domingo, 28 de febrero de 2021

Falta la energía y no el tiempo

No es cuestión de tiempo. Muchas veces “¡¡¡No tengo tiempo!!!” es una excusa que nos ponemos. Todos los días tenemos 24 horas, vivimos en el tiempo, con el tiempo. El tiempo es vida.

Cuando “no tenemos tiempo” para algo me pregunto si el problema no es otro. Es increíble lo que conseguimos hacer en una hora con la idea clara de lo que queremos y la motivación adecuada.

Cuánto tiempo se nos escapa entre actividad y actividad, revoloteando antes de dar el siguiente paso. De dónde vienen las dudas, de dónde la pereza, por qué cuesta tanto empezar.

Hay veces que la clave no es la gestión del tiempo, es la gestión de la energía ¿Cómo estás de energía hoy? Si no tienes energía ¿Dónde la vas a encontrar?

El conejo de Duracell, paradigma de la energía que dura y dura...

Cada uno cargamos pilas de una manera. Unos cargan energía subiendo a una montaña, otros sienten pereza solo de pensarlo. Algunos cargamos las pilas fuera de casa (menuda faena con el confinamiento), otros acurrucados en el sofá. Estar con gente te puede dar o quitar energía, depende de con quién pases el rato. Puede que dormir mucho te recargue o puede que dormir demasiado te deje hecho polvo.

Encuentra tu manera de enfocar el día con la energía adecuada, encontrar la energía para cada actividad que empiezas y quieres. Muchas veces la energía estará en la ilusión, en la motivación (encontrar el motivo para la acción), el propósito.

Puede que te de energía pasarte horas jugando al ordenador o puede que ese sea tu sumidero de energía, tu escape porque no te motiva lo que haces. Puede que el trabajo te deje agotado o puede que salgas con más energía de él. O puede ser solo parte del trabajo la que te de energía y otra parte la que te la quite.

Soy profe y cada clase es como un chute de energía, me encanta. El trabajo burocrático, por otra parte, me chupa la energía. Los exámenes me quitan más energía como profesor que cuando era alumno.

Lo que te gusta, lo que disfrutas, normalmente te da energía. Por eso, para unos, hacer ejercicio les descansa y a otros les agota. En muchas ocasiones encontrar la energía está en la dosis, en la cantidad de clases, de ejercicio.

Es curioso como los niños agotados de repente reviven y están corriendo, lo he visto muchos años en campamentos, llegando de una marcha en la que no podían dar un paso más y a los cinco minutos estaban con el balón. Mi hija, con 8 años, me dio la clave, me dijo “los niños tenemos dos bidones de energía, uno para lo normal y otro para las cosas que nos gustan”. Ese es el bidón de repuesto.

Me doy cuenta de que hay días en los que, aunque no tengo nada en la agenda, no encuentro el momento para nada. Realmente, lo que no encuentro es la energía para ponerme y me puedo distraer con cualquier cosa. Es muy fácil que la mañana pase sin hacer nada, incluso sin darme cuenta.

Te deseo que encuentres la energía para hacer lo que te apetece o te toca ¿Ya sabes que es lo que te da energía? Me encantará saberlo si pones un comentario. A cada uno lo suyo.

domingo, 21 de febrero de 2021

Tantas cosas pendientes que no hago nada

 Tantas cosas pendientes, tantas posibilidades, que no hago nada. Estamos rodeados de opciones, tanto en el entorno personal como en el profesional.

La lista de tareas no es una lista cerrada, a pesar de tener muchas pendientes siguen entrando tareas nuevas. Algunas llegan para quedarse, al ser tareas repetitivas. Otras se quedan aparcadas y si no podemos fechas ya ni nos acordamos desde cuando están ahí. Las tareas se van acumulando.

Hay momentos en que las tareas son tantas, algunas tan importantes, que nos sentimos abrumados. Sin saber muy bien por dónde empezar, vamos saltando de una tarea a otra, sin avanzar realmente en ninguna.

Dibujo de Leyre Fontaneda. El estrés que paraliza.

