos empezaban a salivar antes de que se les diese la comida ¿Cómo podía ser?

Diseño un experimento para investigar el fenómeno: hacía sonar una campana antes de dar la comida a los perros; después de repetir esto varias veces, los perros empezaban a asociar el sonido de la campana con la llegada de la comida. Una vez la asociación estaba establecida, con solo oír la campana, los perros salivaban, incluso si no se les presentaba comida.

Este proceso de asociar un estímulo neutral (la campana) con un estímulo que provoca una respuesta (la comida) y obtener una respuesta similar al solo presentar el estímulo neutral se conoce como condicionamiento clásico. Primero se establece la asociación y después con sólo el estímulo neutral se da la respuesta.

Nosotros somos condicionados (dominados) por las aplicaciones de nuestros teléfonos móviles como lo eran los los perros de Pávlov por la campanilla. Al oír una notificación (la campanilla) corremos al teléfono a recoger nuestra dosis, abandonando lo que tenemos entre manos.

Las aplicaciones están diseñadas para captar tu atención, para atraparte, para hacerte volver. Te estudian, saben cuando entras, cuando mandarte una notificación y cómo hacerlo, para que tenga el mayor impacto.

Saben lo que te gusta, lo que te mantiene enfrente de la pantalla, van recogiendo datos, te enseñan los vídeos que no puedes evitar ver, lanzan mensajes que te mantienen con curiosidad, te hacen dar un clic más.

Si es un juego te lanzan retos, vas avanzando, rápido al principio, hasta que te enganchas. Después se complica, algunos te piden dinero si quieres avanzar más rápido, según estabas acostumbrado. Te van dando regalos, ponen normas para que vuelvas y te lanzan notificaciones. Te comparan con otros y te ponen en contacto con amigos, usan la presión social.

Cuando son gratis es porque el producto eres tú, es tu tiempo. Son vampiros que chupan tiempo, horas y minutos, al acecho. Te dejan sin energía, sin tiempo, sin vida, porque la vida te la pasas enganchado. Como buen adicto piensas: “yo controlo, lo dejo cuando quiera, pero el reloj sigue corriendo”.

Los teléfonos móviles nos alejan de los que tenemos al lado, nos distraen de asuntos más importantes, nos roban el tiempo, que es como robarnos la vida.

También las llamadas son peligrosas, conectados 24 horas 7 días a la semana (24x7). Tenemos que estar siempre disponibles. Si el teléfono suena, nos levantamos de la mesa para contestar, hasta salimos de la ducha corriendo, abandonamos lo que estamos haciendo, nos dejamos interrumpir, sin saber la importancia de la llamada, como si fuésemos médicos de urgencias de guardia. Normalmente no es tan urgente, muchas veces nos quieren vender algo. Alguna vez es alguien que apreciamos, con el que queremos hablar, ese es el premio, lo que nos hará volver, aunque no toque, como las máquinas tragaperras, que usan un refuerzo intermitente.

Muchas aplicaciones de los móviles están diseñadas por maestros en psicología para la manipulación, para mantenerte enganchado. Todos han leído el libro “Enganchado (hooked). Como construir productos y servicios exitosos que formen hábitos” de Nir Eyal. Nos tratan como perros a los que habitúan a volver al teléfono, nos manipulan.

Me llego por correo y me sentí identificado

Te invito a que veas, en los ajustes de tu teléfono móvil, los datos de salud. Allí tienes información sobre las horas de uso, el tiempo con cada aplicación, hasta puedes configurar un tiempo máximo que te dejarás robar. Mucho tiempo puede pasar hasta que te das cuenta de que llevas unos grilletes que tu mismo te pones, que te roban la vida y después te quejas de que no tienes tiempo. Puedes dejar el teléfono como el que se desengancha de una droga. Puedes hacerlo de a poco, al principio unos minutos, después unas horas. O puedes tomar medidas más drásticas, tu eliges.

domingo, 10 de diciembre de 2023

Regala y regálate tiempo

Hoy me ha llamado la atención un anuncio en la tienda de la gasolinera a la que voy. Ponía a la venta un reloj con la frase “¡Regálate tiempo!”. Menuda paradoja, parece que podemos sacar tiempo de un reloj que es quien aparentemente nos esclaviza, nos hace correr a todos lados.

Cada minuto cuenta, porque lo contamos con un reloj. El tiempo de reloj, cronos, al contarlo creemos que lo atrapamos y quizá sea el reloj el que nos atrapa a nosotros.

Frente a Cronos está Kairós, el tiempo adecuado para cada cosa ¿Cuánto es lo adecuado? No siempre se puede contar con un reloj. El tiempo oportuno, el momento justo para cada cosa, para cada experiencia.

Aunque tenemos 24 horas todos los días aparentemente nos falta tiempo, incluso para nosotros mismos. Somos ricos en tiempo, esas 24 horas, 1.440 minutos todos los días.

La Navidad está a la vuelta de la esquina, ya se ha desatado la fiebre del consumismo, al menos en este que llamamos primer mundo y queremos regalar cosas de todo tipo ¿Qué tal si este año regalamos tiempo?

