Esta
semana he estado de retirada, de retiro, de recapitulación. Como dicen en las
guías de viaje, he estado cuatro/cinco días y tres noches. Desde el lunes al
anochecer hasta el viernes por la mañana he hecho tiempo para estar conmigo
mismo, prácticamente sin contacto con otros y parando el hacer.
Lo
primero fue dejar el reloj y el móvil. El reloj que nos indica la hora y a
veces nos esclaviza. Sin referencia externa de cómo pasan los segundos, minutos
y horas; había que confiar en el reloj interno, que llevamos dentro. Sin móvil
ni mensajes, tampoco correo electrónico. Unos días sin conexión externa para
tener conexión interna, conmigo mismo. Contraste entre lo interno y lo externo,
nuestro percibir de lo que tenemos dentro en lugar de dejarnos arrastrar por lo
que pasa fuera.
En un
espacio donde conectaba con la naturaleza, sus sonidos, el clima, el sol, la
luna y las estrellas ¡Qué importante es el lugar que habitamos! Espacio solo,
donde me sentía acompañado por otros 32 que estaban cerca, viviendo su propia
experiencia. Agradecido por esa compañía.
Todo
el contacto, sin palabras, con otra persona, ha sido recibir tres visitas al
día. En dos de ellas traía un zumo para beber y en la tercera algo de comida.
Sentirse cuidado, sabiendo que podemos contar con otra persona, a pesar de estar
separados. Gracias Nerea por estar ahí para nosotros.
El
propósito era recapitular lo vivido, los momentos significativos de la vida,
momentos importantes, que han sido relevantes y siguen teniendo impacto en nosotros,
en nuestra forma de vivir y ver el mundo, en como sentimos, actuamos, reaccionamos
y nos relacionamos. Integrarlos de nuevo, en la mente, el cuerpo y el alma.
Gracias
a la guía de la abuela Ana Luisa Solís, quien nos enseñó como hacer esta
recapitulación y nos acompañó hasta la puerta de entrada y nos recibió a la
salida. Nos ha guiado en la experiencia, explicándonos el lunes por la tarde la
metodología, lo formal y lo que íbamos a transitar, adelantando algunas cosas que
solo se pueden comprender cuando las vives.
Gracias
por la cuenta del viernes, que deja constancia de la experiencia, como nos dijo
“cada cuenta, cuenta”, cada experiencia cuenta. Parte del trabajo está hecho,
otra parte la seguimos haciendo a la vuelta.
La
importancia de la guía, de sentirte acompañado por alguien que ya he hecho el camino.
Encontrar el guía y dejarse guiar. Dicen que el maestro aparece cuando el discípulo
está preparado. No solo hay que encontrar quien te guíe, hay que estar abierto
a esa guía y dispuesto a seguir el camino. Encontrar
guías que nos orienten, en este caso que nos acompañen a encontrar nuestra guía interior.
Es difícil,
diría que imposible, trasmitir en unas líneas la experiencia,
profunda y vital. Como estando “solo” he podido sentir más conexión, con otros
y con la naturaleza, que estando rodeado de gente. Volver a lo antiguo, el
origen, sentir el paso del tiempo en el cuerpo, en la luz. Decía Einstein que el tiempo es relativo, he sentido que
largo se puede hacer un día que en otras ocasiones pasa casi en un instante.
Imagen creada con Bing creator |
Recuperar
el pasado me ha ayudado a ahondar en la conexión
con mis raíces, mi historia, mi
pasado y antepasados. Formamos parte de un todo, eslabones de una cadena, que
viene y continua, se ramifica y se vuelve a encontrar. Formamos partes de la
naturaleza que a veces maltratamos, tanto la cercana como la lejana, que está ahí
para nosotros.
Darme
cuenta de que me puedo retirar cinco
días, el mundo sigue girando (¡Vaya
sorpresa!). Algunos se dan cuenta y preguntan, otros ni siquiera se han dado
cuenta.
Darme
cuenta del tiempo de vida dedicado a la conexión tecnológica. Más de 500
mensajes y unos 80 correos electrónicos en espera de que volviese. Mucho más
fáciles de gestionar todos juntos que en múltiples interrupciones diarias (pero
eso da para otra entrada del blog).
Conexión
con los de lejos que nos impide estar con los que tenemos al lado, que
bueno es poder apartarnos de esa tecnología de vez en cuando, un rato, aunque solo
sea media hora, para poder estar con los de cerca. También para poder estar conmigo
mismo. La tecnología a veces nos entretiene y nos despista de lo que es
importante.
Gracias Amor y Raquel por la organización, por crear el canal y el espacio, dar lugar a la experiencia y generar la estructura. Para simplemente estar necesitamos soporte y confianza. Gracias por crear espacios seguros, de encuentro con uno mismo y con los de cerca. Gracias por ser y estar.
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