¿Pueden
1+1 ser 3? ¿Podemos obtener juntos más de lo que obtendríamos sumando lo que
conseguiríamos por separado? Eso es la sinergia, cuando sumando esfuerzos
conseguimos más para poder repartir. Eso ya lo sabían nuestros antepasados
cuando se juntaban a cazar un mamut. Si nos dejamos arrastrar por el egoísmo,
que lleva al individualismo, se nos olvida.
El
sexto hábito para Stephen Covey es el de la
sinergia, el todo es más que la suma de sus partes, y a ello ha dedicado todo
un libro “La tercera alternativa”. Ante una divergencia de opiniones o de
alternativas podemos dedicar nuestros esfuerzos a atacar la alternativa
contraria y a ensalzar la nuestra o podemos dedicarlos a encontrar una
alternativa mejor.
Foto de Sinergia Team and Training |
Las mentes
a la defensiva son poco creativas o colaboradoras. Si estamos en medio de una
discusión es buen momento para dejar de discutir y empezar a escuchar. Rara vez
tenemos toda la razón y mediante la escucha (quinto hábito) podemos encontrar aspectos valiosos en la otra opinión que nos
pueden llevar por caminos no explorados.
Decía
Sigmund Freud “Si dos individuos están siempre de acuerdo en todo, puedo
asegurar que uno de los dos piensa por ambos”. Aun así nos gusta rodearnos de
los que se parecen a nosotros, nos dan la razón, opinan igual. Nos gusta leer
lo que refuerza nuestro punto de vista e ignorar lo que lo contraviene. Esa es
la receta para el inmovilismo.
Podemos
crecer, encontrar nuevos caminos, si nos abrimos a explorar otras rutas. Si
siempre seguimos los mismos pasos es difícil encontrar nuevas soluciones. En
lugar de juntarnos con los que se parecen a nosotros busquemos la diversidad, lo
que nos puede enriquecer de los demás. En el núcleo de la sinergia está el
valorar las diferencias, tanto mentales como emocionales.
Cada
uno llevamos nuestro mapa a cuestas y no vemos el mundo como es sino como somos
¿Qué será primero “creo porque veo” o “veo porque creo”? Lo que creemos nos
lleva a ver las cosas de distinta forma, sí creo que Paco es un vago y me lo
encuentro echando un sueñecito pienso “¡no pega ni sello!” y si creo que es un
tío trabajador pienso “¡está reventado de tanto trabajar!”. En ambos casos
refuerzo lo que creía inicialmente.
Sabiendo
que cada uno lleva su mapa, su representación de la REALIDAD, sabremos respetar
el mapa del otro y poder entre los dos construir un tercer mapa más parecido a
esa realidad. Las diferencias nos permiten complementar mejor los mapas. Por eso
cada día se valora más trabajar en un entorno multicultural.
El
origen del conflicto no suele ser “la cuestión” sobre la que se discute, hay
raíces más profundas. Lo más difícil de superar suele ser el orgullo disfrazado
de coherencia, cuanto más defendamos una posición más nos anclamos en ella ¿Has
seguido alguna vez defendiendo una posición que ya sabías equivocada por
coherencia? Seguro que a otros si les ha pasado.
Cada
uno tenemos unas fortalezas y tenemos que buscar quien las complemente. La fábula
de los animales en la escuela de R.H. Reeves nos explica esto en una escuela
particular ¿Por qué centrarnos en las debilidades? Apoyados en la filosofía ganar-ganar del cuarto hábito de Covey podemos
encontrar soluciones superadoras.
La
próxima vez que formemos parte de una discusión, antes de vernos secuestrados
por la amígdala, probemos a decir “¡Bien! Usted lo ve de otro modo”, nos dará
el tiempo suficiente para pensar que ese otro modo puede tener aspectos
enriquecedores y que juntos podemos buscar mejores soluciones.
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