martes, 20 de septiembre de 2022

El cuerpo me avisa, toca parar

Solía vivir desconectado del cuerpo, con la creencia de que si quieres puedes, de que siempre se puede hacer un poco más. Esas creencias me han ayudado a conseguir muchas cosas, a hacer mucho. Podía pasar sin parar a comer, con poco dormir y con jornadas maratonianas.

Al llegar las vacaciones, no se si por la ausencia de adrenalina o porque el cuerpo se daba cuenta de que tocaba descansar, me ponía enfermo, para que no se me ocurriese ponerme a hacer más cosas. Descanso obligado.

Voy aprendiendo a escuchar el cuerpo, a darme cuenta de que estoy cansado, de que llevo demasiadas cosas y de que no puedo con todo. Se me está quitando el complejo de Superman. Aunque todavía me cuesta reconocer algo tan obvio, no puedo con todo.

El cuerpo me está avisando ahora, estoy cansado, casi agotado, ya he sobrepasado el límite, toca descansar, toca soltar cosas, liberarme de compromisos.

Voy a empezar por el blog. Este año me había propuesto escribir una entrada a la semana, no voy mal, llevo 37 y con esta 38, sobre lo previsto. Había planificado una entrada todos los domingos y si por cualquier cosa fallaba, escribir a lo largo de la semana.

Pues igual que me comprometí, me libero de ese compromiso. Como los planes son míos, los puedo cambiar cuando quiera, no están escritos en piedra.

Cuando doy un curso de gestión del tiempo suelo encontrar gente resistente a la planificación ¿Para qué planificarse si no voy a cumplir? O ¿Para qué planificarse si luego me estresa? Los planes se hacen como orientación y se pueden cambiar.

Los planes se hacen en unas circunstancias, y cuando las circunstancias cambian, lo lógico es cambiar los planes. Si los planes son tuyos los puedes cambiar cuando quieras.

De hecho, soy libre de hacer lo que quiera, siempre y cuando acepte las consecuencias. Igual que tu eres libre, hasta puedes no ir a trabajar, siempre y cuando aceptes las consecuencias (ej. Un posible despido).

Estoy leyendo el libro de Pau Donés, “50 palos… y sigo soñando”, me está encantando. Para la entrada de hoy tomo prestada una idea copiada del libro “Voy a dedicarme solo a cosas que considere que valen la pena, a cosas que me gusten. No malgastar la vida en gilipolleces”.

Añadiría, “estoy mayor para tonterías”. No se a partir de que edad se puede empezar a utilizar esa frase, por mi parte creo que ya soy suficientemente mayor y tú también, independientemente de la edad que tengas.

Así que voy a aplicar un poco de eso de hacer lo que me de la gana, lo que me apetezca y quitarme la obligación de escribir una entrada cada semana. Igual sin la obligación hasta escribo más, quién sabe. Me guiará la inspiración en lugar de la obligación.

domingo, 11 de septiembre de 2022

El poder del grupo, de la comunidad. Vivir acompañado

Este fin de semana he estado en Los Molinos, en Fuerteventura. Una pequeña agrupación de casitas, casi casetas, donde comparten existencia unos cuantos privilegiados.

Ha perdido parte de su encanto, hace no tanto no tenía electricidad, ni tele, ni cobertura, tampoco agua corriente. Era un lugar mágico para desconectar.

Uno de esos lugares semiaislados, donde no hace tanto, unos 100 años, vivía gran parte de la población española.

En esas condiciones era imprescindible contar con el vecino, con el que vive al lado. Si tenías un problema, era el único que podía ayudar. La ayuda mutua era la regla, más que la excepción. Ahora, podemos vivir aislados, rodeados de gente, en un edificio en donde no sabemos ni el nombre del vecino.

En la comunidad de Los Molinos se sigue viviendo con el vecino. Si hay un problema con la barca, el que está al lado te echa una mano. Si una espina de un tuno se te ha metido en el ojo, la vecina te saca la pincha. Urgencias del Hospital parece quedar muy lejos. Dos cosas que he podido vivir muy de cerca este fin de semana.

Los vecinos se acercan a echar una mano en Los Molinos - Fuerteventura

Acostumbrados a no tener todos los servicios, entre todos generan las habilidades para vivir juntos. Unos aprenden de otros, alguien trae una innovación y pronto se ve en todas las casas. Como los paneles solares que han hecho llegar la electricidad.

Creo que el milagro de los panes y los peces que se narra en la biblia es el simple milagro de compartir. Si compartimos la comida que traemos, todos comen hasta hartarse y siempre sobra. Es algo que he experimentado con los amigos en múltiples ocasiones.

Es el gran beneficio de la economía del compartir. Compartimos coche con el BlaBlaCar, compartimos casa con otras aplicaciones. El beneficio de las casas rurales está en que compartimos espacio en lugar de cada uno tener el suyo.

Provengo del pueblo de Castilla, pueblos de menos de 200 habitantes, donde te juntabas con los vecinos para hacer la matanza, para los trabajos importantes, donde todo el mundo echaba una mano.

Formar parte de un equipo te hace más fuerte. Algo que parece que se nos olvida con la cultura individualista, de cada uno a lo suyo, del corto plazo, del beneficio rápido.

La grandeza de la familia, que te da raíces, un lugar donde estar y volver, una comunidad a pesar de las discusiones. La comunidad de origen y de desarrollo, donde encontrar apoyo en los momentos difíciles.

