domingo, 19 de junio de 2022

Atrapado por la agenda

Hay semanas que la agenda está a tope, no cabe una actividad más. Cualquier imprevisto te desborda, no hay lugar a la espontaneidad, no hay espacio para parar, mirar, ver y reflexionar. Es una semana vivida como un autómata, dominada por la agenda, por los compromisos.

Si todas las semanas son así, es posible que seas productivo, si las tareas están bien escogidas, como una máquina vas avanzando por la semana, sin dejar mucho espacio a sentirte, a las emociones y a las sorpresas.

Imagen de agenda tomada de Aliexpress
Si trabajas ocho horas un día, cuatro las tienes llenas de reuniones y dos con informes, solo te quedan otras dos para trabajar en otras cosas. Si las reuniones y los informes no son muy productivos, la productividad no será mucha ¿Cuándo voy a encontrar tiempo para hacer el trabajo que merece la pena? Sobre todo, entretenido con miles de actividades que no aportan ningún valor.

Me encanta el concepto de “No agenda”, ese tiempo no agendado, en el que no tienes compromisos y te puedes abrir los imprevistos, a las oportunidades que aparecen, puedes pensar y permitir la creatividad.

Si todas las semanas la agenda está demasiado llena, tanto la parte de trabajo como la de no trabajo, te pierdes las sorpresas de la vida. Si no tienes tiempo para estar con un amigo, cuando aparece por sorpresa, si nunca tienes tiempo para hablar con los que quieres, te estás perdiendo la vida.

“El tiempo es vida y si no tienes tiempo, es que no tienes vida”.

El tiempo es vida, lo que quiere decir que, si no tienes tiempo, es que no tienes vida. Si eres un adicto/a a decir “no tengo tiempo” prueba a cambiar y di “no tengo vida”. Ese cambio duele y puede ser el impulso para encontrar tiempo para lo importante.

Cuando somos niños soñamos con ser mayores para hacer lo que nos dé la gana. Si ya eres mayor, ¿Cómo vas con eso? ¿Te sientes esclavo de la agenda y de las obligaciones? ¿Quieres volver a ser niño para disfrutar de tu tiempo?

Voy al nombre del blog “Vivir tu tiempo” Tú tiempo es tuyo, no es de nadie más, solo tú puedes escoger como agendarlo, o no agendarlo. Puedes dejarlo libre, para hacer lo más adecuado en cada instante, según te sientas, según te lleve el momento.

Si estás devorado por la cantidad de cosas que “tienes que” hacer (los “tengo qué” tan peligrosos), si tienes la agenda a reventar, sin tiempo para la espontaneidad, para atender a lo que surja, para y siente ¿Es así como lo quieres?

Puede que de miedo a parar y darte cuenta de que igual lo que estás haciendo, a toda velocidad, no tiene sentido, ni para ti, ni para los que te rodean, ni para nadie. Enganchados a la actividad, cuesta parar.
Enganchados a la adrenalina de la prisa, de los compromisos, del logro.

Como decía Covey, trepando por la escalera del éxito toda la vida, para llegar arriba y ver que está apoyada en la pared equivocada. Haciendo para llegar arriba. Antes de ponerte a hacer, a subir la escalera, mira a ver dónde está apoyada.

Cuesta parar, dejar espacios en la agenda si estás enganchado a tenerla llena. Esclavo del ego, del que dirán si paro, del que van a pensar. Sintiendo el vacío del parar, el no hacer. Si no soy lo que hago ¿quién soy? Somos más allá de lo que hacemos.

“Dejemos de ir corriendo, a toda velocidad, a ningún lugar”

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