Desde
pequeño me han enseñado a ser lo más autosuficiente posible, a ser fuerte o al
menos parecerlo, a hacer las cosas por mí mismo o al menos a intentarlo y yo
solito me he grabado en el subconsciente una creencia falsa como es “puedo con
todo”. Creencia que a veces tiene sus ventajas y en otras ocasiones nos abruma.
Está
de moda el mito de la super-mujer que puede con todo en casa y en el trabajo
(super-mama y super-profesional). Y está el otro mito no tan conocido del super-papa,
del que se habla menos, que quiere lo mismo, ser un papa estupendo y un gran
profesional. No somos tan distintos. En ocasiones lo sufrimos en silencio y
otras veces nos quejamos a gritos.
La
verdad es que “NO puedo con todo”,
me duele escribirlo y me ayuda a ser más consciente de que esa es la realidad.
Una de las herramientas que ya uso es dejar cosas, ya que no se puede hacer
todo, elegir que hacer y también que NO hacer.
Aun
así no es suficiente, dentro de mi, siento que tengo que pedir ayuda y estoy en
el camino de aprender a pedirla, todavía me cuesta mucho. Nos hemos creído o al
menos yo lo he hecho, que es como reconocer que no damos la talla. Puede haber
más motivos, sentimos que quedamos en deuda con quien nos presta ayuda, que
molestamos, que no tenemos derecho a quejarnos o que nos van a decir que no.
Normalmente todos estamos encantados de ayudar, estrecha
los lazos entre quien pide y quien da y es la red social, la comunidad, la
que nos da la fuerza para superar los obstáculos. Somos sociales por naturaleza
y la ayuda mutua la llevamos en los genes.
Lo curioso
es que a la mayoría les cuesta (nos cuesta) menos ayudar que pedir ayuda, si no
me crees pregunta a los que tienes alrededor. Pidiendo ayuda y aceptando que
nos la presten reforzamos a quienes nos echa una mano. Una de las más potentes
medicinas para salir de la depresión es ayudar a otros. Lo cierto es que nos
sentimos mejor cuando aportamos a alguien y mucho mejor si es alguien cercano.
Estoy en el proceso de aprender a pedir ayuda y para ello me he hecho un guión, voy a ver si lo practico que es la única forma de aprender. Para encontrar ayuda:
- Saber qué es lo que necesitas.
- Encontrar quién te puede ayudar.
- Hacer fácil que pueda ayudarte: pedir ayuda, ser específico, decir de qué forma concreta te pueden ayudar.
- Aceptar la ayuda.
- Agradece la ayuda, reconoce lo que te han aportado, cuida a los que tienes cerca porque valen más que el oro.
De
la ayuda mutua nacen y se fortalecen las relaciones y no es que sean relaciones
interesadas, nos encanta prestar ayuda a cualquiera y mucho más a quienes nos
la han prestado antes.
Prueba
a buscar ayuda cuando la necesites, dejarte ayudar cuando alguien te quiera
echar una mano, agradece esa ayuda y permite que los que te rodean puedan
sentirse bien porque sienten que te han aportado. Yo lo voy a hacer.
Voy
a empezar pidiendo ayuda para que difundas este post y los que voy escribiendo
entre quienes creas que les puede gustar. Y me encantará cualquier sugerencia
para mejorar lo que escribo.
Muy bueno Ignacio. Te ayudó a difundir tu post. Me ha sido muy útil, me he sentido identificado por completo. Te ánimo sigas con tu labor de difundir tus conocimientos y tu virtud de tender puentes entre la universidad y la empresa
ResponderEliminarEres un ejemplo a seguir. Salud
Gracias Daniel por tus ánimos :-)
EliminarHola Nacho, conozco de tu blog gracias a tu hermana Belen y me parece muy interante todo lo que escribes. Asi que aqui ya tienes una seguidora más, a seguir asi y dalo por compartido
ResponderEliminarGracias :-)
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