Esta semana pasé una noche en el hotel NH Madrid Barajas. Una de las cosas que siempre me ha gustado de los buenos hoteles es el desayuno buffet, empezar la mañana desayunando como en casa. Porque supongo que todos en casa desayunáis como cuando estáis en un buffet: zumo de naranja, huevos revueltos con bacón, un poco de embutido con distintos quesos, café y bollería, yogurt y fruta.
Me
debo estar haciendo mayor, porque mi desayuno fue algo más moderado. En cualquier
caso, es una suerte no desayunar todos los días de buffet, porque creo que tiendo
a servirme demasiado. Los ojos comen más rápido que el estómago.
Después
me lo acabo todo, porque en casa, de pequeñito, aprendí que hay que comerte lo
que te sirves. Con toda el hambre que hay en el mundo (lo cual es cierto) y que
es una pena desperdiciar alimentos. La consecuencia es que me voy sintiendo con
pesadez de estómago y si te despistas puedes tener hasta un empacho.
Buffet del NH Madrid Barajas - donde me alojé |
Pues
así es la vida, con muchísimas opciones, muchas cosas que puedes decidir hacer y
muchos proyectos en los que comprometerte. El buffet de la vida. El caso es que
como en el desayuno buffet, no puedes comerlo todo, no puedes hacerlo todo, hay
que elegir.
Puedes
elegir por impulso, según llegas y ves todo lo que hay, escoges, te sirves en
el plato. Es como ir al supermercado sin lista de la compra, vas cogiendo lo
que te apetece de los estantes, lo que suele suponer que compras demasiado.
También
puedes pensar antes de entrar que es lo que te conviene, incluso lo que te
apetece, equilibrándolo con las consecuencias a lo largo de la mañana, no solo
en el momento presente. Puedes hacer una lista mental, igual que haces la lista
de la compra para no comprar demasiado.
También
puedes parar y pensar tres segundos antes de servir algo en el plato. Sentir
más allá del impulso si realmente te apetece, si te conviene. Quizá te pones
los huevos porque lo has hecho siempre y también te comes el donut de chocolate
porque habitualmente no lo haces. Parar un momento puede ayudar a elegir mejor.
Pues para
la vida nos pueden servir estas mismas dos técnicas, antes de sucumbir al
impulso de poner nuevas cosas en la agenda, añadir compromisos.
Podemos
hacer una lista previa, en función
de dónde queramos llegar, como nos queramos sentir, de cómo encaja cada cosa en
nuestra vida. Como la lista de la compra, tener una idea previa de a qué vamos
a decir sí y a qué vamos a decir no (El impulso me suele llevar a que compre
helados, si los compro después me los como, los disfruto, el problema es que si
compro demasiados me como demasiados).
También
podemos parar antes de decir “SÍ” a
un nuevo proyecto o compromiso. No hace falta que contestemos inmediatamente.
Las prisas no suelen ser buenas consejeras. Ver como nos va a sentar en el
largo plazo, no solo en este momento. No dejarnos llevar únicamente por el impulso,
que a veces es valioso pero que en muchas ocasiones nos sobrecompromete.
¿Qué
pasa si ya te has puesto demasiado? El plato ya está a tope. Hemos aprendido a
comerlo todo, lo que te sirves te lo comes, pero si me lo como todo, me empacho.
Quizá no es tan grave incumplir esa norma aprendida de niño, quizá lo puedo tomar
como reflexión para la próxima no servirme tanto. Ahora puedes dejar algo o
puedes guardar algo para luego, aunque quizá en el hotel no te dejen.
Lo mismo
si ya tenemos demasiados compromisos, quizá no sea sano asumirlos todos, quizá
podemos renegociar los plazos, podemos encargar a otro que lo haga o incluso
podemos negociar no hacerlo, asumir que nos equivocamos y nos servimos demasiado.
Si no eres capaz de tachar nada, de dejar nada, tendrás que sufrir la pesadez,
el cansancio o el empacho.
Los
ciclistas, cuando llevan mucho tiempo a un ritmo elevado, llega un momento que
no pueden más, revientan. Los comentaristas suelen decir que ha llegado el
hombre del mazo, te ha dado una pájara. Si lo has sufrido, sabes de lo que
estoy hablando, cada pedalada cuesta un triunfo, si has salido a dar una vuelta,
cuesta volver a casa (mucho más si tienes viento en contra).
En la
vida, si llevas demasiado tiempo a un ritmo elevado, te puede dar una pájara de
la vida, no tienes fuerzas para continuar, necesitas descanso, parar y coger
energía.
Lo
bueno de buffet de la vida es que sigue estando ahí, con múltiples
posibilidades, sigues teniendo vida, vas a seguir teniendo opciones. No sé si
es cierto que los trenes solo pasan una vez, los hay que pasan en infinidad de
ocasiones. Cuídate y no te sirvas demasiado. Si ya te has servido demasiado, mira
a ver cómo descargas.
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