También la familia elegida de los amigos, con los que hemos compartido etapas en la vida. A veces perdemos el contacto, a veces estamos lejos ¡qué bonito el reencuentro! Ver que están ahí para seguir caminando y compartiendo.

La vida sabe mejor acompañado, el camino se disfruta más en compañía. Aunque también hay momentos para estar solo.

En la obsesión por la gestión del tiempo, por la productividad, a veces nos olvidamos de los que nos rodean. Nos olvidamos de una de las esencias de la vida, con quién la compartimos. Nos olvidamos de vivir.

De eso se acuerdan bien en las comunidades que siempre han estado ahí, como la de LosMolinos. Por eso, venir a los Molinos me reconecta, me tranquiliza, me ayuda a disfrutar de la conversación calmada y del paseo en compañía, por un entorno idílico. Gracias por siempre encontrar las puertas abiertas.

martes, 6 de septiembre de 2022

Huir del perfeccionismo. Póntelo fácil.

A veces, lo más simple es suficiente.

Huir del perfeccionismo para ponértelo fácil.

Por eso esta entrada es tan corta, sin imagen, sencilla, fácil.

¿Cómo y dónde te lo puedes poner fácil?

domingo, 28 de agosto de 2022

Encontrar tu ritmo, parar cuando haga falta

Tengo la sensación de que la sociedad se acelera, cada vez va a un ritmo más rápido. Las películas de hace 30 años nos parecen lentas, en esas películas las cosas ocurren más despacio. Ese ritmo nos impacienta, tenemos prisa hasta para ver una película.

No hace tantos años esperabas una semana para ver el próximo capítulo de una serie que te gustaba, no te quedaba otro remedio. Mantenías la intriga durante toda la semana. Ahora se han puesto de moda los maratones de series, donde puedes ver toda la temporada de una sentada.

Perdemos la paciencia con mayor facilidad, queremos que todo se mueva al ritmo que marcamos. En los atascos nos ponemos nerviosos, vivimos con prisa y en ocasiones sin darnos cuenta. Vivimos en la sociedad de la inmediatez, todo tiene que ser para ya.

Cada sitio tiene su ritmo, no es lo mismo vivir en Madrid que en una ciudad más pequeña o en un pueblo. Me encanta ir a Canarias, todo trascurre con más calma, con menos prisa, al menos para mí, que suelo ir sin muchos objetivos, simplemente a estar.

Quizá sea ese del problema, vivir gobernados por los objetivos, por el futuro, hace que nos perdamos el presente, que queramos que pase rápido, para llegar a algún lugar. Equivale a querer que pase rápido la vida, a acercarnos más rápido a la muerte, que es lo único seguro.

Llevados por un ritmo frenético, con prisa, a veces sin saber a dónde vamos con tanta prisa. Con prisa, la vida pasa, sin darnos cuenta. Saltamos de una actividad a otra porque se nos ha olvidado el “dolce far niente”, el placer de la ociosidad, del disfrute del tiempo presente, sin objetivo, simplemente estar.

Para bajar el ritmo pensamos en la meditación, no sabemos como parar, lo hemos olvidado. Recuerdo la imagen de un orangután inmóvil, tranquilo, simplemente estando. Diría que estaba descansando, como si descansar fuese el único motivo para estar parado. Con tantos objetivos olvidamos el placer de “simplemente” estar.

El placer de "simplemente" estar. Nos creemos superiores y se nos olvidan cosas básicas
Nos cuesta respetar el ritmo de las cosas, queremos hacer la comida más rápido, leer más veloces, adelgazar en tres días, aprender un idioma en una semana. Cultura de la velocidad, de ir rápido.

No podemos tirar de una planta para que crezca más rápido, la arrancaremos. Tiene su ritmo, requiere sus cuidados, en el momento adecuado.

Ni nos paramos a pensar cual es nuestro ritmo. Con tanta actividad dejamos de sentirnos. Nos dejamos arrastrar por el entorno.

Si con la bicicleta nos empeñamos en seguir el ritmo del que sube la montaña más rápido que nosotros, es probable que nos llegue una pájara, que nos quedemos a mitad de puerto sin fuerzas para pedalear. Lo mismo pasa si no aprovechamos los avituallamientos para coger fuerzas.

Es necesario encontrar nuestro ritmo, encontrar nuestras paradas, cuando nos hacen falta, sin esperar a que el cuerpo nos pare, que nos de una pájara de la vida, que nos haga difícil continuar.

No hay prisa, cultiva la paciencia y el disfrute del momento ¿Para que ir tan rápido a ningún lugar?

martes, 23 de agosto de 2022

Capacidad para superar los reveses

La vida está llena de reveses, de imprevistos, de cosas que no salen como estaba planificado

La semana pasada estuvimos haciendo parte del camino de Santiago en bicicleta, desde Castrojeriz a Astorga. En una de las etapas pinchamos, algo que, aunque imprevisto, sucede de vez en cuando.

Llevábamos cámara de repuesto, pero la válvula estaba rota, no funcionaba. También llevábamos parches, pero el pinchazo estaba cerca de la válvula y era difícil su reparación. A pesar de estar preparados parecía que todo se torcía: Pinchazo difícil + cámara de repuesto disfuncional.

Arreglando el pinchazo - provisionalmente (con los compañeros de ruta)

Afortunadamente mucha gente hace el camino, también en bicicleta. Unos ciclistas de Jaca, que no conocíamos, también tenían avería. Les preguntamos si tenían una cámara de repuesto y nos la prestaron amablemente.

