domingo, 31 de mayo de 2020

Bloqueado ¿Qué te impide dedicarte a lo que consideras importante?


Hoy me encuentro bloqueado, no me viene la inspiración sobre qué escribir. Me castigo un poco, había decidido escribir todos los domingos y estoy pensando en dejarlo.

Entro en una lucha interior, tampoco pasa nada (y sé que es así). Por otra parte, sí pasa, puede ser el comienzo del tobogán para dejar de escribir, ya me ha pasado, largas interrupciones, que por otra parte pueden ser fructíferas para volver con nuevas ideas.

La parálisis nos puede afectar a todos, paralizados por el análisis, dando vueltas a la cabeza, pensando, contradiciendo lo que pensábamos hace un momento ¿Qué haces cuando sientes que no avanzas en una tarea? ¿abandonas? ¿insistes hasta el agotamiento? ¿te relajas?

Decido analizar de dónde me viene el bloqueo de ideas “suficientemente buenas” sobre las que escribir y encuentro una mezcla de auto-exigencia, de perfeccionismo, ligado con el miedo al qué dirán. También me importa lo que piensen los que leen lo que escribo, tengo que hacer algo que llegue, que impacte. También me digo que escribo para mí, que nunca se lo que va a gustar, lo que va a servir, a cada uno nos sirven unas cosas y a mí me sirve este reflexionar en alto que es mantener un blog, escribir semanalmente.

Y aquí estoy, escribiendo del bloqueo, que nos puede suceder con muchas cosas, de hecho, a mí me sucede, especialmente con lo importante. Cómo es importante queremos hacerlo bien, “perfecto”, y la trampa del perfeccionismo, que a veces no nos deja terminar hasta que no lo sintamos perfecto, otras veces no nos deja empezar al no sentirnos capaces de tamaña hazaña.

Y por el camino nos entretenemos con otras mil cosas, aprovechamos la excusa de que estamos ocupados para no centrarnos en lo importante. Es que para lo importante tengo que despejar un montón de cosas, no tengo que tener nada que me distraiga, en cuanto las acabe me pongo y el momento no llega nunca.

Pablo Piccaso: "qué la inspiración me encuentre trabajando", foto tomada de twitter de @PaulaBabier
Qué tal si aparcamos todo el resto de cosas y nos ponemos con lo importante. Lo que nosotros consideramos importante, como para mí el dedicar un rato todas las semanas a escribir y publicar una idea que me ronde por la cabeza.

“Lo importante no puede estar al servicio de lo menos importante”

¿Hay algo que tengas aparcado y que para ti es importante? Cada uno tenemos nuestra excusa para no abordarlo, muchas veces detrás está algún miedo, que no siempre es fácil ver.

Si no es ahora ¿cuándo? Por mi parte, casi sin querer queriendo, he escrito esta entrada con la que estaba bloqueado. Muchas veces los bloqueos se superan poniéndose a ello, muchas veces lo importante es empezar.

Decía Picasso “que la inspiración me encuentre trabajando”, así que un poco de perseverancia a veces ayuda. Si no ayuda, es hora de pasar a otra cosa.

Y ahora me voy a descansar en la confianza de estar más inspirado a la próxima (y de que esto que he escrito te pueda servir).

domingo, 24 de mayo de 2020

Cómo avanzar con teletrabajo o "tele-estudio"


Con los colegios cerrados por la pandemia, no así el curso, hemos tenido oportunidad de estar más con nuestros hijos, de acompañarles más en su desarrollo y de observar sus ilusiones, dificultades, emociones, tendencias y un largo etcétera. Y también, de paso, nos hemos podido observar a nosotros mismos.

En muchas cosas los niños nos dan cien vueltas, “son niños, pero no son tontos”. Y las realidades y los modos en los que nos enfrentamos a ellas son parecidos, será que no hemos cambiado tanto desde que somos niños. Dicen que muchas de las actitudes que tenemos de adultos son las que aprendimos de niños, de hecho, nos resulta difícil desaprender para aprender formas nuevas.

