Podemos
estar tan abrumados por el día a día que no levantamos la vista de lo que
tenemos entre manos, no paramos de hacer, pensando que, con trabajo duro, con
dedicación, todo irá bien.
Todo
el día haciendo es ir como pollo sin
cabeza, sin saber si lo que hacemos es lo que nos conviene hacer, si es lo
mejor que podemos hacer. Hay esfuerzos que no suponen ningún provecho, ni
para mi ni para los demás. Nuestras fuerzas son limitadas, no podemos hacerlo
todo, así que es mejor decidir a qué nos conviene dedicarnos.
Creo
en la cultura del trabajo, del esfuerzo. Creo que los frutos vienen después de una acción coherente. Puede que alguna
vez tengamos “suerte” por casualidad. La
“suerte” recurrente se crea por la acción adecuada.
Puede
que la línea recta sea la distancia más corta, pero no siempre es la más rápida.
En la línea recta podemos encontrar un barranco que no podemos cruzar, lo que
nos hace dar una gran vuelta. La línea recta nos puede hacer subir una cumbre
que hubiese sido mejor rodear.
Mirar
a lo lejos, hasta el objetivo, describiendo el camino y sus obstáculos, nos
ayuda a planificar mejor la ruta. Podemos
definir cuales serán las etapas, medir los esfuerzos, establecer los descansos.
Equilibrar
planificación y la acción. El que hace sin planificar, es un pollo
sin cabeza. El que se pasa el día planificando sin hacer es un soñador, solo
sueña con lo posible, sin hacer nada para que lo posible se convierta en
realidad.
Usar los prismáticos para mirar. Sin mirar no es posible ver |
¿Dónde
quieres estar dentro de cinco años? ¿Qué es lo que tendrías que hacer/lograr
este año? Establece las etapas ¿Qué toca este mes? Definir lo que voy a hacer
esta semana y ver si va a ser demasiado dura.
Si voy
a tener una época con demasiados retos, planificar un descanso, una
recuperación, como hacen los deportistas a lo largo de la temporada. Viendo la
semana que voy a tener por delante me puedo plantear como me preparo durante el
fin de semana.
Los
prismáticos son una herramienta valiosa para mirar a lo lejos, ver lo que nos
viene, poder prever y planificar. Pero si no miras al futuro no serás capaz de
ver.
Es
difícil prever el futuro, por no decir que imposible. Los planes no serán perfectos,
la visión será inexacta, pero sin mirar no podrás ver.
Te propongo un ejercicio, dedica un rato a mirar, a pintar o coger fotos de como te gustaría estar dentro de cinco años. Juega a definir los caminos para llegar allí.
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