Cada vez es más difícil regalar, tenemos de todo, más de lo necesario (al menos estoy hablando de mí). También puede ser que cualquier regalo es bueno, lo que importa es el detalle, el tiempo empleado.

Puede que el mejor regalo sea el tiempo. El tiempo que me puedo regalar a mi mismo o el tiempo que puedo regalar a los cercanos, a los que quiero. Al fin y al cabo, el tiempo es vida, estamos hechos de tiempo y lo que tenemos es el tiempo que compartimos.

En la foto está mi maestro, mi hijo Juan, que me ha dado permiso para colgar la foto. Ahí está, con los pies a remojo, disfrutando su tiempo. Saber apreciar las cosas sencillas.

Quizá no sabes cómo regalarte tiempo. Observa a los niños, ellos si que saben. Todos lo supimos algún día, todos fuimos niños. Podemos recuperar el niño que llevamos dentro y su sabiduría natural.

Estas Navidades puedes regalar tiempo (Cualquier momento es bueno para regalar tiempo). Es un regalo que viene de vuelta, si regalas tiempo a un amigo, es probable que ese tiempo sea compartido, con lo que también es un regalo para ti.

Me voy a hacer un regalo de tiempo, me voy al sofá, que he encendido la chimenea y me apetece leer un rato ¡Qué disfrutes de la semana! (de tu tiempo).

lunes, 4 de diciembre de 2023

Vivimos una pandemia de “ocupaditis” – todo el día ocupados

Todo el día haciendo, sin parar, y al final del día no he conseguido terminar nada ¿Has tenido esa sensación? Corriendo, saltando de una tarea a otra, sin finalizar nada.

Vivimos ocupados, quizá demasiado ocupados para darnos cuenta de en qué nos ocupamos. Una pandemia de “ocupaditis”, llenamos nuestro tiempo de actividad, tratando de hacerlo todo.

Presionados por exprimir y aprovechar todos los momentos de la vida. Parece que, si no has hecho “todo” lo que se puede hacer, entonces no lo has hecho bien. Así que es imposible hacerlo bien, porque es imposible hacerlo todo.

Las opciones han crecido, podemos hacer muchísimas cosas y por mucho que corramos, no podemos hacerlo todo. Obsesionados con llegar a lo siguiente nos perdemos lo que estamos haciendo ahora.

Se ha perdido el hacer con pausa, más despacio. Cargo de conciencia si no estamos ocupados, si no estamos haciendo. A mi me ha pasado, tan obsesionado por hacer que se me olvida disfrutar de lo sencillo, del día a día.

Hacer menos para terminar más, hacer más despacio para hacer mejor. En lugar de 100 chapuzas una cosa bien hecha. Bueno, quizá esto es otro extremo ¿Cómo encuentras tu equilibrio? ¿Qué te siente bien y dónde eres efectivo?

Es diferente estar ocupado y ser efectivo. Ser efectivo es conseguir los resultados que quieres conseguir, ahora y también de manera sostenida en el tiempo. Para eso tienes que saber lo que quieres.

Si no sabes lo que quieres cualquier actividad te vale, con cualquier cosa te puedes entretener, tenemos miles de opciones. También en nuestro trabajo, queremos parecer ocupados, porque de lo contrario somos prescindibles ¿Qué puedo hacer que aporte? ¿Lo que estoy haciendo aporta? ¿A quién le aporta?

Podemos estar perdidos en actividades que, en lugar de sumar, restan. Hay veces que es mejor no hacer. Para darnos cuenta tenemos que recuperar la pausa, la posibilidad de parar y pensar. Soy profesor en la Universidad y un día encontré a un compañero en su despacho, con las piernas encima de la mesa y echado hacia atrás. Ante mi cara de sorpresa el me dijo, revindico el derecho del profesor universitario a pensar.

Sin pensar andamos como pollo sin cabeza, perdidos en la actividad, corriendo sin ir a ningún sitio.

Para ser efectivos necesitamos decidir que hacer. Para poder hacer eso también necesitamos decidir que NO HACER. Es difícil renunciar a mostrarnos ocupados, es difícil dejar de hacer determinadas cosas que ya no nos sirven, porque tenemos el hábito de hacerlas. Para dejar espacio a lo nuevo hay que podar lo que no sirve.

En una planificación flexible debe haber tiempo para imprevistos, para cosas necesarias que surjan y para cosas interesantes, oportunidades, que se presenten. Con la agenda demasiado llena no puedes ni siquiera soñar con esas posibilidades.

Busca tu tiempo de pausa, de pensar y sentir, con tiempo. Tiempo también para conectar con los de tu alrededor y con la naturaleza, con lo que te rodea. Demasiado ocupado te pierdes demasiadas cosas, por ir tan rápido.

domingo, 26 de noviembre de 2023

Mientras me pongo, se pasa el tiempo y el momento

Del dicho al hecho hay un trecho. No se si os ha pasado eso de “me voy a poner a estudiar” y mientras me pongo se han pasado dos horas. O con la intención de ir al gimnasio, con idea de salir a las 9 hacia allí, me dan las 10, entretenido con cualquier cosa. Una hora más tarde, el día se ha complicado, tengo demasiados planes y lo de ir al gimnasio se queda solo en la intención, un día más.