Arcadio, de 89 años, vecino del Burgo Ranero, pueblo en la etapa de Sahagún a León, nos presto una bomba de píe para bicicleta. En el camino siempre encuentras buena gente, dispuesta a ayudar, acompañar y charlar.

De esta manera pudimos continuar camino, a pesar del imprevisto y las dificultades.

Algunas lecciones aprendidas:

  • Siempre surgen imprevistos y dificultades.
  • Te puedes quedar paralizado o buscar soluciones.
  • Si pides ayuda sueles encontrarla. Pedid y se os dará, dice el evangelio.
  • La ayuda, muchas veces, viene de desconocidos, que después ya son conocidos. No vamos solo por el camino (de Santiago y de la vida).

Nos vamos a caer, habrá fallos, imprevistos. Lo importante es ser capaz de levantarse y continuar. Este año ya hemos llegado a Astorga.


lunes, 15 de agosto de 2022

El placer y la valentía de intentarlo

Esta semana hemos estado de vacaciones en un camping. Un vecino salía todos los días a eso de las 9 de la mañana con su tabla de surf. Hasta ahí nada sorprendente.

Lo sorprendente es que lo hacía a pesar de tener una limitación física importante, andaba con dificultad, lo que parecía hacer muy difícil el surfear. Seguramente muchos ni lo habrían intentado.

Me despertó gran admiración durante toda la semana. No solo por el surf, sino por su actitud general. No dejarse vencer por las dificultades y a pesar de ellas, intentar y hacer muchas cosas.

Lo sorprendente es lo que somos capaces de hacer cuando lo intentamos. Somos capaces de cosas increíbles, que casi parecen imposibles. La constancia tiene su premio, intentarlo y perseverar tiene su premio.

Ver a este vecino con su tabla de surf me recordó un vídeo de Nick Vujicic que había visto hace tiempo, sin brazos y sin piernas hace cosas increíbles. El secreto, la actitud. Te dejo a continuación el resumen que está colgado en youtube (4 minutos), al final puedes ver el video completo (45 minutos).

También puedes quedarte atascado ante la duda, sin intentarlo, sin probar, dándole vueltas a la cabeza de si serás capaz, de si podrás, de si sería posible. Soñando sin intentarlo.

Quizá no lo consigas, quedará el placer de haberlo intentado. Puede que no llegues a la meta, lo que no quiere decir que no puedas disfrutar del camino.

Explorar tus límites, explorar los límites, probar, intentar. Nunca sabré de lo que soy capaz si no lo intento.

A qué estás esperando ¿Qué tienes pendiente y no intentas porque no sabes si eres capaz? ¿Quieres salir de dudas? Prueba, con la confianza de quien puede conseguirlo, aunque sea difícil.

Decía Henry Ford que tanto si crees que puedes como si crees que no puedes estás en lo cierto. Con la actitud adecuada será más fácil conseguir el reto.

Si quieres puedes ver el vídeo completo de Nick Vujicic pulsando en esta frase

sábado, 6 de agosto de 2022

¿Cambio o sigo como hasta ahora?

Acostumbramos a hacer lo mismo, por eso se llama costumbre. Tenemos nuestras rutinas, nuestros horarios, nuestras actividades, nuestros lugares. Lo habitual nos da seguridad, lo conocido es previsible, vivir un montón de veces el mismo día, la misma conversación, el mismo café.

Tenemos dos voces interiores, que nos impulsan en direcciones opuestas: una nos invita a seguir repitiendo, a seguir como estamos; la otra nos impulsa al cambio, a la exploración, al descubrimiento, a la aventura.

Hace unos días hablaba con una antigua alumna, dejó la universidad hace cinco años. Sus ganas de seguir explorando, probando, conociendo, descubriendo, resuenan en mi espíritu de continuo aprendiz.

Es un poco cuestión de edad. Los niños son exploradores natos, de forma natural quieren probar. Los adolescentes empiezan a descubrir un nuevo mundo, ganando en independencia cada día. Los jóvenes siguen manteniendo esas ganas. Con la mentalidad adecuada, a pesar de los años, mantienes el espíritu joven que impulsa hacia lo nuevo.

Espíritu explorador - mentalidad joven. Foto tomada de Pixabay
Con el tiempo muchos pierden energía. A temporadas se nos olvidan esas ganas de descubrir. Consideramos que ya sabemos bastante, que ya hemos visto mucho. También supone esfuerzo salir de la zona confortable y conocida en la que nos encontramos, el cambio cuesta, da pereza y hasta miedito.

Cansados de repetir, paradójicamente, seguimos haciendo lo mismo. La definición de locura para Einstein es hacer lo mismo y pretender obtener resultados distintos.

La trampa de la zona de confort: “Me gustaría cambiar, pero no estoy tan mal…”. Así, que hasta que no llega algo que nos empuja al cambio, nos acomodamos, no estamos tan mal. Tan siquiera exploramos otras posibilidades.

El cambio puede dar miedo. Probar cosas nuevas tiene sus riesgos. También no probar tiene sus riesgos, aunque estos riesgos cuesta más verlos.

El cambio puede dar miedo cuando lo vemos como una ruptura con todo lo anterior, que a veces puede ser conveniente. En la mayoría de los casos no hace falta un cambio radical, solo un enfoque más flexible. Tú decides si quieres cambiar y qué tipo de cambio quieres.

