Hace
ya tres semanas escribí una entrada para este blog sobre el móvil, el mayor
ladrón de tiempo de estos días, al menos para mí. Me planteaba el objetivo de
soltar el móvil, reducir su uso y recuperar mi tiempo.
He
tardado en volver a escribir, me da cierta vergüenza reconocer que estoy en
gran medida atrapado por el móvil. El objetivo era reducir su uso, más
concretamente, llevarlo solo para recibir llamadas y permitir 15 minutos de Whatsapp
al día. No quería estar desconectado.
Han
pasado tres semanas, con días en los que he estado más cerca del objetivo y
días totalmente atrapado por el móvil. En general ha sido un fracaso. Tres
semanas muy diferentes, una justo antes de las vacaciones de Semana Santa, otra
en plenas vacaciones y otra a la vuelta.
Me doy
cuenta de cómo me absorbe, como ciertas aplicaciones me enganchan. También me
encuentro más cerca de mi hija adolescente, a la que veo atrapada (ahora puedo
decir que como lo estoy yo), con aplicaciones distintas, pero de manera muy
parecida.
El móvil me atrapa - esclavo o dueño |
La mejor
medicina es encontrar una alternativa. Decidir que voy a hacer en lugar de
engancharme al móvil, o de esa actividad-acción que quiero eliminar.
Estas
tres semanas no han sido en vano, han sido muy útiles. El reto de dejar el
móvil me ha permitido poner más consciencia en cómo lo uso, observar como me
dejo atrapar o directamente corro a sus brazos. Cuando estoy aburrido, en los tiempos muertos, cuando estoy solo, especialmente
cuando no tengo un propósito claro.
Sé que
la mejor forma de no dejarme atrapar es apagarlo y dejarlo lejos. Desconectar
el bluetooth del reloj, que está conectado al móvil y me avisa de todas las
notificaciones: correos, WhatsApp, alertas… Toda una fuente de distracción, que secuestra la atención.
Los
días que menos usé el móvil son: los que estuve con gente o aquellos en los que
tenía objetivos claros. Con un objetivo claro, con algo que hacer, no me
acuerdo del móvil, o si me acuerdo, soy capaz de no cogerlo.
Los días
con propósitos más vagos, o con tiempos muertos, me dejaba arrastrar por el móvil,
los minutos previstos se pueden convertir en horas. Se pasa una mañana o una
tarde sin darte cuenta. El móvil, muy útil para pasar el tiempo, para matar el
tiempo, para entretenerse.
Lo triste
es lo que dejas de hacer: el compartir momentos con aquellos que están cerca,
porque estás atrapado por el móvil; las lecturas posibles que nunca fueron
realidad o el tiempo que no encuentras para hacer deporte. Cada uno tenemos
esas cosas que se nos escapan, para las que no encontramos el momento.
Un
propósito claro, un objetivo, un para qué, ayuda a evitar distracciones;
también las del móvil. El mayor ladrón de tiempo, no tener claro que es lo que
quieres, que es lo que te merece la pena. Antes de coger el móvil, date cinco
segundos de reflexión ¿Es ese el mejor uso de tu tiempo para ese momento? Esos
cinco segundos pueden cambiar tu día, pueden apagar el automático y permitirte
ser más consciente.
Si no
eres capaz de resistirte, siempre está el viejo dicho “La mejor forma de no caer
en tentación es no exponerse a ella”. Aleja la tentación, apaga el móvil, póntelo
difícil para cogerlo, déjalo en casa. No hace tantos años, vivíamos sin móvil y
no lo echábamos de menos, no sabíamos que algo así podía existir.
Sun Tzu,
en el arte de la guerra, decía “Si conoces a tu enemigo y te conoces a ti
mismo, no deberías temer el resultado de mil batallas. Si te conoces a ti mismo,
pero no a tu enemigo, por cada batalla que ganes sufrirás una derrota. Si no
conoces ni al enemigo ni a ti mismo, perderás todas las batallas”.
Hoy me
conozco un poco más. También conozco más a mi enemigo, el móvil con sus
distracciones. Estoy un poco más cerca de poder vencer en mis batallas diarias.
Buena suerte con tus distracciones.
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