Desde que tengo intención de ponerme hasta que me pongo, si no presto atención, sin darme cuenta, pasa “demasiado” tiempo. El tiempo, la vida, se nos escapa entre los dedos. Lo de estudiar o ir al gimnasio puede sonar a obligación, a algo que nos cuesta. Lo mismo nos puede pasar a la hora de llamar a un amigo, lo que suena más agradable. Tengo intención de hacerlo y se me pasa el momento. Cuando hablamos, pasados los meses, nos decimos, además con sinceridad, “he pensado un montón de veces en llamarte”.

Qué bien nos sentimos después de haber seguido el plan. Me he encontrado mucha gente que no quiere planificar nada, porque total, nunca sigue el plan. O los que planifican las horas de estudio/trabajo y después solo cumplen los descansos ¿Por qué no he seguido el plan? ¿Me despisto cuando surge cualquier cosa? ¿Me cuesta ponerme? ¿El plan estaba mal hecho? Como todo, es cuestión de práctica, planificar algo que puedas/quieras hacer y te siente bien. Aprender a planificar y a seguir el plan. Si fallas al planificar estás planificando fallar.

Cuando tienes el plan claro, también el para qué de ese plan, la razón de que te convenga, ya tienes la mitad hecha. Ahora solo queda seguir el plan, aunque a veces es la mitad más difícil.

Hay a quién le encanta planificar sin hacer, soñar con lo que puede hacer y después no hace. Se llaman soñadores. Está bien soñar, incluso despierto algunas veces, aunque de vez en cuando nos conviene hacer.

Un plan nos guía a lo largo del día, no hace falta programarlo todo. Si sabemos lo que queremos ya estamos más cerca de conseguirlo. Definir los pasos para llegar, el cómo conseguirlo y después ir andando.

Entrenar la atención para darnos cuenta de cuánto tiempo pasa hasta que nos ponemos. La inercia nos mantiene donde estamos. Si estamos en el sofá, la inercia nos mantiene lejos de salir hacia el gimnasio. A veces cuesta, y qué bien nos sentimos al volver

Hacer lo que quiero a veces supone fuerza de voluntad para ponerme… ¡qué a gusto me quedo cuando lo he hecho! Qué fácil es hacer planes y que difícil es a veces seguirlos. Sobre todo, para algunas cosas. La importancia de no despistarse por el camino.

Mi situación y pensamiento muchos días
Hoy de momento la cosa no va mal. He ido al gimnasio, que me costaba, lo que me deja alegre y satisfecho. También he escrito esta entrada para el blog, me ayuda a reflexionar un poco cada domingo. Esta tarde tengo intención de llamar a un amigo, hace un montón que no hablamos, he pensado un montón de veces en llamar, pero con la diferencia horaria, al final, se me pasa. Excusas, si quiero puedo, si quiero lo haré… me voy a poner la alarma del móvil para hacerlo. Si lees esta entrada y echas de menos que hablemos, llámame.

domingo, 19 de noviembre de 2023

Cultura de la prisa, del no tengo tiempo

Vivimos en la cultura de la prisa, repetimos “NO TENGO TIEMPO”, corriendo de un lado para otro, muchas veces sin saber muy bien a dónde vamos. Con una larga lista de pendientes, que no deja de crecer, a pesar de todos nuestros esfuerzos.

En un mundo con posibilidades infinitas, donde las opciones nunca han sido tan numerosas, nos perdemos entre tanta oportunidad. Nos perdemos al elegir o elegimos a toda prisa. Los quehaceres y los placeres nos van llevando y saltamos de una cosa a otra, muchas veces sin acabar ninguna. El día pasa y no sabemos que hemos hecho con nuestras 24 horas.

La realidad es que tiempo siempre tenemos, todos los días 24 horas, así que la frase “no tengo tiempo” carece de sentido. Todos los días tenemos la capacidad de elegir que hacemos con nuestro tiempo.

¿Cómo eliges? ¿Cómo elegimos? Nuestras elecciones configuran nuestra vida y nuestra dirección. Si sigues por ese camino llegaras da donde te encaminas. En ocasiones sentimos que podemos predecir donde acabará alguien. También podemos apostar por donde acabaremos nosotros, sabiendo a qué dedicamos el tiempo.

El tiempo no se puede gestionar, simplemente va pasando. Lo que podemos gestionar es que hacemos en el tiempo que tenemos. Damos importancia a las cosas por el tiempo que las dedicamos.

Cuando propongo a alguien tomar un café y me suelta el célebre “no tengo tiempo”, a veces contesto “es que no soy suficientemente importante para ti”. Enseguida se disculpan diciendo que realmente no tienen tiempo, que están muy ocupados, lo que no dudo. También es cierto que ponen por delante todas esas ocupaciones a que nos tomemos un café. No pasa nada, cada uno toma sus elecciones, si es que puede. Es cuestión de prioridades.