En lugar de dejarlo, puedes transformar tu trabajo, tu entorno y adaptarlo a lo que si quieres ¿Por qué las opciones tienen que ser “seguir con todo igual” o “dejarlo todo”? Entre los dos extremos hay infinitas posibilidades ¿Qué puedes hacer para mejorar tu situación actual? Algo te inquieta, te incomoda, puedes terminar o transformar tu trabajo, tu forma de vivir.

Reconocer lo que sí obtienes, lo bueno de la situación actual, y también lo que te gustaría obtener, experimentar, vivir, para acercarte a lo que quieres. Quizá encuentres el punto intermedio, por ejemplo, entre irte a vivir a otro sitio definitivamente o solo irte a temporadas.

Ante algunos cambios, el que no cambia, observa la valentía del cambio. Ojalá tuviese las narices suficientes para dejar este trabajo de 72 horas de a la semana, bien pagado, aunque no me satisface.

Ordenar tus pensamientos, sentimientos, para quedarte o irte, y decidir para comprometerte y vivir. La indecisión impide el compromiso y la vivencia del presente.

Hacer lo que te sientas llamado a hacer, con su componente de realismo, evaluando riesgos y alternativas, conociendo tus recursos, sin dejarte llevar por los convencionalismos sociales o lo que valoren los demás. Decidir equilibrando cabeza, corazón e instinto.

Quizá no sepas hacia dónde ir ¿Qué tal si vas caminando y así irás descubriendo el camino? Según avanzas el siguiente paso se ve más claro. Probar con realismo, desde tu realidad.

Y si no es ahora ¿cuándo? Nunca parece buen momento, siempre hay excusas. Al explorar y probar encontramos cosas nuevas, algunas muy buenas.

lunes, 1 de agosto de 2022

Tiempo de encuentro o soledad acompañada

Acaba de venir mi padre por casa con ganas de charlar, como buen jubilado. Por mi parte quería escribir la entrada de esta semana, que ya la llevo retrasada. Me gusta charlar con mi padre y si me entretengo en ello no escribiré la entrada, así que se lo he dicho y aquí estoy puesto a ello.

Quizá él se vaya con la sensación de que siempre estoy ocupado, siempre tengo algo que hacer y no encuentra el momento para charlar. Espero que no sea así si después encontramos otros ratos, mañana pasaremos unas horas juntos.

A veces es difícil equilibrar nuestro tiempo con el de los demás, nuestras actividades con las de los demás. Podemos compartir espacio y no hallar el momento para encontrarnos. No solo están solos los que no tienen nadie alrededor, se puede estar muy solos estando acompañados, con gente cerca físicamente, pero a miles de kilómetros emocionalmente.

Puedes vivir en la misma casa que tus padres, que tus hijos y no encontrar un tiempo compartido. Cada uno a lo suyo, más ahora que cada uno se puede meter en su móvil.

Lo mismo pasa en la vida en pareja, con tanto que hacer olvidamos a quien tenemos al lado, nos convertimos en compañeros de piso o compañeros de pensión, donde dormimos y comemos.

Con la llegada de los hijos la pareja puede pasar a un segundo o tercer plano, se puede olvidar buscar momentos de pareja, esos ratos que antes no había ni que buscar porque aparecían solos. A veces, lo que no se riega se marchita porque no llueve. Tan ocupados con el trabajo, los hijos, las actividades, que se nos olvidan cosas importantes.

Llega una edad donde puede que sea difícil encontrar tiempo para los amigos. Menos mal que nos seguimos apreciando, aunque no nos veamos. Sin contacto nos convertimos en desconocidos. Todo, a veces, sin darnos cuenta.

Somos seres sociales, necesitamos compartir vida y tiempo con otros. Puede haber comunicación asíncrona, donde dejamos mensajes, pero es más real cuando coincidimos en el tiempo.

Podemos vivir rodeados de gente y a la vez estar solos. Más frecuente en las ciudades donde muchas veces no conocemos ni al vecino de la puerta de al lado, no sabemos ni su nombre.

Tan ocupados que no tenemos tiempo ni de contestar al teléfono. Lo mismo le pasa al otro. Nos vamos dejando mensajes sin poder coincidir.

Dicen que los móviles acercan a los de lejos y alejan a los de cerca. En contacto con miles de amigos en la distancia y sin contacto con el que tenemos al lado.

Para encontrarnos hay que reservar tiempo, o dejar de correr y permitir el encuentro, priorizar al que está al lado en lugar del teléfono. Con tanta gente alrededor ¿cómo se puede estar tan solo?

Si hay alguien que aprecias, con el que tienes ganas de coincidir, puedes buscar el momento, si no lo encuentras, quizá estás demasiado ocupado o esa relación no es tan importante.

Cada uno decide a qué y a quién dedica su tiempo, tú decides a qué dedicas tu tiempo. El tiempo es un regalo, para mi el mejor regalo, porque es vida ¿A quién quieres regalarle tu tiempo? ¿Con quién quieres compartirlo?

miércoles, 27 de julio de 2022

Simplifica tu vida. Póntelo fácil.

Las vacaciones se acercan, hay que preparar la maleta y algunas personas no encuentran una maleta lo suficientemente grande para llevar todo lo que quieren llevar, todo lo que creen que necesitan.