Estas semanas muchos hemos estado tele-trabajando mientras los niños tele-estudiaban. Vemos la paja en el ojo ajeno en lugar de ver la viga en el nuestro y hablamos de lo que les cuesta, de que no se ponen y de que cuando se ponen enseguida se cansan.

Formándose en casa. Imagen de Markus Trier en Pixabay 

En mi “tele-trabajo” estas dos semanas he estado como los niños con sus tareas escolares. Me “tocaba” hacer un trabajo que no me gusta, preparar una propuesta de proyecto de investigación y he visto cómo me cuesta, de hecho, me resulta tedioso, no acababa de ponerme y si lo conseguía me suponía esfuerzo mantenerme enfocado.

Me ha ayudado la compañía de dos conceptos para “aprovechar” mejor el tiempo. Conceptos que también ayudan a los niños con las tareas escolares: “tienen” que hacerlas, no les apetece, les cuesta mantenerse enfocados y se sienten la mar de satisfechos cuando las acaban. Nos lo podemos aplicar y podemos acompañar a los más pequeños en:

  1. Vencer la barrera de la pereza y empezar.
  2. Mantenerse enfocado, continuando hasta alcanzar el objetivo.
El primer paso es vencer la “barrera de la pereza”. Lo que cuesta es ponerse en marcha, vencer la inercia y ponerse en movimiento, ponerse con esa propuesta que no apetece, con esa tarea que no nos motiva. Y aquí sí que viene bien un poco de fuerza de voluntad, pensar que bien cuando acabe que me he quitado el muerto de encima. Cómo hay que hacerlo, cuanto antes mejor.

Y después mantener el foco, centrarte en lo que quieres conseguir y mantenerte ahí. Para esto me encanta la técnica “Pomodoro” de Francisco Cirilo ¿Cuánto tiempo puedes estar concentrado? Él lo cifró en 25 minutos, quizá para algunos es mucho, pues pon 5, 10 o 15 (es lo que he hecho yo con mis hijas cuando jugábamos a estar concentrados con 6 o 7 años).

Ahora ya solo queda el reloj de cuenta atrás, pon los 10 minutos y a mantenerse enfocado durante ese tiempo. Los niños se dan cuenta de si a los 3 minutos ya quieren chalar, levantarte a beber agua o miles de cosas con las que nos auto-interrumpimos.

Esto también vale para padres, nuestras auto-interrupciones o si llega alguien a preguntar algo (el jefe, un hijo…).  En caso de interrupción externa, se puede preguntar si puede esperar 7 minutos, o lo que quede para terminar tu “Pomodoro”, casi seguro que no es tan urgente y podrás trabajar al menos 25 minutos seguidos.

Es increíble cuanto se puede hacer en 10 minutos de concentración, no te digo ya en 25. Y con la práctica puedes mantener el foco más tiempo, aunque no te olvides de descansar, también es importante.

Y un añadido que te puede ayudar, puedes apuntar cuanto tiempo dedicas realmente a eso que tanto te cuesta (puede ser la tarea). Tiempo real y efectivo, no cuenta si estás sentado en la mesa haciendo otra cosa, tiempo con foco, haciendo lo que te has propuesto para ese momento. Si sacas 3 horas efectivas al día estoy convencido que avanzarás ¿te parecen pocas? Prueba, los resultados se multiplican cuando trabajas enfocado.

Si quieres más detalle sobre estos puntos, aquí te dejo estos enlaces:


domingo, 17 de mayo de 2020

Si quieres hacer reír a Dios, cuéntale tus planes


¿Qué tal vas con los planes que tenías previstos los últimos tres meses? Seguro que se han visto alterados. Planificar puede ser complicado si el entorno es cambiante y ahora muchas veces lo es. Los cambios forman parte de nuestra época, donde todo evoluciona muy rápido.

