miércoles, 2 de octubre de 2024

Prepararse para el invierno. La comunidad de la leña

Nos vamos acercando al invierno. En Burgos, donde vivo, va llegando el frío. Como hacen las hormigas previsoras, esta semana ha tocado hacer acopio de leña, para calentar la casa ante la inclemencia.

La leña da calor varias veces, no solo cuando la quemas. Primero calienta cuando se corta, cuando se limpia el monte. Después calienta cuando se carga y lleva. También al deshacerla en trozos más pequeños y cuando se almacena en la leñera, hasta el día que se quema.

Los ciclos de la leña - acopio para el invierno
La forma tradicional de calentar la casa se va perdiendo ante formas más cómodas. Sin embargo, el calor de la chimenea o estufa de leña tiene una calidez especial, más allá del simple calor. Las llamas y olor de la madera crean un ambiente acogedor, conecta con una forma de vida más antigua, más cercana a la naturaleza, a los ciclos del entorno y al encuentro alrededor de la lumbre.

El proceso de hacer llegar la leña hasta el hogar, de encender el fuego y mantenerlo, es un rito que nos conecta con nuestro pasado. El fuego como fuente de supervivencia, protección y encuentro. El fuego invita a la contemplación, a la calma y a la relajación, además de ser metáfora de transformación.

Esta semana ha tocado meter la leña en casa. Ha sido una experiencia de comunidad, de conexión con las personas que pasaban. En una ciudad, como es Burgos, no conoces a quien te cruzas como en un pueblo. Muchos de los vecinos que pasaban, sin conocernos, se han ofrecido a ayudar. Muchos han comentado que bueno es el calor de la leña, los recuerdos que les traía. Otros se han ofrecido a acercar la carretilla y muchos se han acercado a hablar.

Una oportunidad para conocer a los vecinos, para charlar un rato, para construir comunidad y encuentro. La leña une, no sólo cuando la empleamos para la lumbre. La naturaleza nos une, nos conecta, con nuestro pasado, nuestra historia y con los que tenemos al lado.

A diferencia de otros sistemas de calefacción, que son casi automáticos, la leña requiere trabajo físico, tiempo y planificación. Transforma el simple acto de calentar en algo que involucra un ciclo de preparación. No solo desde que se corta la leña, sino desde antes, cuando el árbol crece aprovechando la energía solar, esperando ese crecimiento y la renovación del bosque para poder obtener de allí la energía.

Calentarnos de forma tradicional invita a ser conscientes de estos ciclos más largos, de la pausa y una forma de vida más serena. También una vida más conectada con la naturaleza y con los demás, creando la comunidad de la leña, con el bosque y con nuestros vecinos.

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