Por mi parte, me gusta viajar ligero, no tener que facturar en el avión, a no ser que sea imprescindible. Con menos equipaje te mueves más ligero. Con menos cosas encuentras más rápido lo que necesitas y no te pierdes entre un montón de prescindibles.

Llenamos la maleta de un montón de cosas que no necesitamos, que nos sobran. El exceso de equipaje puede hacer que nos olvidemos de lo importante, tratando de recordar las minucias.

Lo mismo sucede con lo que tenemos previsto hacer, durante las vacaciones podemos llenar el día y no parar, correr de un sitio a otro sin saborearlos, estresados por todo lo que tenemos que ver y hacer. Un día de vacaciones puede ser agotador.

Este exceso de equipaje y actividades se refleja en nuestro día a día, también cuando no estamos de vacaciones. Con demasiados pendientes nos olvidamos de lo importante, queriendo hacer demasiado nos dejamos lo que importa.

En muchas ocasiones, menos, es más. Dejando lo prescindible y centrándonos en lo importante avanzamos en lo que queremos y necesitamos.

Con demasiados pendientes igual no avanzas en ninguno. Como el burro demasiado cargado
Si te preocupas de demasiadas cosas es fácil que te olvides de lo importante. Si cargas demasiado te sobra casi todo. Si te entretienes con lo prescindible no te queda tiempo para hacer lo importante.

Elegir tus batallas, no se puede luchar en todas. Si ya tienes demasiadas cosas que hacer, si estás haciendo malabares, puede que al intentar meter una pelota más se caigan todas. Puede que la intentar hacer una cosa más dejes todas sin hacer. Cuenta lo que acabas, cuenta más si te acerca a dónde quieres estar, si es importante.

Si tratas de ir a por dos conejos se escapan ambos. Priorizar, decidir el objetivo e ir a por él es el primer paso para llegar. Priorizar es simplificar, ponértelo fácil para conseguir la prioridad.

Identifica qué es aquello más importante para ti y concéntrate en ello, en disfrutarlo. Deja de intentar controlar demasiadas cosas. Con demasiadas cosas que hacer, nunca tienes tiempo, sientes escasez de horas, no te da la vida. Además, si estás pensando en lo pendiente no acabas de disfrutar de lo que haces.

miércoles, 20 de julio de 2022

Para conseguir tus objetivos no hay misterios: plan y ejecución

Hace ya tiempo, en mi primer curso de la Universidad, viendo el resultado del examen de física, me sorprendí, esperaba más nota. Creía que era la asignatura que más había estudiado y era la de peor nota.

Empecé a apuntar cuanto estudiaba, cuantas horas dedicaba a cada asignatura. En los siguientes exámenes se repitió el resultado, la peor nota la de física y yo seguía pensando que era a la que más horas había dedicado.

Ahora tenía datos y al analizarlos la realidad era muy distinta. Había dedicado el doble de horas a cálculo, algebra o química que a física. Los resultados reflejaban las horas dedicadas en realidad, no lo que yo suponía que había dedicado.

La mente nos juega malas pasadas a veces. Me gustaba más la química, el cálculo y el algebra y menos la física. Me costaba menos ponerme con lo que me gustaba y mucho más con la física. Los ratos que pasaba estudiando física se me hacían más largos, así que pensaba que pasaba más horas.

Mis horas de estudio el 3 y 4 de abril de 1992 (ya ha llovido - 30 años)
Al final no hay misterios, si quieres aprender de algo y que eso lo reflejen los exámenes, hay que echar horas. Como dicen en Argentina, horas-culo, horas con el culo pegado a la silla, horas de estudio que al final dan sus frutos. Al final aprenderás a estudiar, irás avanzando y cada vez costará menos.

No hay misterio, si quieres tener un cuerpo de gimnasio, lo que tienes que hacer es ir al gimnasio y echarle horas. Si quieres aprender inglés, pues dedicar tiempo al inglés; mejor si puedes ir a un país de habla inglesa e interaccionar con nativos.

Si te sorprenden tus resultados, tanto para bien como para mal, analiza que es lo que estás haciendo. Lo que haces habitualmente construye tus hábitos, tus hábitos te llevan a tus resultados, no hay misterios.

No hay misterios, tres pasos para conseguir los resultados que quieres, tus objetivos:

  1. Saber lo que quieres (tener claro el objetivo, el resultado perseguido);
  2. Definir cómo conseguirlo (Plan);
  3. Hacer lo que tienes que hacer (La ejecución repetida y constante genera el hábito).

Los hábitos permiten automatizar la ejecución, que podamos hacerla ya sin pensar y con menos esfuerzo. No gastamos fuerza de voluntad, que es limitada.

viernes, 15 de julio de 2022

¿Vives la vida o haces fotos?

Me sigue asombrando la sabiduría de los niños, la sencillez con la que ven la vida, son maestros de lo simple, de ver donde nosotros estamos ciegos, de sentir donde nosotros nos dejamos llevar.

Juan, mi hijo, que tiene 10 años y sabe que escribo un blog sobre el “tiempo”, sobre la vida, me ha sugerido escribir sobre cómo vivimos el momento. En concreto, sobre la cantidad de fotos que hacemos, especialmente en vacaciones.

Los niños se cansan de tanta foto, de ponte aquí y ponte allá (también algunos mayores nos cansamos). El argumento para convencerlos es, después querrás ver fotos y no tendrás. Ese argumento no les convence, piensan distinto, se preocupan menos por el futuro y están menos obsesionados por coleccionar recuerdos, están más centrados en vivir esos momentos.