Y así ya tenemos la excusa perfecta para no planificar ¡Para qué voy a planificar si el futuro es incierto! Así reza el chiste que da título a este escrito “Si quieres hacer reír a Dios, cuéntale tus planes”.

Cuándo en los cursos de gestión del tiempo hablo sobre la “importancia” de planificarse casi siempre encuentro algún resistente a la planificación, que prefiere dejarse llevar, ir viendo ¡Para qué voy a planificar si nunca cumplo con lo planificado! Una buena pregunta puede ser ¿Por qué no cumples con tus planes? ¿Son tuyos o son de otros? ¿Para qué eso que ibas a hace es importante para ti?

Los planes nos pueden estresar, por eso mucha gente decide no hacer planes. Y puede ser una buena opción, en algunos casos, valora si es el tuyo. Si no hay plan puedes acabar no haciendo nada, lo cual no tiene por qué estar mal.

También está el hiper-planificado, donde cada segundo está planificado. Esa persona que va de viaje de “vacaciones”, madruga, lleno de actividades hasta la hora de acostarse. Y a algunos les va bien, aunque a mí eso sí me estresa y no me descansa en vacaciones.

Entre los dos extremos de no planificar nada y de planificarlo todo puedes encontrar tu equilibrio. A mí me gusta la planificación de grandes líneas, sabiendo lo que quiero, hacer un plan para el camino, saber lo que hacer para llegar, disfrutando del camino.

¿Cuál es el plan cuando haces surf? Sólo líneas maestras (Imagen de Free-Photos en Pixabay)

Grandes líneas que se puedan ir adaptando a los cambios, una planificación flexible para tiempos revueltos, que te ayude a encontrar espacio para lo importante, que lo importante para ti no quede a merced de lo urgente, de la corriente que te arrastra, porque todos los días encuentras unos minutos o unas horas para ello, porque lo has planificado.

“En tiempos de incertidumbre (siempre), marcar líneas maestras, flexibles, adaptables a lo que vaya sucediendo”

Y para avanzar en tu plan, encontrar la gasolina, la fuente de energía que te ayuda a seguir el plan. Puedes encontrar gasolina en distintos sitios: en el para qué de lo que haces, en el puro disfrute de hacer lo que haces (divertirse cómo un niño jugando), en la contribución, etc.

Me gusta la frase “Fallar al planificar es planificar fallar”. Y es que, sin antes conocerte, sin conocer tú entorno, es difícil hacer planes viables, que vayan a funcionar. La buena planificación necesita de experiencia, anticipando las dificultades que te vas a encontrar, que solo conoces cuando has recorrido otros caminos similares.

Ir aprendiendo a planificar, revisar cómo ha ido el plan, qué ha funcionado bien, que no ha funcionado, qué cambiar para la próxima, celebrar los logros.

Empezar por el largo plazo, no ser miopes y solo mirar cerca, tener una visión, ver e imaginar dónde queremos llegar, para encontrar el mejor camino, encontrando también el equilibrio entre el largo plazo y el ahora.

Disfrutar de la ILUSIÓN de los planes, jugar a imaginar, visualizar tu futuro. La gran y muchas veces con tan fácil pregunta ¿cómo quieres vivir? ¿qué quieres? Encontrar la ilusión en el plan para que te ilusione llevarlo a cabo.

El plan es el hilo que guía tus pasos, la fuente para el plan está en tus valores, en lo que valoras, en lo que es importante. Encuentra lo importante y desde ahí construye tu plan que te ayude a caminar.

domingo, 10 de mayo de 2020

Encontrar el propósito


Esta semana mi hija me ha ayudado a reflexionar. Estamos en Irlanda, está haciendo la tarea que mandan en el colegio de Irlanda y no se encontraba muy motivada para hacerla (así que decidió no hacerla). Hemos venido unos meses, llegamos a principios de febrero y volvemos a España para empezar de nuevo el curso allí, no encontraba el sentido a hacer algo que desde su punto de vista no la aportaba para continuar el curso el año que viene.

