En el
equilibrio está la virtud. Muchas veces me cuesta involucrarme con determinadas
iniciativas porque sé que me acabo sobrecomprometiendo. En determinados ámbitos
me cuesta decir “así es suficiente” y sigo exigiéndome más, algunas veces más
allá de lo razonable.
Este
sobreesfuerzo también me ha dado buenos resultados. Cuando le metes mucho
trabajo todo suele ir bien. El tema es saber cuando es suficiente, cuando te
estás pasando.
Esto
puede pasar en distintos ámbitos, tanto en el trabajo como en casa. Aunque en
general lleva a resultados, otras veces puede ser contraproducente. Cuando
tienes un equipo y les llevas más allá de los límites, cuando te vuelves
también exigente con los de alrededor, no solo cuando te pasas contigo mismo.
Estas
últimas semanas he hecho el curso de mindfulness y autocompasión y una de mis
conclusiones es que en determinadas circunstancias me va bien reducir mi
autoexigencia.
Soltar
determinadas cosas, reducir el esfuerzo en otras en las que solo yo percibo que
hay que hacer más (cuesta darse cuenta). Soltar, deja tiempo para otros
aspectos, que a veces son más importantes. Tener espacio hace que veas
posibilidades.
Atrapados
en la autoexigencia, que tiene que ver con el perfeccionismo, nos enredamos, me
enredo, en pequeños detalles. Dejo sin hacer otras cosas, me agoto
innecesariamente.
La
autoexigencia está relacionada con el burnout, el síndrome del trabajador
quemado. La excesiva dedicación, la autopresión constante, el perfeccionismo y
la sobrecarga de trabajo puede llevar al agotamiento emocional y mental.
Agotada por el exceso |
Ser
compasivo conmigo tiene que ver con tratarme
bien, saber que lo que me pasa a mí le pasa a más gente (humanidad
compartida) y mindfulness (darse cuenta, estar aquí y ahora).
La
gran pregunta “¿Qué necesito ahora?”.
Que quizá no sea lo que quiero, o lo que me apetece, sino lo que me va bien.
Siempre
se puede hacer más, lo que no quiere decir que hacer más compense, que sea lo
que necesitamos. Tampoco la vía para llegar donde queremos llegar. Encontrar tu
equilibrio, lo que te sienta bien, lo que te lleva donde quieres ir.
Soltar
la autoexigencia tampoco significa conformarse con la mediocridad, sino más
bien adoptar una perspectiva más realista y compasiva hacia ti mismo mientras
buscas un equilibrio saludable en tu vida.
Reconoce tus límites, lo que te sienta bien. Se amable contigo cuando estás cansado, el descanso nos recarga. Encuentra tú equilibrio sin olvidarte de ti.
"Soltar determinadas cosas, reducir el esfuerzo en otras en las que solo yo percibo que hay que hacer más (cuesta darse cuenta)." Me sirve esta frase!! :-) Gracias!
ResponderEliminarPor otro lado, a mí me pasa a veces que me enredo con los detalles finales de algo, por perfeccionismo... Pero también porque terminar implica pasar a otra cosa y me resulta más fácil seguir con lo que estoy ya concentrada que iniciar algo distinto! 😅
Adela, al menos te das cuenta de que cuesta el cambio, que te resulta más fácil seguir con lo mismo que ya estás
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