Esto, unido a las redes sociales (Facebook, Instagram, Whatsapp…), donde se trata de dar una imagen de que todo es estupendo, todo va bien. Hay que colgar fotos deslumbrantes para seguir con la fachada, las vacaciones tienen que ser maravillosas.

Ver tanta imagen estupenda distorsiona la visión de la realidad, parece que todo el mundo tiene una vida feliz y maravillosa. Las malas fotos no se suelen colgar. Nos enredamos en competir por la mejor imagen en lugar de disfrutar de la cercana realidad.

Esto es un aviso a navegantes, ahora que muchos comienzan las vacaciones. Algunos se las van a perder, centrándose en las fotos, ya sea para aparentar, para dar envidia a la vuelta o para recordar dentro de unos años.

Tan centrados en la imagen se nos puede olvidar vivir. Tan centrados en guardar recuerdos, se nos puede pasar el ahora. La obsesión por las fotos puede abrumar a los que nos acompañan.

El querernos mostrar para los de lejos, que ni siquiera nos conocen (en algunos casos), puede alejarnos de los que tenemos al lado. La nueva comunicación acerca a los de lejos y aleja a los de cerca.

Además, después, con tanta foto, no sabes que hacer. Al final van a quedar menos fotos significativas que aquellas que teníamos cuando no existía la cámara digital ni el teléfono móvil, aquellas en las que esperabas meses para revelar el carrete y ver cómo había salido la foto.

Que la obsesión por la imagen, por el recuerdo, no te impida vivir el presente, el ahora, el aquí. Es lo único real, el pasado ya pasó y el futuro ya vendrá.

En mi opinión está bien hacer fotos, la sabiduría está en la dosis, en la cantidad. Ya decían los griegos en el oráculo de Delfos que “nada en demasía”, tampoco demasiadas fotos.

domingo, 3 de julio de 2022

Dinero y tiempo ¿El tiempo es oro? ¿El oro es tiempo?

Ayer estuve en Portaventura, un parque de atracciones para quien no lo conozca, al que acuden multitudes, especialmente en verano y supongo que más después de haber estado confinados en casa. Este año apetece salir y es posible encontrar masificaciones.

Si no compras el pase rápido (fast-pass o pase express), que cuesta bastante más que la entrada, las esperas son eternas. Es fácil que tengas que esperar más de una hora o dos en algunas atracciones. Es una sensación extraña, por no definirla de otra forma, ver cómo llevas esperando una hora y alguien, que ha gastado más dinero, pasa según llega.

Creo en la vida lenta, en la que da tiempo a saborear los momentos.  Carl Honoré es un gran difusor de esta vida a otro ritmo, con tiempo para saborear la comida, las conversaciones, el sexo y tantas otras cosas.

También creo que se puede saborear la espera y que está haga la experiencia, cuando llega, más vivida, al ser más esperada. En una sociedad de consumo frenético, todo va rápido y parece que el pase rápido invita a eso a pasar rápido, sin saborear.

Mi experiencia de dos días, uno con pase rápido y otro sin él, me dice que disfrute más el día con pase rápido. Sin el pase rápido se apoderó de mi cierta sensación de frustración, de cansancio, de poco disfrute. Parecía que había pagado para hacer cola, para esperar. No había sido barato precisamente y esperar lo puedo hacer gratis. La atracción pasaba en una exhalación y ni se me pasaba por la cabeza volver a hacer una larga cola para repetir, a no ser que la insistencia de mis hijos me impulsase a hacerlo.

Cola en Portaventura para devolver llave de las taquillas
El infierno de las colas
Con el pase rápido vas a otro ritmo. Mi sensación fue distinta, disfruté. Incluso si hago números creo que el precio por viaje en cada atracción sale más barato, aunque el gasto global es más alto. Las colas eran razonables, entre nada y 15 minutos.

Quizá fuese más fácil si el parque estuviese dimensionado para que las esperas fuesen razonables y no admitiese más personas. Pero como negocio, cuantas más entradas vendan mejor. Para el usuario, cuantas más entradas, más esperas y más tendencia a comprar el pase rápido y gastar más.

Con el dinero compras hacer menos colas, compras menos esperas. Lo que en este caso me duele un poco, por todos lo que no pueden permitírselo. Ahí está la desigualdad social.

Por otra parte, con el dinero puedes subcontratar muchas cosas: que arreglen una persiana, que cuiden el jardín, clases que necesiten tus hijos, etc. Son cosas que puedes hacer por ti mismo, pero el tiempo que dedicarías a ellas lo puedes dedicar a otras cosas porque lo has delegado con dinero.

También, otros consiguen unos ingresos, les viene bien que tu subcontrates, pagues por ello y no lo hagas todo. El la productividad que se deriva de la especialización. Puedo hacer la fontanería, pero seguro que un fontanero lo hará mejor, más rápido y más eficientemente, a cambio de un pago.

Para eso debo generar ingresos, a no ser que me sobre el dinero, que no suele ser el caso ¿Cuánto trabajar? Depende de lo que necesites, depende de tus expectativas, de cuanto quieras-necesites gastar. Los trabajadores vendemos nuestro tiempo por dinero, puede que 40 horas semanales por un salario ¿Es ese el precio de nuestro tiempo? ¿Cuánto vale una hora tuya?