Podemos no tener tiempo para ir a la montaña en familia, con amigos. Seguro que encontramos cosas que hacer en su lugar, depende de a qué le demos importancia.

Hoy nos hemos regalado tiempo en Santa Cruz del Valle Urbión - preciosa ruta y mejor compañía. Aunque la foto sale un poco borrosa, eso no es lo importante

Quizá sentimos que algo es importante, decimos que es importante. Pero nuestros actos hablan más alto que nuestras palabras, los hechos nos configuran, quizá más que los sentimientos.

Para saber qué es lo importante para ti, déjame ver tu agenda. Si dices que la familia es importante ¿Cuánto tiempo le dedicas? Más allá de lo que trabajas, porque puedes usar la excusa de que trabajas para que tengan todo lo que quieran, o todo lo que necesitan. Quizá lo que quieren y necesitan es pasar tiempo contigo.

El tiempo, el mayor regalo, porque es de lo que está hecha la vida.

¿Qué es lo importante? Si no tenemos tiempo, si no encontramos tiempo para ello, es que eso no es suficientemente importante.

La importancia depende del criterio de cada uno. A veces es difícil alinear la importancia de lo que sentimos, de lo que pensamos y de lo que hacemos. Merece la pena reflexionar a qué dedicamos el tiempo, que sí tenemos.

Gracias por dedicar tu tiempo a leer la entrada de esta semana. Puedes enviársela a quien dice que no tiene tiempo para una charla tranquila contigo, para un paseo o para un café.

lunes, 13 de noviembre de 2023

Si no cumplo, lo que prometo entonces es…

 Me he propuesto escribir una entrada a la semana en el blog, al menos hasta final de año. Como lo mejor para hacer algo, con menos esfuerzo, gastando menos fuerza de voluntad, es construir un hábito, pues me había planteado establecer la rutina de escribir los domingos por la mañana.

Ayer fallé, el fin de semana fue diferente, me fui a Madrid, no estaba en mi entorno habitual y decidí no llevar el ordenador ni buscar donde escribir. Era un fallo casi planificado, tenía otras cosas prioritarias.

También es cierto que podría haberlo escrito antes y que se publicase el domingo, pero el lío de la semana me llevo a no hacerlo antes.

¿Y ahora qué? Nos puede pasar lo mismo cuando nos planteamos que para hacer ejercicio vamos a ir los martes y jueves, por la tarde, según salimos de trabajar, al gimnasio. Llega el martes y algo se nos cruza, con fallar un par de martes, se pierde la rutina, el hábito y se abandona. Faltar es lo que se convierte en rutinario y no el ir.

Una receta sencilla para solucionar el tema es decidir por anticipado que vamos a hacer si fallamos con nuestro compromiso con nosotros mismos. En mi caso, si no escribo el domingo voy a escribir el lunes (como estoy haciendo ahora). En el caso del gimnasio me puedo plantear que si no voy el martes recuperaré el miércoles (o el sábado si no quiero hacer dos días seguidos).

Es tan sencillo como decir, “si no cumplo…, lo que prometo entonces es…”. Comprometerse por anticipado en caso de fallar. Nos ayudará a mantener y seguir desarrollando el hábito. El fallo forma parte del proceso, en lugar de castigarnos y recriminarnos por lo que no hemos hecho, mirar hacia delante y buscar la solución.

En general sabemos lo que nos conviene o lo que queremos, muchas veces fallamos en la ejecución ¿Por qué no hacemos lo que nos conviene? Ya en 2019 escribí sobre como hacer lo que nos va bien. Tres claves: hábitos, concretar las actividades, prestar atención a cuando llega el impulso.

¿Quieres ganar en autoestima y autoconfianza? La confianza se la gana aquel que hace lo que dice que va a hacer. Para ganar confianza conmigo mismo, autoconfianza, la clave es hacer lo que me digo que voy a hacer. Comprometerme y cumplir.

Lo mismo si nos hemos comprometido con otros, tratar de no fallar y en caso de fallo buscar enmendar lo no cumplido. Disculparnos y buscar alternativas, mirar al futuro en lugar de quedarnos atrapados en el fallo.

La compasión con uno mismo, castigarnos menos por no cumplir, ayuda a la resiliencia, salir adelante asumiendo las consecuencias. Permite reconocer nuestro fallo y buscar compensar, hacer algo cuando fallamos. Planifica que vas a hacer cuando te falle el hábito o la fuerza de voluntad. El único que no falla es aquel que no se compromete a nada.

De momento creo que con esto doy por compensado lo que no escribí ayer, domingo, haciéndolo el lunes.

domingo, 5 de noviembre de 2023

Retiro, retirada, recapitulación

Esta semana he estado de retirada, de retiro, de recapitulación. Como dicen en las guías de viaje, he estado cuatro/cinco días y tres noches. Desde el lunes al anochecer hasta el viernes por la mañana he hecho tiempo para estar conmigo mismo, prácticamente sin contacto con otros y parando el hacer.

