Supongo
que a muchos os habrá pasado, llegan las vacaciones y de repente te llega la
enfermedad, que te obliga a quedarte en la cama o recogido en casa. Tú soñando
con las vacaciones, ese espacio para dejar las obligaciones aparcadas, hacer
otras cosas que te apetecen y te ves “obligado” a descansar.
A
veces estamos tan desconectados de nuestras propias necesidades que las pasamos
por alto. Nos olvidamos de comer o comemos de cualquier forma, no tenemos tiempo
para descansar ni dormir lo suficiente, tampoco para estar con quien queremos y
qué decir tiene para hacer ejercicio, movernos un poco.
El
cuerpo es sabio y nos obliga a parar en cuanto tiene oportunidad ¿Cómo se dará
cuenta de que llegan las vacaciones? ¿Cómo percibe que llega la oportunidad? Llega
el momento de descanso y nos obliga a descansar, en lugar de meternos en una nueva
vorágine. A veces, volvemos de vacaciones y necesitamos otras vacaciones para
recuperarnos de tanta actividad.
Sin
darnos cuenta, en ocasiones, empujamos demasiado nuestros propios límites. Al
empujar los límites, no expandimos, lo que nos permite crecer. Si empujamos
demasiado, nos agotamos, después toca descanso.
El cansancio de encontrar los propios límites (creado con Bing) |
La
respuesta automática cuando nos preguntan “¿Cómo estás?” es “bien ¿y tú?”. Si
el que recibe esa respuesta es amigo, se alegrará y si nos quiere poco, no le
gustará tanto. Si abandonamos el automático y aprovechamos para sentirnos y percibir
como estamos, nos llegará una información valiosa, que nos permite saber lo que
nos conviene.
¿Cómo estás? Si has llegado hasta aquí, aprovecha para sentirte, ver cómo te encuentras y si necesitas un descanso ¿Cuándo vas a descansar? ¿Cuándo te puedes permitir hacer un alto en el camino para recuperar fuerzas? Si no lo haces tú por ti ¿Quién lo hará?
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