¿Alguna vez has sentido que estás arrastrando una cadena pesada que te impide avanzar libremente? Esa sensación de estar encadenado a algo que te pesa, que te limita y te consume lentamente. En ocasiones, estas cadenas no son de metal, sino de emociones complicadas que atan nuestra mente y corazón. Hoy quiero hablarte sobre una de esas cadenas emocionales: las relaciones que ya no nos nutren, pero que nos cuesta dejar ir.
Hace años
que tengo una relación con un amigo, hemos hecho cosas juntos, nos hemos apoyado,
teníamos intereses e ilusiones comunes. Nos entendíamos bastante bien. Era
alguien a quien valoraba y todavía valoro. Sin embargo, con el tiempo, algo
cambió. Nuestra comunicación se volvió superficial, los intereses e ilusiones
ya no son tan comunes, no siento que la relación fluya y cuando nos juntamos acabo
cansado, sin energía.
Hoy,
comentándolo con mi hijo Juan, ha hecho una metáfora muy certera. Es como si estuviera
arrastrando una bola de hierro atada a mi tobillo. Como si algo me mantuviese
atado al suelo y no me dejase volar, que es lo que yo quiero.
Intenté
mantener la relación a flote, pensando que quizás era solo una fase pasajera,
que todo volvería a ser como antes. Pero la realidad era otra. Cada interacción
se volvía más agotadora, más difícil de sostener. Me di cuenta de que esta
relación ya no me estaba nutriendo, sino que me estaba lastrando. Estaba
impidiendo mi crecimiento personal, absorbiendo mi energía y limitando mi
capacidad para conectar con otros.
Llega el
punto en el que tengo que ser honesto conmigo mismo y reconocer que seguir
aferrándome a esta relación me está causando más daño que bien. Tomar la
decisión de dejar ir una relación no es fácil. Dejar ir a alguien a quien has
apreciado y con quien has compartido tantos momentos duele. Pero a veces, la
única forma de liberarte, es soltar lo que te está reteniendo, aunque eso
signifique enfrentar el dolor de la pérdida.
Aprender a dejar ir es un proceso doloroso pero liberador. Nos permite abrir espacio para nuevas conexiones que nos nutran y nos hagan crecer. Nos enseña que es importante priorizar nuestra propia felicidad y bienestar, incluso si eso significa alejarnos de personas que alguna vez fueron importantes para nosotros. Porque al final del día, nuestra salud emocional y nuestro crecimiento personal está en juego.
Así
que, si te encuentras en una situación similar, si sientes que estás
arrastrando una cadena que te impide avanzar, te animo a que te des permiso
para soltarla. Permítete liberarte de relaciones que ya no te compensan, por
más difícil que sea. Confía en que al dejar ir lo que te pesa, estarás abriendo
espacio para nuevas oportunidades y conexiones que te llevarán hacia adelante
en tu camino hacia la felicidad y el crecimiento personal.
Sabia reflexión, interesante y útil para ir más ligeros de equipaje en la vida. Gracias Nacho.
ResponderEliminarQue lindo Nacho leer lo que escribes. Enric Corbera dijo en una conferencia: "Bendigan cada experiencia que estén viviendo, por muy dolorosa que sea". Hay amistades que pesan hoy, pero que nos dejan una enseñanza.... a tomarla y a sacarnos la mochila que nos da peso, con la confianza que mientras duró fue fructífera, llegó para enseñarnos como personas algo, y también la dejamos de lado y nos esta enseñando otro tanto!!!!.
ResponderEliminarAbrazos desde Argentina
Así es, ¡¡qué bueno es leerte!!
EliminarGestionar está situación de manera adecuada es una gran cualidad. A veces se pueden producir daños colaterales que pueden impedir la decisión, o simplemente que puede tener un coste económico. Como teoría la compro, porque tú salud mental es prioritaria. A veces no es tan fácil dejar ir. El boomerang le dejas ir y vuelve. Gran reflexión.
ResponderEliminarNo es fácil, aunque no nos convenga, a veces estamos más cómodos en lo conocido
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