domingo, 29 de mayo de 2022

Planificar o no planificar, esa es la cuestión

¿Hacer planes o no hacerlos? Esa es la cuestión ¿Hasta dónde me planifico? Muchos se niegan a hacer planes ¡Para qué voy a hacer planes si después no salen! ¡Para qué voy a planificar si después no cumplo! ¡Es que a mí lo que me gusta es fluir, ir viendo en cada momento! Muchos se niegan a planificar. A mí no me gusta estar muy planificado, me gusta poder sentir que es lo que me apetece en cada momento.

En mi caso, cuando planificaba las horas de estudio detalladamente, con sus descansos correspondientes, lo único que cumplía era con los descansos. Sería porque en esos descansos solía haber quedado con alguien y ya no lo iba a cambiar (parece que los compromisos con otros me ataban más que los compromisos conmigo mismo).

Después aprendí a planificarme de otra forma, planificaba cuantas horas de estudio podía sacar ese día y después iba fluyendo por el día, avanzando a ratos hacia el objetivo, lo que solía conseguir. Esa planificación más flexible me funcionaba mejor.

Dicen que si fallas al planificar estás planificando fallar. Un mal plan será más difícil de seguir, en algún caso imposible y es la antesala de la frustración. Tómate el tiempo para hacer un buen plan.

En un plan menos, es más, con menos cosas planificadas será más fácil alcanzarlas. No sobreplanificar, llenar cada hueco de forma que anulemos toda flexibilidad, toda posibilidad de adaptación a imprevistos.

Las vacaciones pueden ser más una fuente de estrés que de descanso, con tantas cosas previstas que cada día es salir corriendo para poder llegar. Quizá también hay que reservar tiempo para descansar, para no hacer, el tiempo libre que a veces llenamos de planes y ya no es tan libre.

La cosa se complica si no solo eres tu el involucrado, cuando haces con otros o cuando viajas con otros, solo con un plan somos capaces de hacer algo. En un grupo grande, sin un plan, es más difícil ponerse de acuerdo, a no ser que se confíe en alguien que lidere y sea capaz de tomar decisiones. Te puedes quedar paralizado por la búsqueda de consenso, intentando contentar a todo el mundo (algo que se acerca a la utopía).

También si me apetece ver a alguien y somos gente ocupada, o quedamos o no nos vemos. Quedar viene a ser un plan, algo que dejamos para más adelante y que nos compromete, en este caso con otro.

En otras ocasiones los planes solo son compromisos con nosotros mismos. Alguien nos genera confianza cuando hace lo que dice que iba a hacer. Podemos ganar en autoconfianza cuando hacemos lo que hemos planificado hacer. Ganamos en autoconfianza y autoestima cuando cumplimos con nosotros mismos.

Una buena organización, un buen plan, es la clave para una buena y fácil ejecución. Una compañera, cuando los niños eran pequeños, siempre planificaba, con gran inteligencia y proactividad, los horarios de los niños en la extraescolares, equilibrando su disfrute y aprendizaje con la compatibilidad de horarios en su trabajo. El año escolar era mucho más fácil. Un error de planificación te tiene todo el año haciendo desplazamientos que en otros casos serían innecesarios.

Cuando planificas con otros o para otros, los intereses y los gustos no siempre son los mismos. Imprescindible la comunicación que mejorará el plan para todos y las posibilidades de que vaya bien.

Ahora que se acercan las vacaciones escolares es buen momento para el diálogo. Conocer a nuestros hijos y saber que les interesa, les apetece y les gusta. Hacer el plan de vacaciones, de las vacaciones conjuntas y de lo que van a hacer ellos mientras los adultos trabajan. Con hijos pequeños hay que coordinar más situaciones.

Póntelo fácil para disfrutar (incluso de las vacaciones)

Hacer el plan da pereza, son muchas variables a tener en cuenta, muchas las posibilidades. Cuanto más tardes, menos posibilidades. Planificar es elegir para el futuro, también puedes dejarlo para más adelante, ya irás viendo el camino. También en el futuro puedes cambiar tu elección, tu plan, al fin y al cabo, es tuyo.