Creo que las notas, los exámenes, la evaluación externa, nos hace perder la perspectiva, nos hace perder la ilusión por el aprendizaje, por lo que hacemos. Un niño mira con curiosidad, quiere aprender y matamos esa curiosidad, esa ilusión, cuando lo enfocamos en las notas, en la competición y no en el disfrute del descubrimiento.

Afortunadamente (especialmente para sus padres), parece que ha encontrado el sentido y la motivación. Todos tenemos derecho a desanimarnos de vez en cuando, hacer una pausa, observar hacia dónde vamos y decidir si queremos aceptar las consecuencias de no hacer (las del corto y las del largo plazo), que no siempre son fáciles de ver, sobre todo si no queremos mirar.

Y la importancia de disfrutar del camino, en este caso del aprendizaje, del descubrimiento de esta semana, de cómo fue la revolución industrial, con sus interpretaciones y de cómo ha ido cambiando la Unión Europea. Me alegro que haya encontrado ese disfrute, las notas solo motivan en el muy corto plazo.

Por mi parte aprendí tarde a leer, recuerdo como mi hermana, un año menor que yo, ya podía leer el periódico y yo no era capaz de leer la cartilla. Me pinchaban tratando de motivarme y no funcionaba. También recuerdo el momento en el que decidí aprender, mediados de agosto, encontré la motivación, y para cuando comenzó el curso a mediados de septiembre yo había hecho un gran progreso, porque la motivación me venía de dentro, no de las presiones o de las expectativas externas. La filosofía me interesa más desde que no tengo que estudiarla (no tengo examen) y leo por el puro disfrute de la reflexión.

Cada uno hace lo que quiere (y puede), bien porque quiere hacer eso, porque le gustan los resultados a los que lleva, porque se siente obligado, los motivos son diversos. Si no encontramos un motivo es difícil que queramos o decidamos hacer algo.

Hasta que no encuentro la motivación interna puede ser que trabaje, que avance en algunas cosas, a costa de un gran esfuerzo. En el momento que encuentro esa chispa interior, esa fuerza que nos acompaña, se me olvida el esfuerzo y las tareas fluyen solas.

Para algunos subir una montaña es el mayor de los castigos y para otros el mayor disfrute, en gran medida depende de cómo interpretemos lo que estamos haciendo, de cuáles son nuestros motivos.
Disfrutar del esfuerzo con propósito. Imagen de Free-Photos en Pixabay 
El motivo puede estar en la contribución. Ese sentimiento de contribución que ha hecho que muchos, ante una crisis como la del coronavirus, puedan estar dando lo mejor de sí mismos, siendo soporte de una sociedad que sufre, con esfuerzo, constancia e ilusión.

Encontrar los motivos, los objetivos, que son importantes para mí, ayudan a encontrar la energía, el foco y la constancia para continuar. Casi todos aprendemos a andar, a pesar de caernos muchas veces, porque encontramos la fuerza para perseverar: andar es importante y posible.

“Encontrar un objetivo claro que sea importante para ti”

Creo en la ley de la causa y el efecto. Qué unas causas, unas acciones, llevan a unos efectos. En función de cómo vivamos y cómo vayamos viviendo, así será nuestro futuro. En función de si hacemos ejercicio o no, estaremos en forma o no.

“El destino al que llegues depende del camino que recorras”

Para estudiar en casa o para teletrabajar, a distancia, sin una vigilancia externa, sin la clave del horario… es necesario encontrar el propósito, la motivación. La motivación que está en los motivos, no en frases de ánimo.

Sin esa motivación entramos en la apatía, sin ganas de hacer todo se convierte en esfuerzo y sacrificio, acabamos arrastrándonos para sacar el estudio o el trabajo adelante, olvidando la satisfacción del aprendizaje y el trabajo bien hecho, del que podemos sentirnos orgullosos y satisfechos.