Es el problema de la multitarea, el tiempo se nos escapa cambiando de una actividad a otra. Los tiempos muertos se alargan. Podemos acabar el día con la sensación de no haber parado y a la vez no haber hecho nada.

Quizá es momento de parar, repasar la lista y decidir, elegir. No es cierto el dicho de que “el que quiere puede”, la realidad es que no podemos hacerlo todo. Por intentar hacerlo todo podemos no acabar nada.

Las actividades pendientes son posibilidades, que podemos vivir como obligaciones, cosas del lenguaje. Es claro que tenemos que sufrir y aceptar las consecuencias de lo que no hacemos, quizá algo que vivimos como una obligación. Y también podemos disfrutar y aceptar las consecuencias de lo que si hacemos. Mejor si escogemos qué vamos a hacer y qué no.

Si la lista te abruma, si es demasiado larga, para y decide. Asume la responsabilidad de tus decisiones. Quizá tienes que hablar con tu jefe, si es que tienes demasiadas tareas laborales. Quizá tienes que hablar con tu pareja o con quien convives, si cargas demasiado en casa. Si no puedes hacerlo todo, es en interés de todos el hacer una buena elección.

O quizá sientes qué sí puedes hacerlo todo y que eso tendrá consecuencias tanto positivas, por el esfuerzo realizado, como negativas, por el desgaste sufrido. Tú decides cuanta carga quieres llevar y cuanto desgaste quieres acumular.

Mi experiencia me dice que cuando estás abrumado es buen momento para parar y mirar. Solo el que mira puede ver con más detalle y más lejos.

Reserva y protege tiempo para lo importante, para las actividades y personas importantes, lo demás irá encontrando su lugar.

Para lo suficiente para decidir y continuar, evitando quedar atrapado en demasiadas cavilaciones, escapando de la parálisis por el análisis. Si sabes escucharte, muchas veces tu cuerpo sabe que es lo que quieres y te conviene.

En cualquier caso, es la aventura de la vida ir eligiendo qué camino tomar entre los muchos que se nos presentan. El camino a tomar dependerá de hacía dónde quieras ir y cuanto podrás disfrutar del paseo, el equilibrio entre la meta y el proceso.

domingo, 14 de febrero de 2021

Teletrabajo: ¿Dónde están los límites entre la vida personal y el trabajo?

 El COVID-19, el cierre de espacios de trabajo, de aulas, el distanciamiento social, ha cambiado la forma de relacionarnos y trabajar. El teletrabajo se ha extendido y cada vez son más los que trabajan desde casa o de una forma flexible y deslocalizada. Parte de este cambio se quedará una vez que la pandemia haya terminado.

La gestión de personas a través del control de presencia se dificulta. En muchos entornos se suponía que el que estaba en el trabajo trabajaba, aunque fuese de forma poco productiva (presentismo); el “jefe” controlaba lo que se hacía. En entornos de trabajo deslocalizados se hace más necesario el trabajo por objetivos, con una mayor autonomía del trabajador.

Se producen cambios evidentes en el uso del tiempo, con una reducción de los desplazamientos y mayor posibilidad de organizar los tiempos de trabajo de una forma más flexible. Flexibilidad acompañada de ventajas e inconvenientes.

El equilibrio vida personal-trabajo se transforma, borrándose los límites entre espacios. La flexibilidad puede facilitar la conciliación o se puede producir una invasión de los espacios personales por el trabajo o del trabajo por las actividades personales.



Mayor autonomía supone mayor responsabilidad. Entendiendo responsabilidad por la habilidad para responder. Para tener esa habilidad son necesarias ciertas competencias que influirán en el tiempo y rendimiento del trabajo:

  • Auto-organización, capacidad de establecer objetivos, planificarse y ejecutar el plan.
  • Encuentro de nuevos equilibrios hogar-trabajo: espacios, horarios y responsabilidades. Renegociación de roles.
  • Manejo de las nuevas tecnologías y su aplicación al trabajo deslocalizado. Digitalización del entorno próximo.
  • Creación de espacios adecuados: en casa o en centros de trabajo compartido. Con la transformación del espacio de trabajo tradicional, adaptándolo a una presencia del trabajador más limitada.