No todo va a salir según lo previsto, un buen plan nos ayudará a adaptarnos ante los imprevistos. En cualquier caso, eres el dueño de tu plan y puedes cambiarlo cuando quieras. Hay cosas más importantes que el plan, tu sabrás cuales son las tuyas.

domingo, 22 de mayo de 2022

Hacer frente a los exámenes o a las oposiciones

Muchos estudiantes, después de años estudiando, se quedan sin respuesta al preguntarles cuantas horas son capaces de estudiar en un día concentrados, o cuanto tiempo son capaces de mantener la concentración estudiando.

La vida estudiantil sigue la ley de la cosecha: “El que siembra, recoge, pero no siempre”. Si no siembras, no recoges. Si no estudias no recogerás frutos del estudio. Aún estudiando puedes tener un mal día, un examen difícil, como cuando el agricultor, a pesar de todos sus cuidados, pierde la cosecha por un granizo inoportuno.

Hay una diferencia entre los objetivos de resultado y los objetivos de actividad. Los objetivos de resultado no dependen totalmente de ti, ganar el partido no depende solo de ti, también depende del rival. Lo que si depende de ti es la actividad, esforzarte en cada punto.

Objetivos de resultado ≠ Objetivos de actividad

De la misma manera el superar un examen, el sacar una oposición, no depende de ti, lo que si depende de ti es la actividad previa para preparar ese examen.

Lo que dice la ley de la cosecha es que un estudio adecuado, una actividad adecuada, nos acerca al resultado deseado. Aunque el resultado siga siendo incierto, nos acercamos a lo que queremos, por eso nos preparamos. La actividad adecuada nos acerca al resultado.

Lo que si depende de nosotros son las horas que dedicamos a estudiar, los temas que estudiamos cada día, como nos planificamos y si cumplimos con los planes.

Apuntar nuestra actividad nos ayuda a ser más conscientes de lo que hacemos. Los autorregistros nos ayudan a darnos cuenta de cómo funcionamos. Nos ayudan a responder a la pregunta de cuántas horas he estudiado hoy y cuánto puedo estudiar concentrado en este momento.

Autorregistro tiempo estudio de esta mañana - Una mañana activa
Soy un profesional del estudio, llevo más de cuarenta años estudiando, apuntar a qué dedico mi tiempo me ayuda a recuperar y mantener el foco, a conservar la atención allí donde la quiero tener.

Si estás estudiando para los exámenes, o una oposición, te invito a poner un papel al lado y a apuntar cuanto estudias. El simple hecho de apuntar ayuda a darte cuenta. Además, después, puedes observar lo hecho y reflexionar que te llevaría a una mejor actividad, a un mejor resultado.

Lo mismo puede servir para mantener la atención en un proyecto, en la investigación, si estás haciendo la Tesis o en aquello que tú quieras.

Apuntar durante unos días a qué dedicas tu tiempo te permitirá conocerte mejor y saber a qué dedicas tu vida, donde se van tus horas y minutos, donde se van tus momentos.

lunes, 16 de mayo de 2022

Un buen comienzo allana el camino

Ayer estaba en una formación, comenzamos con un paseo por la montaña. Un paseo tranquilo, de una hora y media, disfrutando de la naturaleza y de un estupendo día de primavera, en buena compañía.

Muchos lo pueden ver como una pérdida de tiempo, algo poco productivo en una formación. A mí me conecta, me sirve para estar más presente el resto del día, para mí es un buen comienzo.

El comienzo de la jornada marca el resto del día. Un buen comienzo tiene más posibilidades de llevarnos a un buen día; un mal comienzo nos puede llevar a un mal día.

¿Cuántas veces empiezas corriendo porque no llegas? Especialmente si es lunes, que suele marcar también el comienzo de la semana. Si al comienzo ya te falta tiempo, puedes arrastrar esa falta de tiempo el resto de la jornada.

¿Qué es un buen comienzo? Para cada cual será distinto. Tengo un compañero de trabajo que solía empezar el día calzándose las zapatillas y saliendo a correr, a las seis de la mañana, tanto en invierno como en verano.