“Encuentra tus motivos para avanzar con menos sacrificio”

Y menos sacrificio, hacerlo más a gusto, no significa falta de esfuerzo. El que disfruta de subir a la montaña se esfuerza y encuentran la satisfacción en ese esfuerzo, que entonces no es penoso. Dejemos la cultura de lo fácil, para llegar hay que esforzarse.

“Muchas veces, lo que merece la pena, supone esforzarse, que es distinto de sacrificarse”

domingo, 3 de mayo de 2020

El futuro es siempre incierto, misma incertidumbre distintas formas de vivirla


Esta semana me ha llegado uno de esos retos que circulan por las redes, una pregunta ¿Qué tres cosas has aprendido de ti esta cuarentena? La importancia de las preguntas simples, no simplistas, que pueden llevar a conocerte.

Siempre me han sorprendido las respuestas a la pregunta, aparentemente simple, ¿cómo estás? Si nos atrevemos a mirarnos y vamos más allá de la respuesta automática “bien”, que en el fondo no dice nada, podemos sorprendernos con nuestras respuestas, que provienen de una pregunta simple y profunda a la vez.

Si algo he podido ver, palpar y sentir esta cuarentena es incertidumbre. Qué siempre está ahí, aunque ahora la sintamos más, el futuro siempre es incierto, aunque para nuestra comodidad lo consideremos previsible.
Cruce de caminos = incertidumbre; Imagen de Steve Buissinne en Pixabay 

La incertidumbre, similar durante toda la cuarentena, no me ha afectado igual unos días que otros. Unos días me dejaba abatido, atascado y otros días simplemente vivía el presente, el instante que tocaba. Incluso era por momentos, distintas sensaciones a lo largo del mismo día. Lo que me lleva a pensar que no es la incertidumbre, sino cómo la vivo, la misma realidad parece distinta. Aceptar lo que no puedo cambiar y vivir lo que sí puedo me sienta bien.

“El futuro siempre es incierto y me siento ante la incertidumbre según como la viva, según la acepte o me resista a algo que no puedo cambiar”

Por otra parte, me he acostumbrado a trabajar en casa, lo que llaman el teletrabajo, lo que supone una mayor autonomía. Autónomo tengo que encontrar la motivación, sino me puedo perder pululando sin hacer nada (pasan las horas y no avanzo). Y encontrar la motivación no viene de las palabras de ánimo (que pueden venir bien), sino de encontrar los motivos, el propósito de lo que hago. Ese propósito ayuda a mantener el foco y la autodisciplina, constancia en el propósito.

“Motivo-propósito lleva a la motivación, que ayuda a mantenerte enfocado, para avanzar de manera constante, sorteando las distracciones. Encuentra tus motivos”

Y la importancia de los compañeros de viaje, aunque sea el viaje de la vida metidos en casa. La compañía de los que están contigo, donde la convivencia, con el paso de las horas, los días, se hace más presente e intensa, para lo bueno y para lo malo, un despertar de conciencias.

Y la compañía de los que tienen su presencia en la distancia, en las redes sociales, con las llamadas de teléfono, con los muchos medios que ahora tenemos ¡Cuánta presencia llega desde la distancia!

“Para disfrutar del viaje de la vida escoger buena compañía

Este reto me llegó por las redes, de Yon Valverde, al que retó Julio Moreno, dos grandes compañeros de viaje, de aprendizaje y de vida. Este llego a Julio de Rodrigo Zanetti, al que todavía no conozco. La red social nos conecta, igual que todos vivimos conectados en este mundo global y de esta pandemia saldremos todos juntos.

En resumen: vivir la incertidumbre (el futuro siempre es incierto); compañía (te impulsa o te lastra); autonomía (cada uno solo hace lo que quiere y puede).