Este
fin de semana he estado en un taller donde el tiempo pasaba sin darte cuenta.
Sin reloj en la muñeca, el tiempo se desliza mientras estás absorto en lo que
te interesa. Tiempo vivido y aprovechado en lo importante. Lo que Csíkszentmihályi
define como tiempo de flujo (Flow), donde estás sin esfuerzo y los frutos son
abundantes.
Hay
otro tiempo, que también pasa rápido, no tan aprovechado, donde nos despistamos
con cualquier cosa. Cuando tenemos pendiente un proyecto que no nos apetece,
tendemos a ocuparnos con cualquier otra cosa, despistando la atención de lo que nos “convendría” hacer.
Ayer
hablaba de esto con una compañera del taller, que se proponía, creo que no por
primera vez, hacer con más tiempo, ponerse antes, con los proyectos e informes
que tiene que entregar (como cuando decides que para el próximo examen te pones
con más tiempo).
Yo me
incluyo, con tantas personas en humanidad compartida, entre los que vamos
dejando para después. Muchas veces no
nos ponemos hasta que la amenaza de no hacerlo supera la fuerza de la pereza.
Cuando estamos con el agua al cuello reaccionamos, seguimos nadando
esforzadamente, hasta llegar a la orilla, cumpliendo con el plazo a duras
penas. En parte satisfechos porque lo
hemos conseguido y en parte decepcionados porque podríamos haberlo hecho mejor,
además de estar agotados.
Se me
ocurren, al menos, dos motivos para seguir procrastinando, para seguir
posponiendo hasta el último momento:
- La
premura hace que te centres en lo importante: este es el famoso “trabajo
mejor bajo presión”. Que es más una justificación que una realidad. Con tiempo
el trabajo se hace mejor, con prisa es fácil que te dejes cosas importantes. Si
lo que te pasa es que te despistas con una mosca, mejor atacar el problema,
aprender a dirigir la atención, sin necesidad de una presión extra. Tu cuerpo
te agradecerá una menor presión, sin estrés sufre menos.
- Salva
tu prestigio: ante el miedo de no ser capaz, de no ser
suficiente, de no saber o la posibilidad de hacer un mal trabajo, el posponer
te da la justificación perfecta “No es que no sepa, es que no he tenido
tiempo”. No soy torpe, simplemente me despisto. Quizá sea mejor salvar tu
prestigio porque te pones a tiempo y con tiempo, lo que casi seguro resultará
en un mejor trabajo (y repito, con menos estrés).
Imagen de la TED Talk de Tim Urban "Inside the mind of a master procrastinator" (merece la pena verla; ¿Cómo controlar al mono de la gratificación instantanea?) |
- Lo primero es ver si lo que estoy posponiendo es realmente importante. A veces pospongo porque lo tendría que hacer otro o porque no es importante. Si es el caso, solucionado, lo tacho directamente de la lista. Pero si es importante, decido hacerlo.
- Si decido hacerlo, ya no es algo que se me impone desde fuera, es algo que yo decido. Así que toca reservar un hueco para ello como si ese hueco fuese sagrado, solo temas graves me sacarán de ahí.
- Cuando llega el momento, cuesta ponerse, es difícil empezar, hay que superar la barrera de la pereza. Por fortuna, en muchas ocasiones, la pereza se esfuma a los cinco minutos. Así que, el mejor consejo, empieza y vamos viendo.
- La atención se dispersa, es fácil irse detrás de cualquier mosca. La técnica Pomodoro puede ayudarte a perseverar y mantener la atención.
- Finalmente celebrar el llegar a la meta, celebrar que lo he conseguido con tiempo.
Empezar
con tiempo ayuda a gestionar los imprevistos que pueden surgir, disminuye el
riesgo de hacerlo de manera insuficiente, aunque incrementa el riesgo de que te
despistes con cualquier cosa. Ataca el problema de raíz, cuida tu atención y
ella te cuidará a ti.
Posdata: El
perfeccionismo nos lleva a procrastinar por miedo a no hacerlo perfecto.
Aquí una procastinadora extrema, hasta de las cosas q sí quiere hacer... El caso a veces es no hacer lo q toca. Creo q en ocasiones también temas inconscientes son clave, pero en cualquier caso cuidar la atención es fundamental!! Gracias!!🤗
ResponderEliminarGracias Adela por tu comentario ¿Por qué no hacemos lo que nos conviene? A veces también a mi me pasa, incluso si lo que me conviene es parar y no hacer
EliminarHace poco leí no recuerdo donde algo similar, si la procrastinación puede venir de la falta de motivación la disciplina puede hacer recuperar el foco.
ResponderEliminarGracias por tus artículos.
Gracias David por tu comentario. La motivación, encontrar un motivo para la acción
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