Por equilibrar esta entrada entre dinero y tiempo, atribuyen en distintos textos al Dalai Lama la siguiente afirmación:

“Lo que más me sorprende del hombre occidental es que pierden salud para ganar dinero, después pierden el dinero para recuperar la salud. Y por pensar apasionadamente en el futuro no disfrutan el presente, por lo que no viven ni el presente ni el futuro. Y viven como si no tuviesen que morir nunca. Y mueren como si nunca hubieran vivido”.

domingo, 26 de junio de 2022

¿Te dejas robar tu tiempo? ¿Te robas a ti mismo?

¿Dónde se escapa el día? ¿Dónde se van las horas? ¿Quién te roba el tiempo? Los ladrones de tiempo, esos grandes culpables de que no consigamos lo que queremos, esa excusa para echar balones fuera.

Los teléfonos móviles tienen una gran utilidad. Si vas a ajustes, en salud digital y controles parentales, puedes ver tu uso del móvil. Puedes darte cuenta de cuanto tiempo pasas con cada aplicación, cual es tu media de pantalla cada día, cada semana, cuantas notificaciones recibes…

Uso del móvil de una opositora a 10 días del examen ¿Puede encontrar tiempo?

Si te preguntan ¿Quién te roba el tiempo? Es probable que enseguida pienses en alguien que te interrumpe frecuentemente y por largo rato. O después del párrafo anterior puede que pienses en el teléfono móvil.

Tu mayor ladrón de tiempo eres tú mismo. Quien maneja el teléfono móvil eres tú, eres tú quien te enganchas a alguna aplicación, eres tú quien permites que la red social te interrumpa con nuevas notificaciones o el que tiene el correo abierto para estar pendiente de lo último que llega.

Incluso cuando parece que es otro el que te interrumpe, eres tú quien permite la interrupción. Eres tú quien se pone a tiro para que te interrumpan, eres tú el que no es capaz de decir “NO”, ahora no.

Tú eres el responsable de proteger tu tiempo del móvil, de la televisión, de las series, de tus entretenimientos y de los demás.

Dicen que la información es poder. La información nos puede ayudar a tomar mejores decisiones. Darte cuenta de cuanto tiempo pasas enganchado al móvil te puede ayudar a desengancharte progresivamente. Si no puedes pasar sin el móvil tienes una adicción, una dependencia, es una droga sin sustancia, pero igual de adictiva. Puedes controlar tú al móvil o dejar que él te controle.

Es probable que, usando bien el móvil, durante el tiempo adecuado, sea una herramienta útil. Eliminando lo que te engancha, lo superfluo, puedes recuperar parte de tu tiempo, parte de tu vida. Es probable que encuentres cosas mejores en las que utilizar y disfrutar tu tiempo.

El mayor ladrón de tiempo es no tener claro el objetivo, lo que quieres, que es lo que te permite mantener el foco y la atención, sin dejarte despistar por el camino.

domingo, 19 de junio de 2022

Atrapado por la agenda

Hay semanas que la agenda está a tope, no cabe una actividad más. Cualquier imprevisto te desborda, no hay lugar a la espontaneidad, no hay espacio para parar, mirar, ver y reflexionar. Es una semana vivida como un autómata, dominada por la agenda, por los compromisos.

Si todas las semanas son así, es posible que seas productivo, si las tareas están bien escogidas, como una máquina vas avanzando por la semana, sin dejar mucho espacio a sentirte, a las emociones y a las sorpresas.

Imagen de agenda tomada de Aliexpress
Si trabajas ocho horas un día, cuatro las tienes llenas de reuniones y dos con informes, solo te quedan otras dos para trabajar en otras cosas. Si las reuniones y los informes no son muy productivos, la productividad no será mucha ¿Cuándo voy a encontrar tiempo para hacer el trabajo que merece la pena? Sobre todo, entretenido con miles de actividades que no aportan ningún valor.

Me encanta el concepto de “No agenda”, ese tiempo no agendado, en el que no tienes compromisos y te puedes abrir los imprevistos, a las oportunidades que aparecen, puedes pensar y permitir la creatividad.

Si todas las semanas la agenda está demasiado llena, tanto la parte de trabajo como la de no trabajo, te pierdes las sorpresas de la vida. Si no tienes tiempo para estar con un amigo, cuando aparece por sorpresa, si nunca tienes tiempo para hablar con los que quieres, te estás perdiendo la vida.

“El tiempo es vida y si no tienes tiempo, es que no tienes vida”.

El tiempo es vida, lo que quiere decir que, si no tienes tiempo, es que no tienes vida. Si eres un adicto/a a decir “no tengo tiempo” prueba a cambiar y di “no tengo vida”. Ese cambio duele y puede ser el impulso para encontrar tiempo para lo importante.

Cuando somos niños soñamos con ser mayores para hacer lo que nos dé la gana. Si ya eres mayor, ¿Cómo vas con eso? ¿Te sientes esclavo de la agenda y de las obligaciones? ¿Quieres volver a ser niño para disfrutar de tu tiempo?

Voy al nombre del blog “Vivir tu tiempo” Tú tiempo es tuyo, no es de nadie más, solo tú puedes escoger como agendarlo, o no agendarlo. Puedes dejarlo libre, para hacer lo más adecuado en cada instante, según te sientas, según te lleve el momento.

