Ayer
fue un día para recordar, de reencuentro, de compartir. Nos juntamos a comer algunos
de los compañeros del cole, fuimos 40, faltaban unos cuantos. Este año, la mayoría
hemos cumplido 50 años, otros están cerca de cumplirlos, una cifra redonda y
especial. Ya no somos ni tan jóvenes, ni tan viejos, edad de hacer balance, aunque
esto se puede decir a cualquier edad.
Nos volvimos
a ver en el colegio, donde hemos vivido tantas horas juntos. Cientos de anécdotas
compartidas, recuerdos, rememoración de sueños, sentimientos.
Los años
pasan, muchas cosas cambian y otras permanecen. Nos hicimos una foto, en las
mismas escaleras donde nos hacíamos la foto anual. Los altos seguían siendo
altos y se pusieron detrás, los bajos seguían siendo bajos y estuvieron en primera
fila (esta vez sin banco). Nos reconocíamos, las caras y los gestos permanecían.
Allí estaba la esencia.
La
magia de volver a ver a los que ya conocíamos, a volver a reconocernos y
ponernos al día. De niño y adolescente conoces a la gente de otra forma, más
espontanea, con menos máscaras, más natural, todo fluye ¡Qué grande poder reencontrarnos!
Momento
especial cuando aparecieron cuatro profesores de nuestra infancia y adolescencia.
De distintas etapas. Instante único, tanto para nosotros como para ellos. Representan
nuestra historia, nuestros inicios. Nos acompañan en la foto.
Foto de reencuentro |
Don
Emilio, que llegó al colegio cuando hacíamos 1º de EGB, acostumbrados al
hermano Blas, Emilio era un soplo de aire distinto, más cercano. Nosotros, sus
primeros alumnos, casi no se nota en la foto que es algo mayor que nosotros. Ayer
cantamos “¡Viva la gente!”, tal como la cantábamos con 5 o 6 años, en 1978/79, al
son de esa guitarra especial. Todavía recordamos la letra y el estribillo, que
al menos a mi me ha marcado “¡Las cosas son importantes, pero la gente lo es más!” (Pulsa aquí y podrás escuchar la canción en las voces de “Enrique y Ana”), que también
estuvieron en nuestra infancia. Emilio se jubiló hace un par de años, después
de 42 años en el colegio, su legado permanece en nosotros.
Marco Antonio
y las ciencias naturales, en esas clases donde ya teníamos entre 12 y 14 años, revolucionados
y revolucionarios, con ganas de explorar. Abriéndonos a la independencia en un
mundo lleno de reglas. Casi estuvo en el colegio lo que estuvimos nosotros,
después fue a buscar nuevos caminos, con los años hemos ido coincidiendo, los
niños nos hacemos mayores.
Don Javier, profesor serio y con buen humor, aunque parezca contradictorio. Lo dice todo que recibió de regalo un jamón y un Oscar cuando se fué. Nos hizo saber que "las normas de convivencia no son un capricho del profesor, sino que van encaminadas a nuestra formacion"; alguno lo copio 200 veces.
La
señorita Lourdes, bendita entre tanto hombre, como cuando llego al colegio y
nosotros teníamos 15 años ¡Qué mayores nos veíamos y nos creíamos! La Salle era
un colegio de chicos, a esa edad éramos todos chicos y nunca habíamos tenido
una profesora joven ¡Os podéis imaginar el impacto! Ayer contaba lo difícil que
había sido para ella. Lo que ha cambiado el colegio, lo que ha cambiado la
educación, lo que hemos evolucionado. A ella se la distingue bien en la foto.
Cómo
hemos cambiado y cómo nos mantenemos iguales. El cambio y lo permanente, la
esencia de cada uno sigue estando ahí. Todo cambia y todo permanece.
Gracias
Miguel Miguel Moreno por impulsar el grupo de Whatsapp, por mantener la unión y
la llama encendida. Gracias a los que os movéis por organizar estos reencuentros,
gracias GGV (Goyo) por el diseño de las camisetas y por apoyar la iniciativa ¡Cuánto
os quiero! ¡Cuánto me alegro de volver a veros! ¡Eché a muchos de menos!
Reconecté
con el niño y el adolescente que fui y que llevo dentro ¡Qué bueno poder sentirlos
junto con el adulto que ahora soy! ¡Qué bueno poder consultarlos cuando tengo
algo que decidir! Toda una mezcla de sentimientos, recuerdos, sueños.
Gracias
a todos por estar ahí, tanto a los que vinisteis como a los que no. Somos historia
común, no somos los unos sin los otros, la riqueza de conocernos, ¡qué bueno
sentirnos conectados! Seguimos caminando juntos, incluso en la distancia.
¡Viva la gente, la hay donde quiera que vas!
¡Viva la gente, es lo que nos gusta más!
…
Y entonces
me di cuenta de una gran realidad,
las cosas son importantes, pero la gente lo es más
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