Lo primero fue dejar el reloj y el móvil. El reloj que nos indica la hora y a veces nos esclaviza. Sin referencia externa de cómo pasan los segundos, minutos y horas; había que confiar en el reloj interno, que llevamos dentro. Sin móvil ni mensajes, tampoco correo electrónico. Unos días sin conexión externa para tener conexión interna, conmigo mismo. Contraste entre lo interno y lo externo, nuestro percibir de lo que tenemos dentro en lugar de dejarnos arrastrar por lo que pasa fuera.

En un espacio donde conectaba con la naturaleza, sus sonidos, el clima, el sol, la luna y las estrellas ¡Qué importante es el lugar que habitamos! Espacio solo, donde me sentía acompañado por otros 32 que estaban cerca, viviendo su propia experiencia. Agradecido por esa compañía.

Todo el contacto, sin palabras, con otra persona, ha sido recibir tres visitas al día. En dos de ellas traía un zumo para beber y en la tercera algo de comida. Sentirse cuidado, sabiendo que podemos contar con otra persona, a pesar de estar separados. Gracias Nerea por estar ahí para nosotros.

El propósito era recapitular lo vivido, los momentos significativos de la vida, momentos importantes, que han sido relevantes y siguen teniendo impacto en nosotros, en nuestra forma de vivir y ver el mundo, en como sentimos, actuamos, reaccionamos y nos relacionamos. Integrarlos de nuevo, en la mente, el cuerpo y el alma.

Gracias a la guía de la abuela Ana Luisa Solís, quien nos enseñó como hacer esta recapitulación y nos acompañó hasta la puerta de entrada y nos recibió a la salida. Nos ha guiado en la experiencia, explicándonos el lunes por la tarde la metodología, lo formal y lo que íbamos a transitar, adelantando algunas cosas que solo se pueden comprender cuando las vives.

Gracias por la cuenta del viernes, que deja constancia de la experiencia, como nos dijo “cada cuenta, cuenta”, cada experiencia cuenta. Parte del trabajo está hecho, otra parte la seguimos haciendo a la vuelta.

La importancia de la guía, de sentirte acompañado por alguien que ya he hecho el camino. Encontrar el guía y dejarse guiar. Dicen que el maestro aparece cuando el discípulo está preparado. No solo hay que encontrar quien te guíe, hay que estar abierto a esa guía y dispuesto a seguir el camino. Encontrar guías que nos orienten, en este caso que nos acompañen a encontrar nuestra guía interior.

Es difícil, diría que imposible, trasmitir en unas líneas la experiencia, profunda y vital. Como estando “solo” he podido sentir más conexión, con otros y con la naturaleza, que estando rodeado de gente. Volver a lo antiguo, el origen, sentir el paso del tiempo en el cuerpo, en la luz. Decía Einstein que el tiempo es relativo, he sentido que largo se puede hacer un día que en otras ocasiones pasa casi en un instante.

Imagen creada con Bing creator
Recapitular los momentos significativos da claridad de lo importante, tanto personas como actividades y lugares. Tan metidos en la vorágine y actividad de cada día, nos perdemos en nimiedades, descuidando lo importante. Cada uno define lo que es importante para él, hay que parar y verlo.

Recuperar el pasado me ha ayudado a ahondar en la conexión con mis raíces, mi historia, mi pasado y antepasados. Formamos parte de un todo, eslabones de una cadena, que viene y continua, se ramifica y se vuelve a encontrar. Formamos partes de la naturaleza que a veces maltratamos, tanto la cercana como la lejana, que está ahí para nosotros.

Darme cuenta de que me puedo retirar cinco días, el mundo sigue girando (¡Vaya sorpresa!). Algunos se dan cuenta y preguntan, otros ni siquiera se han dado cuenta.

Darme cuenta del tiempo de vida dedicado a la conexión tecnológica. Más de 500 mensajes y unos 80 correos electrónicos en espera de que volviese. Mucho más fáciles de gestionar todos juntos que en múltiples interrupciones diarias (pero eso da para otra entrada del blog).

Conexión con los de lejos que nos impide estar con los que tenemos al lado, que bueno es poder apartarnos de esa tecnología de vez en cuando, un rato, aunque solo sea media hora, para poder estar con los de cerca. También para poder estar conmigo mismo. La tecnología a veces nos entretiene y nos despista de lo que es importante.

Gracias Amor y Raquel por la organización, por crear el canal y el espacio, dar lugar a la experiencia y generar la estructura. Para simplemente estar necesitamos soporte y confianza. Gracias por crear espacios seguros, de encuentro con uno mismo y con los de cerca. Gracias por ser y estar.

domingo, 29 de octubre de 2023

Tener claro el resultado que quieres al final del día

Soy un optimista, siempre creo que puedo conseguir hacer muchas cosas en un día. Con listas de tareas demasiado largas corro el peligro de ir saltando de una cosa a otra, sin terminar en ninguna, avanzando poco o nada en cada cosa. También me suelo entretener en otras cosas que no tengo apuntadas. Al final del día puedo sentirme frustrado por lo que no he conseguido, en lugar de satisfecho por lo que sí he conseguido.

Limitar el número de resultados que queremos conseguir, ayuda a centrarnos, a conseguir el foco y a avanzar en lo concreto, sin perdernos en demasiado.

