Nuestros
pensamientos nos llevan a sentir de una determinada manera y a actuar en
consecuencia. Nuestras acciones a su vez nos llevan a tener unos resultados,
tanto en el corto como en el largo plazo.
Podemos
tener mentalidad de escasez o de abundancia. Escasez, si tú recibes más yo recibiré menos, si tu ganas yo pierdo
o abundancia, hay suficiente para
todos y aún sobra, podemos ganar los dos.
Para Stephen
Covey existen seis formas de pensamiento en las relaciones:
- Ganar-ganar: soluciones satisfactorias para ambos.
- Ganar-perder: competimos por un bien escaso (mentalidad de escasez).
- Perder-ganar: me sacrifico para que tú estés satisfecho (el mártir).
- Perder-perder: si yo no gano tu tampoco.
- Ganar: si yo gano me da lo mismo lo que suceda con el resto.
- Ganar-ganar o no hay trato: si los dos no quedamos satisfechos no hay acuerdo.
Si
siempre gana el otro y yo pierdo probablemente me cansaré de jugar a ese juego,
no querré hacer más tratos. Si siempre gano yo y el otro pierde, será él quien
no quiera juntarse conmigo. Mucho menos sostenible es estar siempre luchando
para perder, es poco productivo darse cabezazos contra un muro a ver quién
tiene la cabeza más dura. Tampoco nos gusta ir con el que sólo se preocupa de sí
mismo, sin pensar nunca en el de al lado.
Tener
la intención de que ganemos los dos nos lleva a relaciones de largo plazo, a relaciones
de confianza, donde todo es más fácil. Poder confiar nos ahorra muchos
esfuerzos. La confianza y la comunicación son el aceite que engrasa el trabajo
en equipo y los resultados del equipo.
Si
jugando al fútbol, o trabajando, no me fío del compañero que está a mi lado,
tiendo a ir a cubrir ese espacio, supervisar, vigilar sus posibles errores,
descuidando posiblemente mis propias responsabilidades, los que entran por mi
zona del campo.
El
tipo de pensamiento con el que me aproximo a las relaciones tiene mucho que ver
con mi consideración por mí mismo y la consideración que tengo por los demás,
con el respeto por mí mismo y por los demás. Como vemos en el gráfico, el
respeto mutuo lleva a relaciones ganar-ganar.
Y en
ocasiones hay que saber decir “NO” si no somos
capaces de encontrar un acuerdo satisfactorio para ambas partes, de forma que
preservemos la relación. Los acuerdos en los que alguien pierde dañan las
relaciones.
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