Del
dicho al hecho hay un trecho. No se si os ha pasado eso de “me voy a poner a
estudiar” y mientras me pongo se han pasado dos horas. O con la intención de ir
al gimnasio, con idea de salir a las 9 hacia allí, me dan las 10, entretenido
con cualquier cosa. Una hora más tarde, el día se ha complicado, tengo
demasiados planes y lo de ir al gimnasio se
queda solo en la intención, un día más.
Desde
que tengo intención de ponerme hasta que me pongo, si no presto atención, sin
darme cuenta, pasa “demasiado” tiempo. El
tiempo, la vida, se nos escapa entre los dedos. Lo de estudiar o ir al gimnasio
puede sonar a obligación, a algo que nos cuesta. Lo mismo nos puede pasar a la
hora de llamar a un amigo, lo que suena más agradable. Tengo intención de hacerlo y se me pasa el momento. Cuando hablamos,
pasados los meses, nos decimos, además con sinceridad, “he pensado un montón de
veces en llamarte”.
Qué
bien nos sentimos después de haber seguido el plan. Me he encontrado mucha
gente que no quiere planificar nada, porque total, nunca sigue el plan. O los
que planifican las horas de estudio/trabajo y después solo cumplen los
descansos ¿Por qué no he seguido el plan? ¿Me despisto cuando surge cualquier
cosa? ¿Me cuesta ponerme? ¿El plan estaba mal hecho? Como todo, es cuestión de
práctica, planificar algo que puedas/quieras hacer y te siente bien. Aprender a
planificar y a seguir el plan. Si fallas al planificar estás planificando
fallar.
Cuando
tienes el plan claro, también el para qué de ese plan, la razón de que te
convenga, ya tienes la mitad hecha. Ahora solo queda seguir el plan, aunque a
veces es la mitad más difícil.
Hay a
quién le encanta planificar sin hacer, soñar
con lo que puede hacer y después no hace. Se llaman soñadores. Está bien soñar,
incluso despierto algunas veces, aunque de vez en cuando nos conviene hacer.
Un
plan nos guía a lo largo del día, no hace falta programarlo todo. Si sabemos lo
que queremos ya estamos más cerca de conseguirlo. Definir los pasos para
llegar, el cómo conseguirlo y después ir andando.
Entrenar
la atención para darnos cuenta de cuánto tiempo pasa hasta
que nos ponemos. La inercia nos mantiene donde estamos. Si estamos en el sofá,
la inercia nos mantiene lejos de salir hacia el gimnasio. A veces cuesta, y qué
bien nos sentimos al volver
Hacer
lo que quiero a veces supone fuerza de voluntad para ponerme… ¡qué a gusto me
quedo cuando lo he hecho! Qué fácil es hacer planes y que difícil es a veces
seguirlos. Sobre todo, para algunas cosas. La importancia de no despistarse por el camino.
Mi situación y pensamiento muchos días |
Grandes verdades, sin embargo esta entrada me ha recordado inmediatamente la anterior sobre la continua urgencia en que vivimos.Debemos planificar teniendo bien claros objetivos y recursos, también en lo personal. Si no dejamos tiempo para ese café o esa cerveza quizás estemos haciendo algo mal
ResponderEliminarAsí es... Y tener claro lo importante no siempre es fácil, sobre todo si no dejamos espacio para mirar
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