domingo, 16 de agosto de 2020

Una escala de grises entre el blanco y el negro. Entre veleta y perseverante

Esta semana, como el año pasado, tenía previsto hacer varias etapas del Camino de Santiago, entre Logroño y Burgos, con mi hija Sofía. El objetivo de la semana claro, alcanzable, dividido en etapas diarias, ya solo quedaba caminar.

Comenzamos ilusionados en Logroño, camino de Navarrete y Nájera, disfrutando del camino, la compañía y el paisaje. En la etapa entre Nájera y Santo Domingo de la Calzada, en Azofra, a los 5 km de salir, un mal tropiezo y tobillo resentido. Eran las 9:05, aplicar hielo y esperar a las 9:30 que abría la farmacia para hacer un vendaje, confiando en poder proseguir, cumplir con el plan.

vendaje para poder continuar
Vendaje para poder continuar

Creo en la importancia de la perseverancia y la constancia para llegar a la meta. Qué las dificultades siempre aparecen y que la voluntad vence muchas barreras. Así que decidí continuar, a pesar de la sensatez de mi hija de 11 años diciendo que lo podíamos dejar para otra ocasión. El abandono, en contraposición a las ganas de llegar, no cabía en mi cabeza.

Desde el punto de vista positivo se puede decir constante, perseverante, tenaz. Lo mismo que decir cabezota, testarudo, obstinado, terco, tozudo; que no suena tan positivo. Al fin y al cabo, depende de cómo se mire.

Empeñado en seguir, hicimos la etapa, con bastantes molestias, llegando 15 kilómetros más adelante a Santo Domingo de la Calzada. Todavía confiaba en seguir al día siguiente, pero 45 minutos de parada me hicieron ver que no era adecuado.

La reflexión que me hago tiene que ver con lo que en psicología se conoce como el sesgo de la inversión hecha. Cuando ya has invertido tiempo, esfuerzo, dinero, en algo, sea proyecto, estudios u otras cosas, aunque todo indique que sería mejor dejarlo, hay un sesgo que favorece la opción de seguir adelante, en caso contrario sería reconocer la pérdida de lo invertido, reconocer la equivocación, renunciar. Esto me impulsaba a continuar, a llegar hasta Burgos.

Es difícil decidir cuándo es suficiente, cuándo no merece la pena continuar. No es cierta la frase “si quieres puedes”. Y, a veces, aunque puedas, no merece la pena continuar. Casi seguro que aunque a rastras hubiese llegado.

En mi entorno tiene muy mala prensa la inconstancia, lo inconsecuente, ser cambiante, variable o veleta. Es muy importante perseverar, cumplir objetivos. Sin duda sigo pensando en su importancia, fundamental para lograr determinados objetivos. En mi caso tengo que aprender que a veces no merece la pena, que se puede abandonar, al menos temporalmente.

Entre dos extremos hay una gran escala de grises. Entre el perseverante-cabezota y el veleta hay muchos grados. Finalmente abandonamos el camino en Santo Domingo de la Calzada, lo continuaremos en mejor ocasión.

La planificación se hace cuando se dan unas condiciones, y cuando las condiciones cambian, lo sensato es cambiar el plan. Lo contrario es cabezonería, aunque lo vendamos como perseverancia.

3 comentarios:

  1. Hola Nacho,
    Espero ya te hayas recuperado y estés en forma.
    Cómo bien indicas en tu blog hay que saber cuando un proyecto debe reorientar se o cambiar ante agentes externos no previstos y no controlables.
    Es difícil determinar ese punto, pero es obvio que no debe omitir se, pues continuar por orgullo o cabezonería quizás pueda llevarnos a la meta, pero habiéndose consumido unos recursos no justificables.
    Cuidate!! Y nos vemos pronto
    Saludos
    Antonio

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  2. Hola Nacho. Muy de acuerdo con tu reflexión. Creo que el "si quieres, puedes" ha hecho bastante daño. Si quieres (y se dan las condiciones necesarias) puedes. También se pueden cambiar los objetivos y volver a ser tenaz.
    Me alegro de saber de ti. Cuídate, amigo!!

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    1. Luis, estaría bien tomar unas cañas. Espero que te vaya bien!!! Un abrazo :-)

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