Si estás devorado por la cantidad de cosas que “tienes que” hacer (los “tengo qué” tan peligrosos), si tienes la agenda a reventar, sin tiempo para la espontaneidad, para atender a lo que surja, para y siente ¿Es así como lo quieres?

Puede que de miedo a parar y darte cuenta de que igual lo que estás haciendo, a toda velocidad, no tiene sentido, ni para ti, ni para los que te rodean, ni para nadie. Enganchados a la actividad, cuesta parar.
Enganchados a la adrenalina de la prisa, de los compromisos, del logro.

Como decía Covey, trepando por la escalera del éxito toda la vida, para llegar arriba y ver que está apoyada en la pared equivocada. Haciendo para llegar arriba. Antes de ponerte a hacer, a subir la escalera, mira a ver dónde está apoyada.

Cuesta parar, dejar espacios en la agenda si estás enganchado a tenerla llena. Esclavo del ego, del que dirán si paro, del que van a pensar. Sintiendo el vacío del parar, el no hacer. Si no soy lo que hago ¿quién soy? Somos más allá de lo que hacemos.

“Dejemos de ir corriendo, a toda velocidad, a ningún lugar”

domingo, 12 de junio de 2022

El peso de las cosas a medio hacer

Las cosas que tenemos a medias son las que más pesan y las que más espacio ocupan, en la cabeza y también por todos los rincones. Cosas pendientes, medio empezadas.

Cuando lo quieres retomar ya no sabes por donde ibas. Ya no sabes dónde dejaste lo que necesitabas y habías comprado. Lo que está a medias ocupa espacio en la mesa, hasta que lo das carpetazo. Se quedan cosas por los rincones, esperando a volver a ser atendidas.

Ante lo que tienes a medias, que pueden ser muchas cosas, caben tres opciones:

  1. Dejarlo como está, ocupando espacio y generando culpa porque no eres capaz de acabarlo.
  2. Ponerte a ello y terminarlo, liberar espacio y disfrutar de la sensación de la tarea terminada.
  3. Eliminarlo, tirar lo que está medias, cuando ya no merece la pena.

Eliminar cuesta cuando lo tienes medio hecho. Es tirar el esfuerzo que hiciste en su día, descartar esa ilusión de verlo terminado. Pero si lleva ya demasiado tiempo en pendientes, quizá ya no merezca la pena el esfuerzo que queda por delante. Si eres capaz de dejarlo ir, dejará de ocupar espacio en tu cabeza y de pesarte en la lista de pendientes.

Obra parada hace años - a medio terminar ¿Se terminará algún día?
No cuenta lo que empiezas, solo cuenta lo que acabas. Lo que está a medio hacer cuenta pocas veces si no lo terminas. Un libro a medias, una casa a medio terminar, un proyecto incompleto.

Decide lo que quieres hacer y a por ello, hasta el final, hasta terminarlo. Después a por lo siguiente. Hoy puedes empezar a tachar cosas que estaban a medias. 

domingo, 5 de junio de 2022

Cansado también se puede

Ayer celebramos el medio siglo de un amigo, los 25 años cumpliendo 25. Fue el reencuentro de algunos de los que ya celebrábamos 25 años. Fiesta por todo lo alto, mucha alegría y alguna que otra copa, como si aún tuviésemos 25. Dicen que, a partir de cierta edad, las resacas ya no son resacas, son convalecencias, que llevan algo más de un día.

La gestión del tiempo, la gestión de actividades, decidir a qué dedicamos nuestros momentos, no es fácil. Por una parte, el cansancio pide descanso, no se puede ignorar, corremos el riesgo de reventar, de agravar ese cansancio. Por eso hoy a tocado siesta. A pesar de la siesta sigo cansado.

Por otra parte, también es cierto, que con cansancio se puede avanzar, se pueden hacer cosas, si encuentras los motivos, la motivación. Por mi parte me he retado a escribir una entrada del blog todas las semanas este año, y aún cansado, hoy escribo esta entrada. La siesta ha sido un intento de equilibrar el descanso con el hacer.

El cansancio suele ser una gran excusa para no hacer nada, para dejar de esforzarse. “Hoy estoy cansado” es una frase que justifica no hacer nada, y está bien, si es que está bien. Cansado de un proyecto abandonas y pasan días hasta que vuelves sobre él. Puede ser bueno o puedes llegar a olvidarlo, que también puede estar bien, eso es lo difícil de la gestión del tiempo.

Aunque con cansancio también se puede. Muchas veces lo que más descansado te deja no es el sofá, puede ser salir con la bici, aunque no apetezca, aunque de pereza. Vencer ese cansancio y hacer ejercicio, salir a dar un paseo al monte, te puede dejar mucho mejor.

El perrillo sigue a pesar del cansancio - si no sigue no llega a casa
Algunas carreras se pueden acabar estando cansando, los últimos metros son los que nos llevan a la meta, si abandonas por cansancio cuando ya estás llegando, el objetivo no se consigue. A veces un esfuerzo más merece la pena.

Recuerdo una entrevista que hacían a un montañero de mas de 80 años. Le preguntaron que si a su edad no le dolía nada cuando iba a la montaña y contestó “¡Ay hija! Me duele todo, pero no me quejo porque si me quejo no me dejan ir. Si es motivo es suficiente, con cansancio se puede.

Deja de ponerte excusas y vete a por lo que quieres. El cansancio, a veces, es solo una excusa. Otras veces es la señal de que tienes que parar. Tu decides que haces con tu cansancio, si es que llega.