Hay muchos dichos que nos recuerdan esto, como “el que mucho abarca poco aprieta” o “si persigues dos conejos no cazaras ninguno”. En estos tiempos donde se nos van presentando múltiples opciones, muchos focos de atención, es fácil que nos perdamos entre tanto estímulo. Van saltando conejos y nosotros vamos cambiando el conejo al que perseguimos, sin atrapar a ninguno.

Imagen generada con Bing
Recuerdo una frase que me inspira: “No cuenta lo que empiezas, cuenta lo que acabas”. No estés demasiado atareado para no acabar nada.

¿Qué quieres acabar hoy? ¿Qué resultados quieres tener al final del día? Limita el número de resultados que quieres conseguir a tres (después podrás ir a por más). Tres es un número mágico, empieza por ahí.

Reflexiona al final del día cómo te ha ido con esos tres resultados que querías, qué te ha ayudado a conseguirlos y dónde han estado las dificultades (¿Dónde te has despistado?).

Por mi parte hoy quiero tener escrita esta entrada para el blog (esto casi está hecho, no hace falta que sea muy larga, que después asusta a los lectores y algunos no acaban - ¡Felicidades por haber llegado hasta aquí!).

Después quiero tener una charla tranquila con un amigo, ya hemos quedado para un café, así que, si no se tuerce, pinta bien.

También quiero hacer ejercicio, seguir cuidándome, tener hecho al menos 45 minutos de bicicleta estática. Esto ayuda al objetivo que tengo para este año de estar más en forma.

Con esas tres cosas me doy por satisfecho. Tengo otras actividades en la recámara, cuando acabe con los tres resultados prioritarios para hoy, puedo añadir más.

Lo mismo aplica para la semana ¿Qué tres resultados harán que la semana que viene merezca la pena? Para el mes o para el año ¿Qué tres resultados harán que este año haya merecido la pena? Después puedes llevar esos objetivos a cada día.

Qué tengas un buen día, al menos con tres resultados. Tu escoges qué resultados son importantes para ti hoy.

domingo, 22 de octubre de 2023

Reencuentro con los compañeros de EGB. Los amigos del cole

Ayer fue un día para recordar, de reencuentro, de compartir. Nos juntamos a comer algunos de los compañeros del cole, fuimos 40, faltaban unos cuantos. Este año, la mayoría hemos cumplido 50 años, otros están cerca de cumplirlos, una cifra redonda y especial. Ya no somos ni tan jóvenes, ni tan viejos, edad de hacer balance, aunque esto se puede decir a cualquier edad.

Nos volvimos a ver en el colegio, donde hemos vivido tantas horas juntos. Cientos de anécdotas compartidas, recuerdos, rememoración de sueños, sentimientos.

Los años pasan, muchas cosas cambian y otras permanecen. Nos hicimos una foto, en las mismas escaleras donde nos hacíamos la foto anual. Los altos seguían siendo altos y se pusieron detrás, los bajos seguían siendo bajos y estuvieron en primera fila (esta vez sin banco). Nos reconocíamos, las caras y los gestos permanecían. Allí estaba la esencia.

La magia de volver a ver a los que ya conocíamos, a volver a reconocernos y ponernos al día. De niño y adolescente conoces a la gente de otra forma, más espontanea, con menos máscaras, más natural, todo fluye ¡Qué grande poder reencontrarnos!

Momento especial cuando aparecieron cuatro profesores de nuestra infancia y adolescencia. De distintas etapas. Instante único, tanto para nosotros como para ellos. Representan nuestra historia, nuestros inicios. Nos acompañan en la foto.

Foto de reencuentro

Don Emilio, que llegó al colegio cuando hacíamos 1º de EGB, acostumbrados al hermano Blas, Emilio era un soplo de aire distinto, más cercano. Nosotros, sus primeros alumnos, casi no se nota en la foto que es algo mayor que nosotros. Ayer cantamos “¡Viva la gente!”, tal como la cantábamos con 5 o 6 años, en 1978/79, al son de esa guitarra especial. Todavía recordamos la letra y el estribillo, que al menos a mi me ha marcado “¡Las cosas son importantes, pero la gente lo es más!” (Pulsa aquí y podrás escuchar la canción en las voces de “Enrique y Ana”), que también estuvieron en nuestra infancia. Emilio se jubiló hace un par de años, después de 42 años en el colegio, su legado permanece en nosotros.

Marco Antonio y las ciencias naturales, en esas clases donde ya teníamos entre 12 y 14 años, revolucionados y revolucionarios, con ganas de explorar. Abriéndonos a la independencia en un mundo lleno de reglas. Casi estuvo en el colegio lo que estuvimos nosotros, después fue a buscar nuevos caminos, con los años hemos ido coincidiendo, los niños nos hacemos mayores.

Don Javier, profesor serio y con buen humor, aunque parezca contradictorio. Lo dice todo que recibió de regalo un jamón y un Oscar cuando se fué. Nos hizo saber que "las normas de convivencia no son un capricho del profesor, sino que van encaminadas a nuestra formacion"; alguno lo copio 200 veces.