Estoy seguro que no todos los días es fácil levantarse pronto y salir a correr, así que esa rutina la perdió. Un día, tomando café, me lo comentó y le dije ¿Por qué no vuelves a correr? La respuesta fue automática, cuesta levantarse tan pronto, todavía de noche y salir a correr.

Lo entiendo, mi rutina no me lleva a levantarme a las seis y correr. Lo único que le dije “Bueno, has dicho que te sentaba bien y que desde que no corres tienes menos energía”. Con eso retomo su rutina y parece que le sigue sentando bien.

Zapatillas preparadas para salir a correr. Empezar bien el día

¿Cómo te sienta bien empezar? Puede ser estirar un poco, hacer un poco de ejercicio, meditar, leer un rato, un buen desayuno tranquilo. Cada uno tiene que encontrar su manera, encontrar la rutina que te sienta bien.

Puedes estar pensando. Eso suena bien, pero siempre voy con prisa por la mañana, así que no tengo tiempo. Bueno, pues es tu tiempo, puedes decidir dormir un poco más, en lugar de hacer lo que te sienta bien, es tu decisión. O puedes probar a hacer aquello que crees que te sienta bien una temporada y ver cómo vas de energía, ver que tal va tu día con ese comienzo.

A mi me siente bien estirar por las mañanas, un poco de yoga (20 minutos) y un poco de meditación (10 minutos), respiración tranquila, sintiendo cómo estoy, que es lo que me preocupa, que en general no es tan importante.

Me ayuda a tener un buen día haber hecho la lista de lo que quiero-tengo que hacer. Me aclara, me enfoca, me da sensación de control. Tengo el hilo que guía a lo largo del día, aunque después puedo cambiar el plan, al fin y al cabo, ese plan es mío.

Con el hábito es más difícil que te despistes, es más fácil repetir y evitar que se te pase la mitad de la jornada sin darte cuenta. Los buenos hábitos llevan a buenos resultados, a estar satisfecho con lo que pasa.

Darte el tiempo para un buen comienzo. Empezar en el momento adecuado, levantarte con tiempo. Cómo dice el dicho “A quién madruga, Dios le ayuda”. Aunque también hay que descansar lo suficiente “No por mucho madrugar amanece más temprano”. Encontrar tu ritmo, tu rutina, lo que te sienta bien.

Cada día es un nuevo comienzo, cada día puedes escoger cómo empezar, si lo que hiciste ayer no te fue bien, puedes cambiar. Hoy puede ser estupendo.

Elige lo que te siente bien a ti para comenzar el día, empieza de esa manera y es probable que el día vaya bien.

domingo, 8 de mayo de 2022

Poco a poco se llega a 200. Celebrar cuando se llega

Hoy estoy de celebración, 200 entradas en el blog, 200 días distintos en los que he compartido alguna idea, es una cifra redonda, merece una buena celebración y algún capricho.

La celebración de un éxito, de un logro, de llegar a un hito es disfrute en sí mismo; el disfrute de llegar a la cumbre de una montaña y ver el paisaje. También la celebración es el combustible para continuar, para seguir avanzando.

Empecé el 4 de julio de 2014, venciendo la barrera de la pereza, que me impedía ponerme. También la barrera de la vergüenza, de que lo que escribiese no mereciese la pena.

Tras casi 8 años he disfrutado del camino, de la escritura, de comentar sobre lo escrito, de reflexionar sobre el uso del tiempo y compartir con muchos.

He encontrado el tiempo para seguir escribiendo. Sí, tengo tiempo. Porque como decía en la primera entrada, si no tienes tiempo es que no tienes vida. Porque el tiempo es vida.

Mirando atrás veo que no siempre he avanzado al mismo ritmo. En el año 2015 escribí 51 entradas (casi una por semana) y en el 2018 solo 2. En ese momento me sentía corriendo, a toda velocidad, a ningún lugar, era momento de parar.

