domingo, 13 de octubre de 2024

Tanto aprovechar el tiempo nos olvidamos de vivir

¿Sabes que es la cronopatía? Pues es una palabra que al menos mi diccionario de Word no tiene. Me avisa y la subraya en rojo, para que la corrija. Será que se escribe de forma poco habitual.

Hace unos años tampoco era habitual el uso de la palabra procrastinar, casi todo el mundo se dejaba, y se deja, la r después de la c al hablar de la acción de posponer a un futuro de tiempo infinito. Parece que mañana nos va a dar tiempo a hacerlo todo. Al llegar mañana encontraremos la excusa para dejarlo para pasado.

No he encontrado el término cronopatía en el diccionario de la RAE. Si el de procrastinar, como aplazar, posponer, retrasar, postergar, demorar, retardar, dilatar o aparcar. Un montón de sinónimos para un hábito que a veces practicamos.

He escuchado el término cronopatía a Marian Rojas Estapé, propia de gente que necesita estar haciendo cosas y el “no hacer” les genera ansiedad. Podemos decir que es la necesidad del aprovechamiento patológico del tiempo.

Las personas con cronopatía experimentan ansiedad cuando no están haciendo algo “productivo”, ya que sienten que están desperdiciando el tiempo. Esta condición está relacionada con el estrés y la presión social de ser siempre eficientes, sin permitir momentos de descanso o disfrute.

Obsesión por aprovechar el tiempo que genera ansiedad e insatisfacción
Debo reconocer que tengo cierta obsesión con el tiempo. Para mi el tiempo es vida y desaprovechar el tiempo es desaprovechar la vida. Aunque a veces, lo mejor que se puede hacer es “no hacer”, dejar de hacer, parar.

Puedes pensar que para “aprovechar” el tiempo hay que programar cada minuto, cuando hay veces que es mejor fluir con lo que venga, dedicar la tarde a lo que surja, sin prisa, sin estrés, sin programa. Aunque planificar cada minuto puede parecer/ser eficiente, a veces es mejor fluir sin estrés y disfrutar del presente.

El tiempo pasa, realmente no lo gestionamos, no lo controlamos, solo gestionamos las actividades a las que nos dedicamos en ese tiempo, gestionamos la energía que tenemos. Si dejamos que nos dirija la tiranía del reloj podemos pensar que no hacemos lo suficiente, que no aprovechamos el tiempo. Pero ¿Cuánto es suficiente?

Lo importante con el tiempo y su uso es como nos hace sentir. Una afección común en nuestra sociedad es el estrés, relacionada con el ansioso aprovechamiento del tiempo. Obsesionados con aprovecharlo, nos fijamos en lo que no hemos hecho, y eso nos genera ansiedad.

Tanto querer aprovechar el tiempo nos olvidamos de vivir, de disfrutar del momento. Pensando en lo siguiente, en todo lo que tenemos que hacer, perdemos la capacidad de disfrute, de simplemente estar.

Cada uno escoge como aprovechar su tiempo. Se da la paradoja de que la mejor forma de “aprovecharlo” puede ser “desaprovecharlo”. Aprovecharlo para mí desaprovechándolo desde el punto de vista de la sociedad. Voy a aprovechar la tarde del domingo para parar y disfrutar.

Ya no quedan plazas en el curso de gestión del tiempo que empieza el 15 de octubre. Si quieres que te avise para el próximo, puedes escribir a Clara Martínez en (cmcenicerosf@ubu.es).

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