La señorita Lourdes, bendita entre tanto hombre, como cuando llego al colegio y nosotros teníamos 15 años ¡Qué mayores nos veíamos y nos creíamos! La Salle era un colegio de chicos, a esa edad éramos todos chicos y nunca habíamos tenido una profesora joven ¡Os podéis imaginar el impacto! Ayer contaba lo difícil que había sido para ella. Lo que ha cambiado el colegio, lo que ha cambiado la educación, lo que hemos evolucionado. A ella se la distingue bien en la foto.

Cómo hemos cambiado y cómo nos mantenemos iguales. El cambio y lo permanente, la esencia de cada uno sigue estando ahí. Todo cambia y todo permanece.

Gracias Miguel Miguel Moreno por impulsar el grupo de Whatsapp, por mantener la unión y la llama encendida. Gracias a los que os movéis por organizar estos reencuentros, gracias GGV (Goyo) por el diseño de las camisetas y por apoyar la iniciativa ¡Cuánto os quiero! ¡Cuánto me alegro de volver a veros! ¡Eché a muchos de menos!

Reconecté con el niño y el adolescente que fui y que llevo dentro ¡Qué bueno poder sentirlos junto con el adulto que ahora soy! ¡Qué bueno poder consultarlos cuando tengo algo que decidir! Toda una mezcla de sentimientos, recuerdos, sueños.

Gracias a todos por estar ahí, tanto a los que vinisteis como a los que no. Somos historia común, no somos los unos sin los otros, la riqueza de conocernos, ¡qué bueno sentirnos conectados! Seguimos caminando juntos, incluso en la distancia.

¡Viva la gente, la hay donde quiera que vas!

¡Viva la gente, es lo que nos gusta más!

Y entonces me di cuenta de una gran realidad,

las cosas son importantes, pero la gente lo es más

domingo, 15 de octubre de 2023

El tiempo se escapa entre los dedos ¿Cómo evitarlo?

Ayer por la tarde quería ir al gimnasio ¡Qué bien sienta un poco de ejercicio! ¡Cuánto cuesta ir al gimnasio algunos días! Eran las 18, si me iba en 15 minutos, lo que tardo en prepararme, podía estar de vuelta en casa a las 19.45. Sin darme cuenta, pasó una hora y cuarto, ya eran las 19.15, y yo sin prepararme para ir al gimnasio.

Estuve tentado de abandonar, ya casi era la hora en la que quería haber vuelto y no me había puesto en marcha. El móvil me había atrapado. La verdad es que puedo despistarme con cualquier cosa en el momento que aparece la pereza.

La pereza suele hacer acto de presencia cuando estoy cansado, cuando quiero hacer algo que apetece poco. Vaya contradicción, quiero hacer y apetece poco “¿Quiero o no quiero?”, esa es la cuestión. Quiero verme con algo acabado, a la vez que cuesta ponerse y hacerlo. Lo inmediato frente al resultado futuro (que puede ser un futuro que se da en 10 minutos o una hora).

Hace un momento, a las 10.30, me ha dicho mi hijo Juan que a las 11 se pone a hacer la tarea. Tengo curiosidad por ver que pasa, ver si vence su pereza, que seguro aparece. Ahora está jugando con el ordenador, las horas se le pasan sin darse cuenta, tendrá que hacer un esfuerzo si quiere ponerse con la tarea ¡Qué bien cuando esté hecha! Sobre todo, porque es condición para poder hacer otras cosas esta tarde.

Viñeta del gran Quino (cogida de @MafaldaQuotes)
A mí me pasa con el gimnasio, cuando tengo que revisar un artículo, al ponerme a trabajar en algunas cosas o incluso con cosas que me gustan, como leer. Desde que pienso en ponerme y podría ponerme, hasta que me pongo, pasa un buen rato.

Lo mismo sucede con algunos descansos que van a ser de cinco minutos. Se alargan inconscientemente, sin darme cuenta han pasado 30 minutos y sigo enganchado con cualquier tontería (las redes sociales, cualquier jueguecito del móvil… las opciones son variadas). Es fácil despistarse cuando algo apetece poco, más fácil despistarse si estás cansado.

Bueno, sabiendo que pasa ¿Qué podemos hacer? Lo primero es darnos cuenta de que se nos está escapando el tiempo, prestar atención a ese Pepito Grillo interno que nos cuenta que es lo que nos conviene ¿Por qué no hacemos lo que nos conviene? Al menos, a veces.

Vencer la barrera de la pereza, ponernos. Decidir por anticipado que queremos hacer esta mañana, qué nos hará sentirnos satisfechos a la hora de comer. Eso nos dará gasolina para empezar.

También gasolina para continuar. Una vez empezado suele ser más fácil seguir, ir dando un paso detrás de otro, ir avanzando, hasta el objetivo final.

Tener claro donde queremos llegar, qué queremos tener hecho, ya sea escribir esta entrada en el blog o hacer la tarea. Anticipar la sensación que tendremos al terminar nos ayuda perseverar, mantener la acción hasta llegar. No cuenta lo que empiezas, cuenta lo que terminas. Si lo dejas a medias es peor que no haber siquiera empezado, produce más dolor verlo a medias que nunca haber empezado.