La relación personal con los compañeros, los encuentros cara a cara, son necesarios y facilitan la comunicación. También hay muchas actividades y objetivos que resultan más fáciles en los entornos tradicionales. La investigación parece poner de manifiesto que los mejores resultados, para las personas y para la empresa, se producen con una combinación adecuada de presencia tradicional y teletrabajo.

Cada puesto, responsabilidad y trabajador funciona mejor con distintas combinaciones. Es necesario encontrar la proporción adecuada entre teletrabajo y trabajo con presencia en la empresa. Una combinación adecuada maximiza ventajas minimizando inconvenientes ¿Cuál es la combinación que mejor funciona para ti y para tu trabajo?

domingo, 7 de febrero de 2021

¿Cómo quieres salir de la época de vacas flacas? ¿Antes o más tarde? ¿Mejor o peor preparado? De ti depende

Estamos en época de vacas flacas, las cosas están difíciles, un año 2020 donde un coronavirus nos ha llevado a confinarnos, a desconfiar y a una gran crisis económica, que continua en el 2021. Las crisis no son nuevas, llegan cada cierto tiempo, en ocasiones por sorpresa y otras veces las estamos esperando.

La parábola de las 7 vacas gordas y las 7 vacas flacas invita a prepararnos en tiempos de bonanza para los tiempos difíciles. Guardar parte del grano que sobra para el momento en el que la cosecha es más escasa.

Vacas gordas y vacas flacas (foto tomada de Joan en Twitter)

La ley de la cosecha nos dice que recoges lo que siembras, aunque no siempre. En ocasiones el mal tiempo u otros factores puede arruinar la cosecha. Lo que está claro es que si no siembras no recoges.

Es más fácil sembrar cuando hay abundancia. Si nos tenemos que comer el grano que teníamos para sembrar eso condicionará la cosecha futura. Si queremos recoger en el futuro, tendremos que reservar un grano escaso en tiempos de crisis para sembrar.

Los ciclos nos acompañan. Hay momentos propicios (puede que más fáciles) y desfavorables (quizá difíciles). Las crisis nos pueden impulsar a renacer, a buscar que es lo que podemos hacer y hacerlo. Podemos lamentarnos de la situación o hacer lo que podemos para mejorar, para salir de la crisis con algo aprendido.

Las crisis no son solo económicas, las hay de diversos tipos:

  • Si cuando estamos saludables dejamos de cuidarnos, suponiendo que la salud se cuida sola, nos dedicamos a los excesos, a una vida sedentaria y poco saludable, cosecharemos un deterioro de la salud.
  • Si descuidamos los amigos, nuestras relaciones, con tiempo pueden desaparecer y nos podemos sentir solos.
  • Ante la abundancia de tiempo a comienzo de curso y la lejanía de los exámenes, nos relajamos y nos olvidamos de que la época de cosecha llegará. Al llegar los exámenes es más difícil ponerse al día, aunque siempre es mejor intentarlo que abandonarse a la queja y la desesperación.

Quizá esta crisis no la hemos creado nosotros (o quizá sí), quizá no nos ha pillado preparados (o quizá sí), quizá no estés sufriendo (o quizá sí). Lo que está claro es que lo que hagamos ahora influencia dónde estaremos en el futuro (Ley de causa-efecto).

Normalmente tenemos claro que hacer, seguro que si vieses a alguien en tu situación tendrías un consejo que darle ¿Qué consejo te das a ti mismo en la situación en la que estás?

La segunda parte es hacer lo que hay que hacer, aunque en los momentos difíciles es más complicado, por eso son momentos difíciles. Si se nos ha olvidado hacer cuando era más fácil (estudiar con tiempo) habrá que hacerlo cuando es más difícil (con los exámenes a la vuelta de la esquina).

Se dice que las crisis nos hacen más fuertes, creo que solo será cierto si encaramos la crisis adecuadamente. Si hacemos lo que tenemos-podemos hacer, en lugar de hundirnos en la queja y la desesperación. Aunque no sea fácil.

De lo que hagas hoy depende tu cosecha futura. Te animo a hacer lo que tienes que hacer para llegar a tu objetivo (si es que lo tienes claro).