Hace ya tiempo, en mi primer curso de la Universidad, viendo el resultado del examen de física, me sorprendí, esperaba más nota. Creía que era la asignatura que más había estudiado y era la de peor nota.
Empecé
a apuntar cuanto estudiaba, cuantas horas dedicaba a cada asignatura. En los
siguientes exámenes se repitió el resultado, la peor nota la de física y yo
seguía pensando que era a la que más horas había dedicado.
Ahora tenía
datos y al analizarlos la realidad era muy distinta. Había dedicado el doble de
horas a cálculo, algebra o química que a física. Los resultados reflejaban las
horas dedicadas en realidad, no lo que yo suponía que había dedicado.
La mente
nos juega malas pasadas a veces. Me gustaba más la química, el cálculo y el
algebra y menos la física. Me costaba menos ponerme con lo que me gustaba y
mucho más con la física. Los ratos que pasaba estudiando física se me hacían
más largos, así que pensaba que pasaba más horas.
Mis horas de estudio el 3 y 4 de abril de 1992 (ya ha llovido - 30 años) |
No hay
misterio, si quieres tener un cuerpo de gimnasio, lo que tienes que hacer es ir
al gimnasio y echarle horas. Si quieres aprender inglés, pues dedicar tiempo al
inglés; mejor si puedes ir a un país de habla inglesa e interaccionar con
nativos.
Si te
sorprenden tus resultados, tanto para bien como para mal, analiza que es lo que
estás haciendo. Lo que haces habitualmente construye tus hábitos, tus hábitos
te llevan a tus resultados, no hay misterios.
No hay
misterios, tres pasos para conseguir los resultados que quieres, tus objetivos:
- Saber lo que quieres (tener claro el objetivo, el resultado perseguido);
- Definir cómo conseguirlo (Plan);
- Hacer lo que tienes que hacer (La ejecución repetida y constante genera el hábito).
Los hábitos
permiten automatizar la ejecución, que podamos hacerla ya sin pensar y con
menos esfuerzo. No gastamos fuerza de voluntad, que es limitada.
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