Si nos ponemos pronto después quedan más horas para otras cosas que apetecen más. Perdemos el tiempo con cosas que nos aportan poco y que después nos hacen sentir culpables.

¿Qué te gustaría tener hecho para el final del día? ¿Para el final de la semana? ¿Para el final del mes o del año? Ahí tienes la guía para hacer lo que te conviene.

Puedes seguir tu visión o perderte por el camino, tus resultados y tu satisfacción dependen en gran medida de ti y de vencer la barrera de la pereza. Si perseveras los resultados llegarán.

La clave en tres pasos: empezar, seguir y terminar.

domingo, 8 de octubre de 2023

¿Quieres una pausa? Pide tiempo muerto

Pedir un tiempo muerto puede cambiar un partido. El tiempo muerto está presente en muchos deportes: baloncesto, vóleibol, balonmano, béisbol. El tiempo muerto puede cambiar la dinámica del juego, se puede aprovechar para bajar las revoluciones si el partido está caliente, para preparar la siguiente jugada en momentos importantes, cortar una buena racha del rival o una racha de fallos propios.

Petición de tiempo muerto en baloncesto. Con el árbol de la vida de fondo
En un partido puede haber varios tiempos, con descansos entre medias. En el descanso podemos reflexionar sobre cómo va el partido, tomar aire, dialogar para ponernos de acuerdo. Muchos partidos cambian tras un descanso.

También se puede sacar a un solo jugador de la cancha, en muchos deportes durante un rato, para que descanse, para hablar con él, para que cambie de mentalidad o suelte un cabreo, que le puede llevar a acciones poco apropiadas en el campo.

Esto funciona en los deportes y funciona en la vida. Puedes pedir un tiempo muerto, tomarte una pausa, de unos segundos, de minutos, horas, días o meses… Depende de distintos factores. Una pausa puede cambiar tu vida, más de lo que cambia un partido. Pausar si hay algo que no funciona o para encontrar nuevas ideas.

Tomarse una pausa, en una cultura que valora tanto la actividad, donde parar parece un pecado, cuesta, puede dar vértigo, es cómo acercarse a un precipicio. Si paro igual me doy cuenta de que es lo que estoy tapando con tanta actividad.

Tengo un compañero en la Universidad que suele poner los pies encima de la mesa y recostarse en la silla. Un día que me lo encontré así le dije si no le preocupaba que lo viesen. Me contestó “Revindico el derecho de los profesores universitarios para pensar”. No es necesario poner los pies encima de la mesa, pero es una forma de cambiar el foco, parar de escribir en el ordenador y dejar espacio para que surjan nuevas ideas.

Me encanta pensar en compañía y paseando. Los peripatéticos eran alumnos de Aristóteles, que enseñaba caminando. Un paseo puede ser una pausa, sobre todo ahora que pasamos tanto tiempo sentados. Levántate y anda, quizá se te ocurran nuevas ideas.

Cuando tenemos que resolver un problema hay veces que no queremos levantarnos hasta resolverlo, sobre todo si es importante. Lo que nos enseña la experiencia es que, a veces, al dejarlo reposar, aparece la solución. Nuestro cerebro sigue trabajando en segundo plano, encuentra nuevas relaciones, encontramos nueva inspiración. La solución a un problema de matemáticas con el que estamos atascados aparece al ir al baño ¡¡Eureka!! Cómo no se nos ocurrió antes.

Si estamos agotados llega un momento que no rendimos. Descansados podemos hacer en minutos algo que en otras ocasiones nos lleva un par de horas. También saber que vamos a parar nos hace rendir más el tiempo que nos queda, nos ayuda a cerrar lo que tenemos entre manos.

Parar no solo nos permite descansar, nos abre a nuevas formas de pensar, nos permite nuevas experiencias y conexiones, nos saca de lo de siempre y nos lleva a nuevos lugares.

La pausa ayuda a coger distancia, perspectiva. Hay cosas que no ves de cerca y en cuanto tomas distancia las puedes ver. Necesitamos dar un paso atrás, para ver con más amplitud. Si sigues haciendo lo mismo, de la misma forma, no te darás cuenta de lo que es evidente si paras.

Me doy cuenta de lo importante cuando paro, abro los ojos y el corazón, para mirar y sentir. Aparecen pistas para la cabeza sobre las que pensar.

No es fácil parar, somos muchos los adictos a estar ocupados. Aprender a parar es como aprender a andar, poco a poco, paso a paso.

Las religiones tienen mucho que enseñarnos. En el Sabbat los judíos paran. Los domingos paramos los cristianos. Dios descanso (paró) al séptimo día ¿Qué día paras tú? ¿Cuándo paras?

¡Qué bien suena un año sabático! Que no es un año para no hacer nada, sino es un año para parar lo habitual, hacer una pausa, haciendo cosas diferentes, aprender de la experiencia y volver con ideas y energías renovadas.

Las pausas pueden tener diferente duración, escoge las tuyas. Hasta los más ocupados pueden parar (necesitan parar).