A ratos como una tortuga o a ratos como una liebre, he ido avanzando, he llegado a los 200 por una obviedad, no me he parado antes. Poco a poco, se llega a cualquier lugar, si seguimos avanzando, con tiempo se llega.

Este año me he propuesto llegar a las 52, una por semana, publicando cada domingo, generando el hábito de escribir. Cuando ya es una costumbre, es más fácil. Los hábitos son lo que forjan a la persona.

Muchas lecciones aprendidas y reflexionadas para escribir estas 200 entradas. En muchos casos de vuelta a la esencia, de vuelta a lo básico, a lo más sencillo.

Si quieres hacer algo, lograr algo, llegar a algún lugar, hay una receta mágica:

  1. Empieza
  2. Sigue

Cada día me gusta más el título que escogí para el blog: “Vivir tu tiempo”. Cada uno tenemos eso, nuestro tiempo, en nuestra época y lo que nos toca es vivirlo.

Hoy estoy de celebración y te invito a que no olvides celebrar tus logros, tus avances y tus ilusiones.

lunes, 2 de mayo de 2022

El síndrome “¡Ya voy!” y nunca llegas

“¡Ya voy!”, “¡ahora voy!”, “¡qué te he dicho que ya voy!” Pasa cuando nos llaman a comer en casa, a recoger la habitación, a fregar o para salir de viaje. Esa coletilla, tan usada en casa, también se encuentra en otros entornos.

Cuántas veces ese “¡ahora voy!” se convierte en nunca. Inicialmente pospuesto, para empezar dentro de cinco minutos, se convierte en eternamente pospuesto.

El “ya voy…” que me dice mi hija… al pasar el tiempo se olvida y no viene. Decimos “ahora voy” a un compañero y después nos olvidamos.

No siempre es fácil empezar. Desde que dices que vas a estudiar, hasta que te pones; desde que dices que vas a fregar, hasta que te pones, desde que dices que te vas a cuidar, hasta que te pones… No solo decimos el “ahora voy” a los demás, también nos lo decimos a nosotros mismos.

Cada uno tenemos actividades que nos cuestan más, que cuando vamos a empezar nos despistamos, quizá cinco minutos con el móvil, que se convierten en media hora o en hora y media.

¡Ya voy!... A limpiar el fregadero del jardín ¿Iré realmente?

Los comienzos pueden ser un gran ladrón de tiempo. Esperar los “ahora voy” que se alargan, mientras nos despistamos por el camino. Poniendo consciencia, nos podemos dar cuenta de cómo se escapan los minutos, convirtiéndose en horas.

Lo mismo sucede al cambiar de actividad ¿Cuánto tiempo necesitas para el cambio? ¿Cómo es ponerte de nuevo a hacer algo? ¿Cuánto se alarga un café? ¿Cuánto consume consultar el correo?

Dos pasos básicos para comenzar sin dilación:

  1. Tener claro lo que vamos a hacer.
  2.  Ponernos a ello, que es comprometernos con nosotros.

Para comenzar sin despistarnos nos podemos tomar unos segundos para darnos cuenta, ser conscientes. Para ello podemos hacer un DROP: Detenernos, Respirar, Observar y Proseguir.

Ser conscientes de lo que queremos hacer, de cómo nos vamos a despistar o entretener, de cómo pasa el tiempo.

Un buen ejercicio para estar más satisfechos al final del día con lo que hemos hecho: “Saber que es lo que queremos y ponernos a ello, sin dejarlo para dentro de cinco minutos”.

Sirve hasta para descansar. Si quieres descansar, no te despistes con el móvil, es probable que no descanses.

El tiempo no se puede gestionar, solo pasa, sí podemos gestionar la atención, a qué prestamos atención en nuestros minutos, a qué dedicamos nuestros momentos.

Te invito a poner atención a cuánto te lleva empezar una tarea, a cuánto te lleva cambiar de actividad y con que te despistas o entretienes ¿Merece la pena el entretenimiento? ¿Cómo estarías más satisfecho y mejor?

Compromiso de una semana: decidir que vas a hacer en tu día y hacerlo. Ya me contarás que tal ha ido la semana.